Capítulo Vigésimo Noveno

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Alejandro y Héctor se lanzaron a sostener a Antonieta.

- Sueltenme...

- Estrella, llama a la policía y una ambulancia. - Estrella lloraba mientras hablaba 

- Me las vas a pagar Esteban.. Por haberme rechazado.

- Dame algo con qué detener la hemorragia - Emiliano corrió a buscar unas toalla en la cocina. 
Fernanda estaba congelada en su sitio y las lágrimas caían en su rostro. María José lloraba arrodillada en el suelo. Emiliano le entregó la toalla y Esteban presionó sobre el abdomen de Patricio. 

- Hijo... No debiste hacer esto - Esteban se angustió. Era mucha sangre, no entendía por qué Patricio había hecho eso.

- Quiero, quiero verla... 

- ¿A quién muchacho? 

- A mi... A... A mi madre - Esteban frunció el ceño, Sabía que patricio era adoptado, y que además la mujer que lo había criado había muerto. Pensó que deliraba. 

- Tranquilo hijo... Ya llega la ambulancia. 

- ¿Tu.... Eres...? - Tragó saliva, empezaba a sentir que se quedaba sin fuerzas - ¿eres mi.... Padre?

- Patricio... Escucha... Estas diciendo incoherencias, respira y quedate conmigo

- Esteban... Patricio no esta diciendo incoherencias, Patricio es hijo de mi madre... - Fernanda lo dijo y Esteban sintió un frío en el cuerpo... 

- ¿Qué dices? - La ambulancia llegó y rápidamente actuaron, se llevaron a Patricio y la policía llegó unos minutos después, para llevarse a Antonieta quien soltaba maldiciones para Los San Román. 

En el Hospital, Esteban estaba sobre un sofá en la sala de espera, Fernanda le había contado la historia, Patricio podía ser su hijo, y había aceptado una bala por él. El médico pidió hablar con los familiares de Patricio Chavero.

- Soy ... Es probable que sea su padre, digame.

- Está fuera de peligro, pero perdió mucha sangre, debemos hacer una transfusión, es B negativo. 

- Soy B negativo. Yo donaré. 

- Perfecto, vamos por acá. 

Esteban donó y pidió al laboratorio procesaran una muestra de ADN entre Patricio, él y María. Al terminar salió a la sala de Espera, aun tenía una tarea que cumplir, decirle a los hijos de Loreto que estaba muerto. 

María durmió el día entero, no solo gracias a los sedantes, sino también por el agotamiento. Sus ojos tenían marcas de cansancio, Esteban velaba su sueño y daba gracias a Dios por tenerla de nuevo. Ella comenzó a despertar y el se acercó para estar en su campo visual. Le sonrió y acarició su mejilla.

- Esteban... 

- Hola, ¿Cuando vas a dejar de darme sustos? - Ella sonrió pero se puso seria al instante. - Mis hijos...

- Están bien... Hoy es el funeral de Loreto. Están allí. - A María se le empañaron los ojos, Loreto había sido un compañero por años, aunque no lo amara, hubo buenos momentos. Pocos, pero ella recordó el inicio, cuando el se desvivía porque ella lo amara. 

- ¿Cómo lo tomaron?

- Están tristes, pero lo superaran. 

- Me duele todo - Ella trató de acomodarse y Esteban la ayudó, le acomodó las almohadas. - ¿qué sucedió con Antonieta?

- En la cárcel, donde tiene que estar. - María asintió entristecida. 

- María... ¿Por qué no me dijiste que tuviste otro hijo mío? - María abrió los ojos. 

"La Sombra del Dolor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora