Noches XIX: Preocupación

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Sin embargo, por muchas balas que descargasen no darían a Emma ya que ella no se encontraba allí. Al caer, cuando el coche ya no estaba a vista de los rusos Emma abrió su puerta tan rápido como pudo y saltó del coche. Rápidamente y buceando para asegurarse de que no la vieran, se acercó al puerto de nuevo. Allí había visto una hendidura bastante profunda que se encontraba bajo éste. Como si el puerto tuviera un saliente, pues ella se escondió bajo el saliente. Escuchó como los rusos salían del coche y se acercaban. Sabía que los tenía a apenas centímetros encima de su cabeza así que intentó contener la respiración y respirar muy poco, casi como practicando apnea. "¡Joder! ¿Por qué siempre es el mustang?" Pensó con una mueca de fastidio viendo como se hundía su coche recién arreglado en lo hondo de aquél asqueroso puerto. Tras lo que se sintió como una hora los rusos parecieron cansarse y decidieron volverse pues pensaron que Emma estaría muerta. No sin antes descargar otro cargador entero de munición sobre toda la superficie del mar, claro está la visible, es decir, no donde estaba ella. Aún así, las balas caían muy cerca lo que hizo que Emma se apegara más a la húmeda y sucia pared, alejándose lo máximo posible de las balas. Tras escuchar los coches marcharse Emma decidió quedarse un rato más, sólo por seguridad.

Tras unos 10 minutos decidió salir de su escondite. Menos mal que era de noche porque esa agua no tenía pinta de estar muy limpia y lo último que quería era saber entre qué tipo de porquería estaba nadando. Se acercó al saliente y con fuerza se subió al suelo. Tumbándose en él boca arriba mirando al oscuro cielo y respirando hondo pensando que se había salvado de una muy grande. Se levantó ya recuperada y miró al profundo mar.

- Joder... justo te acababa de recuperar... -le dijo al mustang con una mueca.

Caminó unos minutos intentando encontrar la salida de aquel puerto cuando allí lo vio. Su salvación. Ya era mucha casualidad la verdad pero no iba a malgastar su tiempo pensando en las casualidades de la vida. Era una moto. Se acercó mirando que el dueño no estuviera cerca y tal como había aprendido con su queridísimo primo hacia ya tiempo atrás, le hizo un puente.

- Vamos... No he perdido tanta práctica, vamos... -decía Emma tras intentarlo un par de veces.

Emma paró a coger aire pues lo había intentado ya incontables veces.

- ¡Joder vamos! ¡Después de lo que acabo de hacer y...

Por fin la moto se arrancó a lo que Emma empezó a reír de felicidad mientras se montaba en ella.

Emma entró en su piso y se pegó una ducha rápida pues no aguantaba más el inmundo hedor a cloaca y pescado podrido que hacía su ropa, ni tampoco lo acartonado que se le había quedado el pelo debido a la sal y de más porquería que habría en aquella parte del puerto. Mientras se secaba el pelo con una toalla el sonido de su móvil sonó.

- Menos mal que me olvidé de ti, o ahora le estarías haciendo compañía al mustang –le dijo Emma al movil mientras se dirigía hacia él.

Tenía muchas llamadas perdidas de Aaron. Demasiadas. Podría pasarse horas y horas deslizando su dedo por la pantalla y no llegaría al fin del historial. Y lo mismo pasaba con los mensajes: "¿Emma estas bien?" "¡Emma contesta!" "Joder!" "¡Cógeme el teléfono!" "¡Emma me estoy preocupando!" etc etc etc.

Al fin descolgó y tan rápido como se puso el teléfono en la oreja lo alejó debido al grito que metió Aaron:

- ¡Emma al fin! ¡¿Estás bien?!

Emma iba a contestar restándole importancia pero no le dio tiempo pues Aaron volvió a hablar, o bueno, más bien gritar:

- ¡¿Quiénes eran esos hombres?! ¡¿Y por qué te perseguían?!

- Sólo... -de nuevo Emma fue cortada por Aaron.

- ¡Estaba preocupado! ¿Enserio, estás bien?

Emma respiró hondo pues la situación la estaba desesperando y cuando fue a contestar Aaron la volvió a cortar por 5ª vez:

- ¿¡Pero enserio quienes eran?! ¿No te han hecho nada verdad?

Emma harta de que la cortase le colgó y respiró hondo. Entendía que quisiera una explicación pero estaba exagerando. Entonces una vibración procedente de su móvil captó su atención. Era un mensaje:

Aaron: ¿Por qué me has colgado? :/

Emma: Me estabas rallando

Aaron: Joder porque estaba preocupado...

Emma rodó los ojos a la pantalla.

Emma: ¿Te vas a tranquilizar?

Aaron: Sí, promesa.

Emma le dio al único teléfono que tenía en sus contactos (además del de David) y al instante Aaron lo cogió. Un silencio momentáneo se hizo haciendo que ambos desde sus respectivas casas se sonrojaran al pensar en el otro.

- Creo que será mejor que hablemos cara a cara. Hoy aún no hemos quedado y además... Tengo que preguntarte algo –dijo Aaron rompiendo el silencio.

- Está bien, voy para allá.

Mientras Emma se acababa de vestir y secar su cabello no podía evitar debatirse si había sido una buena idea decirle que iba hacia su casa. Y tampoco podía evitar preguntarse qué sería eso que Aaron quería preguntarle. ¿Qué querría saber?

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora