Me encuentro sentada en una de las mesas del bar del hotel, desde hace media hora que no sé nada de James, que es justo el tiempo desde que nos separamos en la recepción. Tomo mi bebida tranquilamente y observo por la ventana, la playa se encuentra a tan sólo unos metros, la oscuridad de la noche y la poca luz que brinda la luna le da un aspecto realmente mágico.
Decidí ir a cambiarme antes de ir al bar, y es que el vestido era demasiado formal como para sólo ir a tomar algo, después de debatir conmigo misma, terminé poniéndome un vestido color rosa muy claro, algo más suelto y cómodo que el otro, también cambié el color de mis labios por uno que fuera a juego.
Y ahora me encontraba tomando un martini seco y observando la belleza del mar. Un chico que estaba unas cuantas mesas frente a la mía no dejaba de observarme, lo cual me ponía sumamente nerviosa, porque ahora me daba cuenta de que en realidad no conocía a nadie en este lugar, lo que me hacía una presa fácil, pero tengo años de experiencia en esto y no soy de las que se dejan llevar fácilmente.
De pronto una escena capta mi atención, y no sólo la mía sino la de todos los del lugar, un atractivo castaño entra al bar, luciendo uno de sus mejores trajes, sin corbata, con el saco completamente abierto y con algunos botones de su camisa abiertos, lo que hace ver que no está aquí para verse normal, sino que le gusta verse bien, su cabello perfectamente arreglado, sus ojos azules inspeccionan todo el lugar de arriba a abajo, después dan con los míos donde permanece unos segundos hasta que una chica pelinegra lo toma del brazo con demasiada confianza y le susurra algo al oído.
¿Qué esperabas? ¿Que toda su atención recayera en ti? ¡No seas ridícula!
La pareja se sienta a platicar amenamente en la barra, no paso por alto las constantes insinuaciones de la chica y a las que constantemente yo reacciono con una mueca de asco o rodando los ojos.
—Tal vez deberías disimular un poco, parece que en cualquier momento te lanzarás a golpear a la chica, o a ambos.
Por un momento creí que era mi conciencia la que hablaba, pero me equivoqué, y es que esa voz tan linda provenía del chico frente a mí, o debía decir, hombre, alto, con una sonrisa encantadora, de no más de treinta años, cabello castaño claro y ojos del mismo color, vestido con un traje negro.
—Oh, no, yo sólo... pues.. —digo nerviosa.
—No tienes que darme explicaciones, no estoy juzgándote —sonríe amistosamente —¿Puedo acompañarte? —señala el lugar vacío frente a mi.
Me giro para ver a James quien sigue coqueteando con la pelinegra sin siquiera notar mi presencia, tenía otros planes para hoy sinceramente, pero ahora que James está contento coqueteando con alguien más me facilita las cosas.
—Claro, ¿por qué no?
El chico no tarda ni dos segundos en sentarse frente a mi, mira disimuladamente hacia la barra para observar a James y después pregunta:
—¿Vienes con él?
Sonrío recordando el trato que hicimos hace un rato en la recepción del hotel, por lo menos por hoy somos completos desconocidos, así que conservando mi amplia sonrisa, me acerqué un poco a la mesa, usando mis dotes de seducción y empecé a coquetear discretamente al chico antes de contestar, si James quería jugar, pues adelante, yo también sé jugar.
—No, de hecho, ni siquiera nos conocemos.
—Bueno, yo supuse por la forma en que lo mirabas hace unos instantes —aclara con cierto tono de desilusión.
—Pues supones mal, porque él y yo no somos nada, pero, ¿Qué te parece si olvidamos ese incidente y empezamos de nuevo? Mi nombre es Chloe —extiendo una mano en forma de saludo sobre la mesa.
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Planeando Al Amor
RomanceChloe es una chica con muchos problemas: es torpe a más no poder, tiene una madre que la obliga a hacer cosas que no quiere, un padre sobreprotector y una vida social demasiado escasa para tener 26 años, y no se diga de las experiencias que ha tenid...