Yashiro Matsuda

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Emma:

Dicho esto ambas colgamos y yo salí de mi coche a tomar un poco de aire y a contemplar y deprimirme por el estado de mi Mustang. Desde luego así no lo podía usar. Pero ya me ocuparía de arreglarlo más tarde. Ah sí, se me olvidaba, Banshee soy yo, es mi apodo. Obviamente nadie con quien trato de negocios sabe mi nombre real, sería tomar riesgos innecesarios. Porque si bien es cierto que no pueden hacer daño a nadie cercano a mí porque ya me he preocupado de no tener a nadie, tampoco me gustaría que me secuestraran y me torturaran. De todos modos ese mote, Banshee, no me lo puse yo. Al principio simplemente utilizaba una identidad falsa: Lucy. Porque así se llamaba la primera mujer de la tierra. Pero poco a poco la gente me fue cambiando el nombre a Banshee, decían que por allí por donde pasase llevaba la muerte conmigo, como en la mitología. Sinceramente, no es que me entusiasme ese mote, pero tampoco me importa mucho siempre y cuando me paguen por hacer lo que hago.

De vuelta en casa me curé la herida que me había hecho en la frente tras estampar mi coche en el árbol y me limpié la sangre seca de la nariz y ropa. Después de arreglarme me dirigí al garaje de mi piso principal (ya que tenía varios pisos por seguridad más que nada, para que no me pudieran localizar en un punto en concreto), en el cual tenía todos mis diferentes coches. Allí escogí mi segundo coche favorito con diferencia, casi diría empatado con mi Mustang, mi Chevy pickup de los 80 de color azul cielo con ruedas más grandes de lo normal. Tras montarme en él me dirigí al barrio japonés de mi ciudad para hablar con Yashiro, la máxima jefa de la Yakuza aquí. Aparqué el coche y me dirigí a una puerta de un callejón algo oscuro pero que pasaba desapercibido totalmente. Un callejón que nadie se imaginaría lo que esconde tras una simple puerta de metal oxidado. Pero yo sí lo sabía. Llamé tres veces con mis nudillos y una pequeña rendija se abrió.

- Qué quiere -dijo un japonés borde tras la puerta.

- ¿Qué que quiero? Principalmente hablar con Yashiro, pero si no me dejas pasar a lo mejor redecoro tu cara con esta mierda de puerta -le dije sin vacilar ni un momento.

El japonés me miró con el ceño fruncido un segundo pero una voz en japonés le gritó algo desde el interior y seguidamente me abrió la puerta.

- Lo siento, señorita Banshee -dijo agachando la cabeza como hacen los japoneses al disculparse tras abrir la pesada puerta.

Yo le ignoré y me dirigí hacia el despacho de Yashiro. Ese sitio me lo conocía ya demasiado bien pues últimamente me había estado relacionando mucho con la Yakuza. Pagan bien y sus encargos me parecen justos, o al menos la mayoría, pero el dinero es dinero. Entré en el despacho sin tocar a la puerta, a lo que un japonés se abalanzó sobre mí pero gracias a mis rápidos reflejos lo desvié tirándolo encima de la mesa en la que se encontraba Yashiro sentada detrás. El japonés se levantó rápidamente hacia mí de nuevo, pero Yashiro le dijo algo en japonés y éste salió de la sala sin decir nada.

- No te esperaba tan pronto -dijo ella con un español perfecto.

- No puedo negar que este encargo despierta cierta curiosidad en mí -tras una breve pausa en la que aproveché para sentarme frente a Yashiro continué -o más bien la curiosidad que despiertan esos 50 mil -dije con una sonrisa algo prepotente.

- No podría confiar en nadie mejor que tú para esto -entonces como si me hubiera leído la mente me empezó a explicar de qué iba mi misión -Nikolay Udinov es el capo de la mafia rusa, como ya sabes. También es el director de la trata de blancas desde Rusia, mujeres y niñas en su mayoría, de las que luego abusa y obliga a que trabajen para él.

- ¿No hacéis lo mismo vosotros? ¿La Yakuza? -solté como si fueran cuchillas.

- No, nosotros traemos aquí a gente, es cierto. Y también es cierto que tenemos chicas de compañía, pero jamás las obligamos a hacer nada que no quieran, ni siquiera las obligamos a prostituirse, si lo hacen es porque quieren -contestó la señora mayor calmada.

- Sinceramente, no me quiero meter en líos de bandas. Nikolay no me ha hecho nada.

Si bien es cierto que yo mato a personas, no mato a inocentes. La gente me pide encargos, pero yo soy la que decide si hacerlos o no. Jamás mataría a un inocente. Y con mis años de experiencia he aprendido que es mejor no meterse en líos de bandas ni de drogas ni nada de eso si no hay una buena razón, por muy alta la cifra, no necesito el dinero en realidad. Si lo hago, es porqué disfruto haciéndolo.

- No es un lío de bandas. Nikolay es conocido por ser el cliente más agresivo de todos los negocios de este tipo. No sólo las maltrata e incluso tortura, también llega a matarlas. No te voy a mentir, si lo matases harías un favor a la Yakuza ya que es competencia, pero también salvarías a muchas chicas. Pese a ser la jefa de la Yakuza, sabes que soy bastante liberal y no me gusta ver a las mujeres sufrir.

Tenía algo de razón, y eso se merecía un poco de contemplación. Junté mis dedos en forma contemplativa frente mi cara mientras pensaba si me convenía meterme y si hacía bien. Es cierto que no me quiero meter en temas de mafias ya que eso implica una alta probabilidad de que me tomen como si formara parte de la Yakuza en este caso, lo cual significa ser enemiga de la mafia rusa, y ya tengo suficientes enemigos. Pero si lo que dice Yashiro es cierto me encantaría poder conocer a ese tal Nikolay. La trata, los abusos, y las torturas y asesinatos de mujeres hacían de su expediente el perfecto sujeto, digno de estar entre mis víctimas.

Ni siquiera me había dado cuenta de que llevaba unos 5 minutos en silencio, pero Yashiro no parecía nerviosa, es más seguía expectante de una respuesta.

- Está bien.

- Eso no es todo -me interrumpió Yashiro -Hay un favor más que me gustaría pedirte.

La miré algo curiosa y añadió:

- Nikolay tomó una de nuestras chicas, Shiina. Temo que le pueda haber hecho daño, si no la ha matado ya. -su expresión se volvió fría y triste por unos segundos, pero rápidamente lo disimuló con su mirada seria de siempre.

- Entonces no sólo es una misión de mensaje, sino de asesinato y rescate...

- Así es.

- Está bien, necesitaré toda la información que disponga de Nikolay, incluso la que le parezca más irrelevante, la quiero.

Dicho esto Yashiro llamó a un ayudante que trajo un montón de papeles y carpetas las cuales me entregó. Aclarados los términos y la misión me fui de aquél lugar y me dirigí a mi pequeño y humilde piso de apenas 35 m2 e intenté dormir.

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora