Sasuke y Sakura miraron serios a la rubia. El pelinegro frunció el ceño,pues no le agradaba la presencia de la rubia cerca de Sakura. Ya que, lehacía recordar todo el mal que ella le había hecho. Sakura sonrió, puesveía un brillo especial en la mirada de la rubia que la hacía entender queera sincera las palabras de la mujer. Así que, le dijo.
Ok, Reiko vamos a hablar.Sasuke se sorprendió por la respuesta de la ojiverde. No obstante, la mássorprendida fue Reiko; pues no espero que la pelirosa le diese laoportunidad de hablar. Con algo de pena empezó a decir:
-Sasuke y Sakura, yo lamentó todo el daño que les hice.- Dijo la rubia conlagrimas de tristeza en los ojos.- Enserio lo lamento no actué bien y seque si me quieren denunciar aceptaré mi castigo.Sakura miró a su esposo confundida. Pero no sólo los esposo Uchihasestaban sorprendidos; ya que, Nagato no salía de su asombro. Por unossegundos el pelirrojo temió que el pelinegro acusara a Reiko y la metierana la cárcel. Pero al escuchar a la pelirosa se tranquilizó.-No te preocupes Reiko-san, yo te perdono después de todo tú pronto meentenderás.- Dijo la ojiverde.Reiko miró con una sonrisa a la pelirosa mientras decía:-Gracias, Sakura-san. – Dijo le ojimiel alegre.-¿Pronto te entenderá?- Preguntó confundido el pelinegro.-Sí, cariño. Reiko-san está embarazada.- Comentó la ojiverde.-¿Embaraza? – Dijo incrédulo el azabache.-Sí y me imagino que es usted el padre del pequeño.- Comentó la pelirosaal pelirrojo.-Sí, mucho gusto Nagato.- Comentó el pelinegro.-Mucho gusto Nagato-san.- Comentó la pelirosa. El azabache miró a su esposa con una sonrisa; pues a pesar que ella erala que más había sufrido. Había perdonado a la rubia; lo cual demostrabasu buen corazón. Sasuke suspiró para luego decir:-Reiko, no te preocupes yo también te perdono. No te vamos a denunciar.-Comentó el pelinegro.-Gracias, Sasuke.- Contestó la ojimiel.-Reiko-san, cuanto tiene de embarazo.- Preguntó la ojievrde.-Un mes.- Contestó la rubia.-Oh, apenas estas empezando. Pero le doy un consejo cuando te de losmareos; toma una cuchar ada de miel eso te quitara.- Comentó la pelirosa.-Gracias por el consejo. - Dijo la rubia sonrojada; pues no pensó que lapelirosa fuese tan noble de corazón.Sasuke y Sakura se despidieron de la rubia y el pelirrojo para luegodespedirse de Naruto e Hinata.
Ya en el cuarto de la ojiperla. La pelirosa y el azabache hablaban alegrescon ellos.-Oye Naruto ahora tendrás que trabajar el doble para mantener a tufamilia.- Dijo burlón el pelinegro.-Ja, no tanto como tú Sasuke que ya tienes 4.- Comentó el rubio.-Niños, ya vasta dejen de pelear.- Comentó la pelirosa.-Es verdad Naruto.- Dijo la ojiperla.-Hinata, te diré que a veces a los gemelos y mellizos le da ganas decomer a la vez.- Comentó Sakura.-Sí, ¿Qué hago? – Preguntó la peliazul.- Bueno le das pecho a la vez.- Contestó la ojiverde.-Hmmm, sueña difícil pero lo haré.- Gracias Sakura-chan.- ComentóHinata con una sonrisa.-Oye Sasuke, ¿Por qué estas con la correa desabrochada?- Preguntópicaró el rubio.Sasuke y Sakura al escuchar las palabras del rubio no pudieron evitaransonrojarse. Mientras Naruto reía sonoramente y decía:-Oh, sí que son traviesos. – Dijo Naruto con una sonrisa.
nagato y Reiko llegaban al consultorio de la ginecóloga con mucho temorentraron al recinto. En el consultorio se encontraba una mujer no mayorde unos 37 años de cabellos castaños que los recibió con una sonrisa. Lamujer les hizo tomar asientos mientras hacía unas preguntas de rutina. Alterminar el cuestionario, la doctora le pidió la Reiko que se acostara pararealizar le un ultrasonido. La rubia emocionada se acostó esperando quela doctora le hiciese el examen. La médico empezó a realizarse elultrasonido cuando se detuvo y dijo:
-Reiko-san, le presento a su hijo.- Comentó la rubia.Reiko al verlo no pudo evitar llorar de alegría; pues era lo más hermosoque había visto en su vida. Nagato también estaba notoriamente feliz,pues se acercó a la ojimiel y la beso mientras decía:-Gracias, por compartir este bello momento conmigo. Te prometo que teharé feliz!La doctora sonrió alegra al ver la escena tierna
Itachi e Ino llegaron a su casa después de un día agotado. La rubiarecordó como su mamá le había dicho que su hijo se quedaría con ellapor la noche de hoy; pues se había quedado profundamente dormido y ledaba pena levantarlo. La ojiazul suspiró, pues era la primera vez que noestaba su pequeño a su lado desde que nació. El pelinegro por su parteestaba planeando que aprovecharía esta noche al máximo. Consensualidad Itachi se acercó a su esposa y la abrazó por detrás al tiempoque decía:
-Ino, te vez muy sensual, quiero comerte a besos.- Dijo el pelinegromientras mordía sensualmente el glóbulo de la oreja de la rubia.
Ino al sentir la caricia de su esposo no pudo evitar gemir sensualmente.Itachi cargó a la rubia hasta su recamara donde la acostó en la cama. Concuidado besó a la ojiazul mientras la desvestía dejándola en tan sólo ropainterior. Ino sonrió traviesa mientras seguía el ejemplo de su esposo y lequitaba la camisa para luego seguir con los pantalones. El pelinegroadmiró el cuerpo de la rubia, que a pesar del embarazo se veía muysexual. Con una sonrisa de lado comenzó a besar el cuello de su esposatrazando un sexy camino hasta la entrada de la ojiazul. Con suavidadlamió el clítoris de la rubia por encima de la tela. Ino se sonrojo al sentir elcontacto; al tiempo que gemía. El azabache mayor seguía con su labor;cuando sintió que la poca ropa de la rubia le estorbaba; así que, con unamano deslizó la prenda de las pierna de su esposa dejándolacompletamente indefensa. Con suma destreza introdujo la lengua en lacavidad de la ojiazul haciendo que instintivamente arquease la espalda.Itachi lamía y succionaba la intimidad de la rubia con sensualidad al
tiempo que la mujer sentía que pronto llegaría al cielo. Un par más debesos en su entrada hizo que la rubia tuviese un orgasmo como nucaantes lo había tenido. Ino respiraba con diÚcultad; pero decidió hacer sentira su esposo igual de complacido. Así que, se deshizo del bóxer de suesposo; mientras se deleitaba con el gran miembro de su pelinegro, elcual palpitaba sexualmente. La rubia lamió el gran miembro de su hombremientras este soltó un grueso gemido desde lo más profundo de sugarganta. La rubia seguía con su trabajo hasta que Itachi le pidió que sedetuviese:
-Ino, por favor detente.- Pidió el pelinegro con sensualidad.
La rubia se detuvo para luego ser besada por su esposo; quien comenzóa descender por el cuello hasta sus pechos. Mientras lamia uno de lospechos de la rubia; Itachi masajeaba el otro, haciendo que la ojiazulcerrase los ojos por el placer. El Uchiha mayor recostó de nuevo a suesposa esta vez para penetrarla. Con un movimiento suave; pero Úrme seintrodujo en la mujer. Logrando que ambos gimieran al unísono paraluego moverse lentamente. Ino estaba en la gloría sentía como su esposola llenaba completamente; pero a pesar de la sensual sensación elladeseaba más. Así que, con fuerza tomó uno de los glúteos de su esposoy lo apretó suavemente. El pelinegro entendió inmediatamente el mensaje;pues acelero las envestidas. Ino e Itachi se movían a la par en un sensualcompas; hasta que sintieron que pronto llegarían. El azabache acelerómás sus movimientos haciendo que en cuatro estocadas más la rubiasintiera un placer que nacía de su vientre y se extendía a todo su cuerpo;por su parte el moreno la alcanzó en un par de movimientos más. Elpelinegro salió lentamente de su esposa mientras la abrazaba y besaba.Ino por su parte se acomodó en el pecho de su esposo mientrasbostezaba y caía rendida a los pies de Morfeo. El azabache sonrió al ver asu esposa con esa sonrisa de placer, que sólo ella ponía cada vez quehacían el amor, con una sonrisa el pelinegro se dispuso a dormir mientraspensaba que debía darle un gran regalo a su suegra por quedarse con suhijo esa mágica noche.
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¡Sasuke, no soy tu juguete!
RomanceSasuke Uchiha es un chico acostumbrado a tener todo lo que desea. Pero que pasaria si un día descubre que por sus caprichos esta a punto de perder lo más bello que le dara la vida.