Planeando Al Amor

Capítulo 15: Autocontrol

Me encuentro realmente desubicada, la gente que entra en el salón va de lo más elegante posible, me siento incómoda y un poco cohibida ante las miradas atentas que recaen en mí cuando entro en el salón al lado de James, quien apenas me ha dirigido palabra alguna desde que salimos de mi casa. Esperaba que él se arrepintiera de llevarme a esa dichosa cena, no podía ni verlo a la cara sin sentirme apenada, ¿cómo pude hacer eso?

Lo peor fue que después de salir del trabajo, justo cuando estaba desesperada buscando algo en mi armario que pareciera lo suficientemente elegante como para, al menos, poder pararme detrás de James, recibí un paquete, que nada más ver la caja supe que debía costar un mes de mi salario. Era el vestido azul marino que había observado en aquella tienda, lo cual aumentó mis ganas de escapar a otro país y cambiarme el nombre a Claudia.

El lugar es realmente grande y está decorado con un excelente gusto, justo en medio de la habitación hay un enorme candelabro, las paredes son blancas y hay ventanas en casi cada rincón, las mesas están acomodadas alrededor y justo en el centro hay un gran espacio, hay una mesa en una de las esquinas de la habitación llena de aperitivos que los meseros se encargan de repartir por cada mesa.

James se encuentra charlando con un grupo de hombres a unos metros de distancia. La forma en la que se desenvuelve en este ambiente es impresionante, tal vez sea porque debe estar acostumbrado, seguro que esto es algo rutinario para él. Lo he estado observando todo este tiempo y lo he sorprendido mirando por el rabillo del ojo en mi dirección, probablemente para cerciorarse de que no cometa ninguna tontería, como la de hace rato. Me he sentido tan culpable, que ni siquiera me he atrevido a tomar ningún aperitivo ni bebida, estoy parada en un rincón con la tableta de James en mano a la espera de que haga una señal que indique que me necesita para algo.

También pude darme cuenta de que unas chicas al fondo del salón me observan y empiezan a susurrarse cosas, me siento tan incómoda que en algunos momentos he estado tentada a salir corriendo al baño para revisar si no tengo algo en el rostro, ¿acaso no tienen algo mejor que hacer? Aunque, bueno, eso lo dice alguien que lleva aproximadamente 45 minutos en el mismo lugar, ni siquiera me he ido a sentar, en ningún momento, mi penitencia es soportar la noche en estos zapatos del demonio que están lastimando mis pies.

Decido girarme hacia otro lado, sin perder de vista a James, después de todo tengo que pasar desapercibida, solamente estoy aquí como la asistente de James Morgan.

—Nos volvemos a encontrar, y en un ambiente mucho más aburrido —comenta alguien a mi lado.

Al instante reconozco ese par de ojos azules y su sonrisa amable. Sophie, la hermana de James, se había puesto frente a mí. Estaba espectacular con un vestido dorado que parecía de princesa, justo para ella.

—Demasiado aburrido —respondo tratando de imitar su sonrisa.

De pronto, se queda mirando algo detrás de mí, sé perfectamente lo que está viendo, porque yo misma decidí darle la espalda a eso. Sus ojos se entrecierran y voltea a verme con los ojos abiertos, como si acabara de recordar algo muy importante.

—¿Tú eres la asistente de James? —pregunta con curiosidad.

—Me gustaría que no, ¿por qué? ¿Ocurre algo? —digo un poco confundida.

Sophie parece meditar por unos segundos la respuesta, después vuelve a observar detrás de mí y pronuncia en voz baja, confidente:

—Nada, es sólo que las chicas que están detrás de ti son un tanto problemáticas, una de ellas tuvo una historia con mi hermano y ahora se cree su dueña.

—No sabía, pero eso no importa, solamente estoy aquí por trabajo —digo tratando de quitarle importancia al asunto, aunque sinceramente esperaba no tener problemas con ellas, ya bastantes problemas he provocado yo sola.