Capítulo 10: La cena - parte 2

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El saludo dura un rato, lleno de desafío en la mirada, no es hasta que aclaro mi garganta que ambos se sueltan.

Miro con desaprobación a ambos antes de girarme hacia mi madre, quien está tan sorprendida como yo, porque mi padre no suele comportarse así.

—Te ayudaré en la cocina, vamos. —Entrelazo uno de mis brazos con el suyo y caminamos rumbo a la cocina. Sé que es mala idea dejar a esos dos solos pero no quiero quedarme ahí a ver cómo se fulminan con la mirada, además me agradaría que golpeen a James. —¿Qué le pasa a mi padre? —pregunto en cuanto llegamos a la cocina.

—Al parecer no ha tenido un buen día, está muy estresado por el trabajo, ya sabes —dice un poco cansada y suspira, yo sólo asiento con la cabeza—. Bueno, y tampoco creo que le agradara mucho la idea de verte besando a tu novio.

—Eso fue tu culpa, yo ni siquiera quería besarlo.

—¡Ay vamos! Pero si es muy lindo, y sus labios son muy rosados, ¿acaso no los envidias? —dice muy entusiasmada.

Me quedo pensando un momento, la verdad es que nunca me he fijado en eso, ni me agradaría ver a James de esa manera, exceptuando el día que estaba borracha, pero tampoco es que me interese mucho hacerlo.

—No es como que me esté fijando en que mi novio —suena tan raro decirlo, incluso sabiendo que no es real— tiene los labios más lindos que yo, madre.

Me acerco a donde está mi madre, el olor de la comida entra por mis fosas nasales, siempre me ha encantado cómo cocina, lástima que yo no obtuve ese don de ella, lo único que tengo es su mal humor.

—Bueno, bueno, cuéntame de él, ¿Qué se siente ser novia de alguien famoso?

—Bueno, no creo que deba ser diferente por eso, pero no lo sabe nadie, preferimos que sea en secreto.

—¿Preferimos? Me suena más a lo que harías tú —dice mientras revuelve la comida.

—Sí, ya sabes que no me gusta llamar demasiado la atención —digo rodando los ojos.

—Pero créeme que aunque él no fuera famoso llamaría la atención, porque es muy guapo.

—¡Madre! —grito.

—¡No te pongas celosa! Tu bien sabes que es guapo —se encoge de hombros y me señala el mueble donde se guardan los platos.

Tomo un par de platos y los llevo hasta donde está ella, comienza a servir la comida.

—Bueno y aunque así lo fuera me gustaría que siguiera siendo en secreto.

—Lo sé, te conozco —dice con indiferencia.

Me toma por los hombros y me sienta en una de las sillas que están en la barra de la cocina, me mira a los ojos, se ve muy emocionada y la sonrisa que tiene en la cara hace que se vea más joven de lo que es.

—Esta noche he preparado algo muy especial que sé que le va a encantar, y no quiero desperdiciar ningún segundo sirviendo la comida. —Se separa un poco de mí y aplaude un par de veces, la entrada trasera de la cocina se abre dejándome a una chica y un chico, ambos vestidos de camareros— Ellos son Mario y Angie, y nos harán el favor de servir la comida esta noche.

Los observo a ambos y les sonrío a forma de saludo, entonces volteo hacia mi madre y me torno seria.

—¿Podemos hablar un segundo? —digo en tono serio.

—Claro. —Se voltea hacia los chicos— ¿Nos permiten un segundo?

Ambos chicos salen por la misma puerta por la que entraron y mi madre voltea a verme, al principio tiene una gran sonrisa pero esta se desvanece cuando me ve.

Planeando Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora