Noches XXI: Lo que soy

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Aaron agarró de la muñeca a Emma en un intento de no perderla.

- ¡Espera! ¿Por qué no puede ser? -dijo Aaron a Emma que no le miraba.

- No soy buena Aaron. No soy lo que crees -dijo Emma con dolor en sus palabras.

- ¡Me da igual lo que creas de ti! Te quiero, con tus cosas malas y las buenas. Te conozco, sé que esa Emma dura es tan sólo una máscara. No tienes porque irte.

- ¡No no me conoces Aaron! -le cortó Emma con rabia pues notaba como las lágrimas amenazaban con salir.

"¿Lo sabe? ¿C-como ha visto a través de mi?" Se preguntaba Emma, haciendo que le fuera más difícil marcharse.

- Suéltame Aaron, deja que me vaya- dijo Emma ahora con pesadumbre en su voz.

- No, no hasta que me cuentes por qué. No eres así Emma, en realidad no lo eres.

Emma estaba harta de que la gente dijera que la conocían, harta de que dieran por supuesto sobre ella, y enfadada porque era Aaron quien decía conocerla. "A penas me conozco yo, como me van a conocer los demás" pensaba ella. Así pues, enfadada, en un rápido movimiento de los suyos, aprovechando el agarre de Aaron le dobló el brazo a este y lo puso contra la pared. Haciendo que éste soltara un quejido de dolor:

- ¡No me conoces Aaron! ¡No sabes lo que he sufrido y lo que aún duelo! -las palabras salían de la boca de Emma sin siquiera pensarlas, sin filtro -¡No sabes lo que hago! ¡Soy la muerte! ¿Oyes? ¡Soy puta oscuridad!

- Emma, no es verdad -decía como podía Aaron, costándole debido a que su rostro estaba contra la pared, pero fue cortado por Emma.

- Sí, sí lo es. No me conoces. ¿Cómo crees que puedo permitirme esos coches tan caros? ¿Cómo crees que he podido reducirte así de rápido?

Aaron no entendía por donde iba, y el estar contra la pared no lo hacía fácil. Emma que vio su confusión volvió:

- Ves, no me conoces.

- ¡Pues explícamelo joder! En vez de huir, afronta lo que sea que hace que te vayas y explícamelo.

- Jamás huyo -dijo con rabia ella.

- Es lo que estás haciendo ahora Emma -dijo Aaron retorciéndose un poco aún por el brazo -Explícamelo, hazme entenderte... Por favor.

Era Aaron el que estaba contra la pared, pero sin embargo era Emma la que se sentía contra las cuerdas. Emma notó sus ojos humedecerse, lo cual la enfurecía más "No joder, no llores con él delante..." pensaba. Pero ya era demasiado tarde. Emma rió amarga y dijo:

- ¡¿Quieres saberlo?! ¡¿Quieres conocerme?! ¡Soy una puta asesina! ¡Mato a gente! ¡Quito vidas a cambio de dinero! ¡¿Y sabes?! ¡Me gusta! -gritó Emma sin poder controlarlo más, sacándose un enorme peso de encima.

Aaron no podía creerlo, no quería, y sin embargo cual puzle, todo empezaba a cobrar sentido en su cabeza. El que fuera tan buena con las armas, que su coche costara tanto dinero, las diferentes magulladuras que a veces tenía, como lo había puesto contra la pared así de fácil...

- ¡¿Contento?! ¡Ahora ya puedes odiarme tranquilo!

Las lágrimas se deslizaban furiosas por las mejillas de Emma, hasta llegar a su mandíbula cerrada también con odio. Tantas emociones dichas en voz alta... Todas esas emociones, y todas esas lágrimas, hicieron que Emma sin darse cuenta soltara un poco el agarre de Aaron. Ella, al volver a recobrar el sentido se secó rápidamente sus lágrimas con las manos, soltándolo del todo. Entonces ocurrió. Ocurrió algo que Emma jamás hubiera esperado, algo que la desconcertó por completo. Aaron la aprisionó contra su pecho con sus brazos, envolviéndola en un fuerte abrazo, dejándola enterrada en su abdomen. Emma abrió los ojos ante la sorpresa pues lo último que esperaba al decirle que mataba a gente era que la abrazase así. El mismo Aaron se sorprendió pero el ver a Emma así de dolida, sufriendo... el que hubiera dicho que él la odiaría, las lágrimas... todo eso había dolido a Aaron también, haciendo que un abrazo saliera de él sin darse cuenta. Esa reacción, ese abrazo que duraba minutos y minutos hacía que las lágrimas de Emma volvieran a salir pues no entendía por qué Aaron seguía demostrándole cariño. Él la apretaba con un brazo, y con la otra mano acariciaba su cabello de una manera reconfortante. Era el por fin sentir a alguien cerca, el calor de una persona, como si realmente pudiera ser que le importase a alguien. Eso hacía que sus lágrimas salieran sin fondo.

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora