Amelia y yo nos sentamos en la última fila junto a la ventana. Amelia apoyó la espalda contra la pared y me miró mientras yo me ajustaba la camisa.
-¿Y qué tal tu primera clase? -Le pregunté a Amelia y ella bufó.
-Bueno... Un chico se sentó a mi lado y comenzó a hablarme. -Comenzó y yo sonreí.
-Bien, ¿no?
-Si, bueno, bien hasta que me pidió el número. -Abrí los ojos como platos, absolutamente perpleja.
-¡¿Y qué le dijiste?! -Exclamé.
-Le escribí un número falso en el brazo. -Respondió y yo arqueé una ceja.
-Wow, que malota. -Dije entre risas.
-Sí, bueno, como tú con lo de la cucaracha de mierda esta mañana -Aguanté la risa ante el recuerdo.
-¿Sabes con qué se lo escribí?
-¿Con un boli? -Dije, un tanto insegura.
-Con un cúter -Respondió y yo abrí los ojos como platos-. Claro, que solo puse los dos primeros dígitos antes de que comenzase a quejarse.
-¡Amelia! -Quería regañarle pero casi se me escapaba la risa- ¿Y no te llevaron al director?
-Oh, por supuesto que lo hicieron -Respondió con un tono como el que utilizas para hablar del tiempo, algo estúpido-, pero no me van a hacer nada.
-¿Cómo sabes eso? -Le pregunté y ella sonrió débilmente.
-La hija del director sale con mi hermano -Comenzó a explicar-. ¿Creías que mi hermano sólo era famoso por el taller? Claro que no. Además, también fue un mal estudiante durante los tres años que duró aquí. Después se salió y decidió vivir del taller. Y bueno, el director puede hacer dos cosas. O asumir que su hija sale con un chico malo o poner al malo como bueno. Y eso, por inercia, me toca a mí. Si él es bueno, yo soy buena. Así que me las pasa todas. Así al menos me lo explicó Jason antes de entrar aquí.
-¿Y qué hacías tú con un cúter en el estuche? -Le pregunté y ella se encogió de hombros.
-No lo llevaba en el estuche. Lo llevaba en el bolsillo. -Aclaró y yo arqueé una ceja.
-¿Qué coño haces tú con una chuchilla en el bolsillo? -Quise saber y ella suspiró. Me miró un momento y miró hacia delante, pues el profesor acababa de llegar.
-Todos los suicidas llevamos una cuchilla en el bolsillo. -Suspiró y se puso recta justo en el momento en el que el profesor comenzaba a hablar.
Intenté prestar anteción a la clase pero las preguntas se arremolinaban en mi cabeza y no sabía como ordenarlas. ¿Amelia era una suicida? ¿Cuánto llevaría contándose? ¿Por eso nunca llevaba manga corta, para que no se le vieran los cortes? No lo sabía. Y quería saberlo, quería ayudar.
Una vez terminó la clase, Amelia salió disparada hacia su taquilla. Yo me fui a literatura. Como siempre, me senté al final. El profesor entró con retraso y se presentó. Lo que me sorprendió fue que Jackson Morgan entrase en la clase y se sentara a mi lado.
-¿Cómo tu por aquí, Brooke? -Me preguntó y yo me encogí de hombros.
-Esa misma pregunta te iba a hacer yo. -Contesté y Jackson sonrió de lado. Mostrando el canino izquierdo, tal y como hacía Jack.
-Pues en literatura de tercero. -Respondió y yo arqueé una ceja.
-Querrás decir literatura de primero. -Le corregí y el negó con la cabeza sin perder la sonrisa.
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Bad Girl Good Lips
Teen Fiction¿Quién dijo que las historias de amor no podían comenzar con un corazón roto? Brooke Hamilton, una chica mala de Clark, decide viajar a miles de kilómetros de su "hogar" para adentrarse en una nueva vida en la universidad. Pero no todo es de color d...