Aparcamos a dos calles del edificio que Jack me había indicado por whatsapp. A pesar de llevar aquí más de dos meses no había tenido el privilegio de visitarla en su totalidad. Solo los típicos lugares –El supermercado, un restaurante, un par de tiendas a las que me habían llevado las chicas y alguna gasolinera- pero la ciudad era mucho mayor de lo que yo creía.
Jack nos esperaba moviéndose histérico en la acera. Cuando me vio pareció calmarse un poco. Tal vez si que le transmitía paz, como decía. Nos acercamos las dos y me cogió de la mano.
-Vamos. –Ordenó y tiró de mí hacia el edificio. No me quejé. Los tres subimos en silencio hasta el sexto piso y Jack metió una llave en la puerta 3.
-¿Tienes la llave de su casa? –Le pregunté. Sabía que tenían confianza pero no tanto.
-Tengo la llave de todos. Entre nosotros no hay intimidad. –Asentí dubitativa.
Entramos a un pasillo de color gris claro que tenía un perchero de pie negro con un par de chaquetas y una gorra. Había dos puertas a la derecha y el pasillo era lo suficientemente grande como para que cupieran dos personas sin problemas. Al final de este pequeño arco había un salón con un sofá blanco con cojines verdes y una butaca gris, en la que estaba Jackson sentado. En el sofá blanco estaba Dory plácidamente dormida y reposaba su cabeza en el regazo de Jackie. La televisión frente a Jackie estaba apagada, ya que ambos conversaban animadamente antes de que entráramos. Había dos ventanas altas en la pared de enfrente y había una cocina un poco más pequeña que él salón a la derecha. Tenía algunos platos en el lavabo y migas en la encimera.
-¿Qué hace ella aquí? –Preguntó Jackson levantándose y señalando a Amelia.
-Esa es la misma pregunta que hace mi madre cuando Jason y yo vamos a visitarla –Medio bromeo Amelia en un murmuro. No parecía una broma pero su tono de voz quería indicar que sí-. Vengo con Brooke. Ya habéis drogado a una, tal vez a ella también.
-¿Le dijiste que viniera? –Ahora Jackson se dirigía a Jack, aunque este solo miraba con odio a Amelia. Qué situación tan incómoda.
-Brooke no venía sin ella. ¿Qué querías que hiciera? Además, también es su amiga, tiene derecho a estar con ella mientras esta drogada.
-Por culpa de Jackie… -Murmuró ella y la miré fatal.
-Jackie no tiene culpa de nada, Amelia –Le dije y miré ahora a Jackson y Jack-. Vosotros dos, dejad de hablar como si no estuviera, molesta. Ahora, hablemos de Dory. Decía que el café sabía raro, vale. ¿Por qué creéis que es burundanga? –Les pregunté a ambos. Jackie solo le acariciaba el pelo a Dory, distraído.
-Este es el efecto. Si fuera un sedante no sabría raro. Aunque la burundanga no sabe a nada con el alcohol pero tal vez contando con que el café es distinto y que según Jackie es escrupulosa puede haberlo notado. –Explicó Jackson y yo asentí.
-¿Sabéis quien la drogó?
-No –Esta vez contestó mi novio-. Jackie se fue antes de ver al tío que servía el café.
-Mierda –Mascullé-. ¿Había cámaras de seguridad?
-Sí. –Respondió Jackie en un tono distante. No agregó nada más.
-Si pudiéramos llegar a esas grabaciones…
-¡Podemos! –Exclamó Jack sacando el teléfono y tecleando algo.
-¿Cómo? –Preguntó Amelia, que se había sentado en la única parte del sofá que no estaba cubierta por Dory.
-Jake es bueno con los ordenadores. Si el local tiene WIFI seguro que todos los videos se ven desde el ordenador del jefe. Si lo llevamos al local tal vez pueda hakear la red, meterse en los videos y ver quien la drogó para denunciarle.
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Bad Girl Good Lips
Roman pour Adolescents¿Quién dijo que las historias de amor no podían comenzar con un corazón roto? Brooke Hamilton, una chica mala de Clark, decide viajar a miles de kilómetros de su "hogar" para adentrarse en una nueva vida en la universidad. Pero no todo es de color d...