Capítulo 32

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Sentí como los dos trozos de pizza que había ingerido se revolvían en mi interior. Yo lo había percibido, su mirada fría cuando Jack me besaba, su mirada tal vez dolida cuando me sonreía. Pero eso fue antes de que comenzara a hablar de su chico misterioso.

   -Me empezó a gustar hace tres años –Continuó ella, al ver que todas la mirábamos con expectación, transitando la información-. Antes estaba más gorda, mucho más, y se metían conmigo. Gorda, niña bola, gorila. No sabéis lo crueles que pueden llegar a ser los chicos.

   >>Un día me empujaron y me caí al suelo. La leyenda de los Morgan estaba volando por los pasillos en esos momentos por lo que estos estaban en el punto de mira de todos. Por lo que cuando vi a Jack Morgan tendiéndome la mano para ayudarme, con una radiante media sonrisa de la que acabaría enamorada perdidamente tres años entero, todo el pasillo nos miraba y cuchicheaba.

   >>No volví a hablar con él, me enamoré de las palabras que no eran para mí, soñé con los abrazos que nunca me dio y con los labios que nunca probé. Me propuse cientos de veces decirle que le gustaba pero, ¿para qué serviría? Jack era del mundo de las cosas ilegales y sitios sombríos, escondiéndose en lugares muy luminosos donde nunca nadie sospecharía que él hacia cosas malas. Yo era una chica con un solo amigo a la que nunca nadie veía. No éramos del mismo mundo, no teníamos amigos en común y esto no es una jodida novela romántica donde él se enamora de mí. No. Es la cruda y estúpida realidad donde un amor imposible no es nada más que eso, algo imposible. Así que él se enamoró de la chica popular, como todos los chicos populares, y yo me quedé de brazos cruzados mientras veía como esa chica me robaba a mi crush y como le decepcionaba y rompía el corazón día a día sin importarle nada.

   -Podrías haber... -Sugirió Dory, cortando su historia. Realmente parecía que la estuviera recordándola más que contándonosla. Chris la miró, una mirada dolida y congelada que hizo que ella se quedara callada al instante. Chris realmente podía dar miedo si quería.

   -No podría haber hecho nada, Dorothy, porque yo no era nada para él. Ya tenía cientos de personas que le consolaran, ¿para qué molestar? Solo serviría para hacer el idiota. No me conocía, no me conoce y no me conocerá. Solo sabrá que soy la amiga de su novia –Me miró a los ojos tan profundamente que podría haberme dado miedo. Expresaba la ira acumulada. Un amor de tres años no se iba en tres meses, eso era imposible. Solo lo contenía y guardaba su amor para otra persona-. No te culpo, tranquila. Desde que te vi con él en el tejado en la primera fiesta supe que me lo habías quitado. ¿Por qué crees que me emborraché y me lié con un chico tan feo como ese pelirrojo? El alcohol ahogaría mis penas como siempre lo había hecho.

   -Pero –La interrumpió Amelia. Le lanzó la misma mirada helada a Amelia pero ella la mantuvo con fiereza. Amelia Gaywik no es de las chicas que se intimidan con facilidad-, si no eras del grupo de las populares, ¿cómo asistías a las fiestas para beber?

   Chris sonrió, una sonrisa de completa locura al recordar algo. Tal vez la parte buena de la historia mala.

   -Que no fuera invitada no significa que no pudiera asistir. Tienes que recordar que para esta sociedad de mierda en la que vivimos estar gorda es pesar más de 50 kilos. Yo solo tenía muchas más curvas que las que tengo ahora. Lo creáis o no, a los hombres no les gustan los sacos de huesos –Señaló a Dory y esta frunció el ceño-, a ellos les gusta que las mujeres tengamos michelines. Ya conocéis la famosa frase "donde hay chicha hay alegría". Llega razón. Unas buenas curvas, un vestido ceñido y un buen maquillaje hacen pasar a una chica de 16 en una de 18 en menos de dos segundos. Por lo que era fácil entrar. Mover un poco la cadera, guiñar un ojo y estar siempre inclinada hacia delante para mostrar bien el escote. Oh, sí, era una zorra, yo lo sabía, aun hoy en día lo sé. Pero es algo de lo que estoy orgullosa. Creo que conoceréis la frase esta de "nunca estés arrepentida de lo que hiciste porque en ese momento te parecía lo correcto". La frase lleva razón, es básicamente el lema de mi vida.

Bad Girl Good LipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora