La cama de Jack era una de las mejores en las que había dormido. No es que sea una zorra que va de cama en cama pero sí que la clasificaría en las mejores. Las sábanas limpias daban un toque de frescor inigualable, la luz que entraba por la ventana llenaba la habitación desde primera hora haciendo que los tonos suaves se iluminaran tanto que parecían hasta brillar. Las almohadas eran de plumas y parecía que estabas acostada sobre una perfecta nube.Y eso no era lo mejor. En absoluto. Lo mejor era el haber pasado prácticamente todo el fin de semana aquí metida. A pesar de que los exámenes se acercaban yo ya estaba preparada y había podido permitirme pasar un magnífico fin de semana con mi chico.
Jack y yo nos habíamos pasado el día entero metidos en casa, viendo pelis, aprendiendo a cocinar distintos platos –Aunque más de uno habíamos desechado-, probamos a hacer yoga o simplemente nos íbamos a una cafetería a tomar un café mirándonos a los ojos sin decir nada. No había palabras para hablar de la conversación que nuestros ojos mantenían.
Ahora Jack tenía que irse a hacer un trabajo a la biblioteca, por lo que yo ya me iba para casa. Además, Chris me había contado que hoy Dory y Jackie iban a tener su primera “cita” y todas queríamos estar para que nos lo contara todo.
Jack abrió la puerta de la habitación y entró con una bandeja de madera blanca y con patas de color crema que habíamos comprado cuando fuimos de compras el sábado, ya que Jack solo tenía seis platos, dos pares de sábanas y diez pares de cubiertos. Encima había dos cafés y un par de tostadas.
-Dos cafés con canela y unas tostadas con mermeladas para mi chica favorita. –Dijo Jack mientras se sentaba a mi lado y se inclinaba para dejar la bandeja a los pies de la cama. Se sentó junto a mí en la cama y le puse mis brazos alrededor del cuello.
-Hay algo aquí que me quiero comer antes. –Le di un beso en los labios y él me lo devolvió sin problemas. Pasé mis piernas sobre su regazo y tomé una tostada.
-¿Sabes que parece esto? Un anuncio de compresas. –Bromeó Jack y a mi casi se me sale por la nariz la tostada.
-¿Por qué dices eso?
-Porque es la verdad –Respondió sonriente tomando un sorbo de su café-. Todo el día en la cama, en ropa interior y con ropa mía y follando como animales. Podrías protagonizarlo sin problemas.
-Hablando de compresas, tienes que comprar.
-¿Por qué yo? –Se quejó dejando su café en la bandeja y tomando una de las tres tostadas que quedaban.
-Porque es tu casa y yo tu novia. ¿O te apetece ver tus sábanas de color rojo pasión? –Jack puso los ojos en blanco con un poco de asco y yo le sonreí divertida.
-Pero tú eres quien las necesita.
-Jack, yo compro condones y que yo sepa no tengo pene. ¿Por qué tú no puedes ir a por compresas? –Jack miró a su café y después a mí.
-Cuando vuelva te traeré malditas compresas. –Murmuró y cogió de nuevo su café.
Después de desayunar ayudé a Jack a limpiar todo este maldito desorden que habíamos creado. Hicimos la cama, nos vestimos y nos fuimos. Me encantaba montar en la moto con Jack, me sentía completamente libre. Me encantaba sentirme así.
Llegamos a casa y tras despedirnos con un beso corto entré en casa. Solamente escuché unos gritos desde la habitación de Amelia. Dejé la mochila junto a la puerta de casa y fui hacia el sonido de los gritos. Abrí la puerta de la habitación de Amelia y me encontré con Chris sobre esta gritando e intentando pegarle, pero Amelia era más rápida. Me fijé que sobre la cama había un top manchado de Chris.
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Bad Girl Good Lips
Novela Juvenil¿Quién dijo que las historias de amor no podían comenzar con un corazón roto? Brooke Hamilton, una chica mala de Clark, decide viajar a miles de kilómetros de su "hogar" para adentrarse en una nueva vida en la universidad. Pero no todo es de color d...