Stilinski Twins [Teen Wolf]

43. ¿Dónde estás, Stiles?

43. ¿Dónde estás, Stiles?

—Tengo que ir con el forense y ver qué le ocurrió a Jackson —me dijo papá, se pasó una mano por el rostro, visiblemente preocupado—. Puse una orden para que encuentren a Stiles —bajó su mirada y suspiró—. Su Jeep está en el estacionamiento del instituto... Eso significa... —volvió a suspirar de manera más cansada—. No tengo idea de qué significa eso.

No dije nada. Si una palabra escapaba de mis labios sonaría como un sollozo y no necesito llorar. Stiles está en peligro, no puedo ponerme a llorar.

Papá me avisó que le llamara de inmediato si Stiles intentaba hacer contacto conmigo, con una llamada, un mensaje, cualquier cosa. Asentí, él asintió de vuelta y luego se alejó junto con el forense.

Estaba en el vestuario de los varones, aunque la verdad es que no sé qué hago aquí. Estaba tan preocupada que apenas me daba cuenta de lo que hacía. Gerard dijo que si no le daba a Derek, mataría a mi hermano. ¿Y si él lo atacó mientras estábamos todos preocupados por lo de Jackson?

Mientras más lo pensaba, me ponía más furiosa conmigo misma. Tuve que haber pensado en un plan, decirle a Derek que viniera e informarle sobre Gerard. Tuve que haber evitado que el abuelo de Allison llegara a mi hermano. Pude evitarlo, y no lo hice.

No puedes salvar a nadie. Esas palabras resonaron en mi mente, me invadieron dándome un escalofrío en la columna. Las personas pasaban a mi lado, la mayoría jugadores impactados por lo que ocurrió en el campo, apenas se daban cuenta de lo que me ocurría. Los ojos se me nublaron y perdí el control sobre mi respiración.

Alcé el rostro, esperando que alguien me ayudase. No puedo ser fuerte, no puedo mantener esa promesa cuando no sé dónde está mi hermano. Ni siquiera sé si está vivo o si simplemente debo esperar a encontrar el cadáver. No puedo perder a Stiles.

—Sarah —llamó alguien a mi lado. Una mano me tocó el hombro—. Estás temblando —susurró esa voz. Cerré los ojos, dispersando el agua que se acumulaba en ellos antes de volver a abrirlos y ver quién me estaba hablando.

Isaac me miraba con preocupación. Scott apareció detrás del Beta también con una mirada preocupada. Miré vagamente a mi alrededor. No había nadie. Los jugadores, el entrenador y los policías que llegaron habían desaparecido. Solamente Isaac y Scott estaban ahí conmigo.

Lágrimas se agruparon al borde de mis ojos, con un simple parpadeo cayeron acariciando mis mejillas — Lo prometiste, Scott —susurré com la voz quebrada—. ¡Dijiste que no le ocurriría nada! ¡Lo prometiste!

Seguí sollozando, no podía detenerlo. Sentía cómo todo mi cuerpo se entregaba ante el pánico y el miedo. Me dolía el pecho de respirar de manera entrecortada. Mis manos empezaban a sudar, mis lágrimas mojaban todo mi rostro. No podía verme a un espejo pero sabía exactamente cómo lucía. Como alguien totalmente quebrado.

Scott abrió la boca para decir algo, disculparse tal vez. No lo supe, nada salió de sus labios. Pude notar que estaba algo preocupado por mi hermano, pero nada comparado con cómo estaba yo. Ver que Scott no podía decir nada me hizo estallar aún más. Incluso me adelanté para hablarle de enfrente y decirle que hiciera algo, que encontrara a mi hermano. Cuando los brazos de Isaac me detuvieron.

—¡Suéltame, Isaac! —gruñí desviando mi mirada intensa de Scott al otro lobo en la sala. Isaac negó, usó su fuerza sobrenatural y se colocó entre nosotros. Su cuerpo me impedía ver a Scott.