Noches LXXI: Plan

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Aaron sostenía cuidadosamente el rostro de Emma mientras aplicaba con suavidad un algodón con alcohol sobre un par de heridas de su rostro debido al altercado de anoche. Emma, que hablaba por el teléfono, no paraba de resoplar.

- Lo entiendo –decía ella moviéndose algo enfadada, haciendo parar a Aaron de nuevo, quien simplemente esperaba paciente a que estuviera quieta.

- Lo siento mucho Banshee –decía Yashiro –La competencia ya ha bajado números increíbles, no quiero perder más hombres por nada.

- ¿Crees que lo que has hecho hasta ahora salva la deuda? –preguntó Emma, sin recriminar nada, simplemente curiosa por saber lo que opinaba.

- Quizás no. Probablemente no, salvaste a mi hija y eso no tiene precio –hizo una pausa –Me caes bien, creo que nos parecemos, y eres amiga de mi hija. Pero ahora mismo creo que nos vendría bien estar en perfil bajo durante unos días.

Emma volvió a resoplar, pasó su mano a la de Aaron, acariciándola y mirándole, dando gracias al Universo por que estuviera bien. Lo apartó ligeramente de ella y se levantó hacia el ventanal del comedor que daba a una terraza.

- Lo entiendo –volvió a expirar profundamente –Está bien.

- A parte de esto y después de estos días, si necesitas algo...

Emma no dijo nada, simplemente asintió (como si Yashiro la pudiera ver) mientras rodaba los ojos.

Finalmente colgaron y Emma se quedó mirando un rato la ciudad bajo ese cielo nublado que amenazaba tormenta.

Un brazo le envolvió la cintura, sacándola de sus pensamientos. Y luego, un tierno y largo beso en la cabeza.

- La Yakuza ya no nos puede ayudar más –le explicó Emma en un tono tranquilo.

Los brazos de Aaron la abrazaron algo más fuerte, temeroso de lo que eso pudiera significar.

- Pero no pasa nada –se giró ella para sonreírle tranquilizadoramente –esto está apunto de acabar.

Aaron sonrió aliviado y le besó en la frente mientras la acercaba aún más.


Aaron estaba recostado en el sofá, mirando el rostro sereno de Emma en sus brazos, durmiendo, pareciendo estar en el cielo, haciéndole inevitablemente sonreír. Pasó su mano con delicadeza sobre la piel de su rostro, parándose a mirar las heridas de alguno de los puñetazos que le dieron, junto a los morados del cuello al intentar ahogarla. "¿Realmente esto va a acabar?" pensaba él, aferrándose a ella. "No quiero que te pase nada" pensaba de nuevo, odiando el plan que habían trazado que empezaría en unas horas.

Miró el reloj. Las 4 pm, quedaban 3 horas para separase de ella. No quería. Se había prometido que no la dejaría ni un segundo, que estaría a su lado para protegerla, y ahora la tenía que dejar sola. Se le empezó a formar un nudo en la garganta de imaginarse todo lo mal que podía salir en esa última misión.

Mientras con una mano le hacía caricias en una mejilla, con la otra le envolvía su mano, abrazándola con su cuerpo. Emma abrió los ojos poco a poco y vio el rostro de Aaron compungido, por lo que alzó su mano libre hasta su mejilla para acariciarla y sonreírle.

- Todo va a ir bien –le sonrió ella adormilada, dándose la vuelta, para estar boca abajo y abrazárse más al cuerpo de Aaron, como si de un peluche gigante se tratara.

Aaron se estremeció al notar su abrazo y no pudo evitar abrazarla aún más fuerte. Sus palabras siempre le calmaban, y aún así, tenía miedo de dejarla ir.

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora