13. Curiosidad

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13. Curiosidad

"Necesito tu ayuda"

Esas tres palabras me hicieron reaccionar. Claro que necesita ayuda, el Alfa le clavó las garras en la espalda, eso debía seguir doliendo y tal vez no podía curarse solo.

—Sí, sí, claro. ¿Dónde estás? —pregunté dando vueltas en mi habitación. Dentro del instituto me había controlado porque necesitábamos salir con vida... Pero ahora que estaba sana en casa, los nervios simplemente me hacían explotar.

En la casa Hale —respondió después de gruñir (como humano) por el dolor. Hubo más ruidos detrás como si estuviera intentando moverse.

—Quédate quieto —ordené—. Voy en camino —corté la llamada. Tomé una hoja de mi escritorio y le escribí una pequeña nota a Stiles, diciéndole dónde estaría y que no se preocupara por mí.

Después de dejársela sobre su cama, tomé mis llaves y mi celular y salí de la casa. Me detuve al ver que no estaba el Jeep de Stiles y si iba caminando tardaría demasiado. Suspiré reconociendo que solamente tenía una opción. Y esa era usar mi bicicleta de cuando tenía siete años. No era el mejor de los transportes pero me serviría para la ocasión.

Diablos, olvidé lo pequeña que era. Mi trasero no cabe en el asientito, prácticamente estoy volando. Deja de quejarte y ve a ayudar a Derek, me ordené porque si seguía pensando en esa bicicleta con calcomanías alrededor me convencería de no usarla. Y no podía darme el lujo de tardar más.

Pedaleé con rapidez, llegué a la casa de los Hale en menos de diez minutos. Corrí al interior de la casa y me sorprendí a no ver al hombre lobo por ahí tirado. Seguí los gruñidos que escuchaba y pronto lo encontré sentado en una cama en una de las habitaciones del piso de arriba.

Entré tocando por las dudas, la educación nunca puede faltar. La cama donde estaba sentado estaba cubierta de hollín y parecía que no contendría el peso del hombre lobo por mucho más tiempo. Él miraba la pared contraria a la puerta así que tuvo que girar su rostro para verme entrar.

Lo primero que pude ver fue su herida en su desnuda espalda. Cinco marcas por las cinco garras, pero tres de ellas parecían las más profundas. Me acerqué y vi con atención las heridas. Estiré la mano sin darme cuenta y mis yemas las rozaron. Éstas solamente se encontraban abiertas, ya no salía sangre. Derek se contrajo al sentir mi tacto y ahí me di cuenta de lo que hacía. Saqué con rapidez la mano y carraspeé.

—¿Cómo puedo ayudar? —pregunté en voz baja, sabía que Derek podía escucharme así que no repetí la pregunta.

—Hay un frasco ahí —estiró su brazo hacia uno de los muebles gastados y cubiertos de cenizas. Seguí con la mirada y vi un pote pequeño de vidrio que parecía contener una crema. Asentí.

Una vez ya teniendo el frasco lo abrí y tomé una cantidad razonable en mis dedos. Esta vez, con previo consentimiento, volví a tocar las heridas con suavidad sabiendo que la crema podía darle ardor o molestia. Al principio pude escuchar un leve gruñido y su espalda tensa ante el contacto con la fría crema pero lentamente se fue relajando.

—¿Por qué no te curas? —cuestioné mientras seguía acariciando esas heridas—. ¿Es porque te dañó un Alfa y tu eres un Beta? —agregué.

Derek asintió — Las heridas que producen los Alfas son más difíciles de curar. Esa crema debería apurar el proceso.

Seguí masajeando el área mientras analizaba su tatuaje, el cual estaba a centímetros de mí. Terminé de cubrir la herida con esa crema viscosa y analicé la espalda del sujeto. Una disculpa de su parte fue lo que me llamó la atención. Caminé hasta estar enfrente suyo y dejé que él viera la confusión en mi rostro.

Stilinski Twins [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora