Shiina Matsuda IV

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Tal como acordaron, Emma y Yashiro se reunieron al día siguiente para discutir más a fondo el tema de la mafia rusa.

- No creo que sepan quién soy ya que estuve cerca de ellos y no me hicieron nada, es más ni se fijaron en mi -dijo Emma recostándose en la espalda de la butaca frente la mesa de Yashiro.

- Aún así, no deberíamos tomarnos a la ligera el que hayan no duplicado, sino triplicado, su presencia en menos de un par de días.

Emma simplemente se quedó mirando la mesa recostando su cabeza sobre sus dos manos que se tocaban con la punta de los dedos, pues sabía que Yashiro tenía parte de razón.

- Con toda esa gente y los recursos que mis hombres han descubierto que tienen a su disposición, aunque ni los usaran, con toda esa gente no tardaran a encontrarte.

Emma simplemente miraba la mesa escuchando lo que Yashiro le tenía que decir, pensando cual sería el movimiento más lógico para ella. Realmente pareciera que estaba perdida en la luna, pero en realidad no era así, ella escuchaba y calculaba que opciones tenía.

- Teniendo en cuenta todos los favores que has hecho a la Yakuza, y teniendo en mente que la mafia rusa también va por nosotros... No hace falta decir que lo más lógico es que trabajemos juntas una vez más. Es por eso que te proporcionaremos un lugar seguro, un piso franco y -Yashiro fue cortada a mitad de su monólogo por Emma, aún mirando la mesa con papeles destartalados.

- Creo que lo más fácil de rastrear es un piso franco de la Yakuza ¿no crees? -dijo Emma más para sí que para Yashiro.

- Oh por eso no te preocupes, podemos darte uno que esté alejado de los demás -añadió Yashiro intentando complacer lo que parecía que quería Emma.

Pero en realidad Emma en ningún momento había dicho que prefiriera estar lejos del cúmulo de pisos francos de la Yakuza, donde según Emma sería más fácil loalizarla.

- No -añadió firme Emma.

Yashiro la miró con sorpresa al no entender qué era lo que quería Emma entonces.

- No -repitió -Quiero un piso dónde estén todos los demás. Los que sean más fáciles de rastrear.

Yashiro junto al par de ayudantes que les acompañaban en la sala parpadearon un par de veces recapacitando si lo que Emma le estaba pidiendo era enserio. Pero sí lo era. No era raro que Yashiro no siguiera a Emma pues a primera vista no tenía mucho sentido querer estar a tiro de tus enemigos. Pero Banshee tenía una razón, ella siempre la tenía.

- No te sigo -dijo Yashiro al fin.

Emma suspiró, cogiendo aire para explicar cual profesor enseña a sumar 2+2 a un niño de la primaria.

- Es como en un truco de magia -dijo ella recostándose de nuevo en la butaca, buscando una posición cómoda.

Los ayudantes se la miraban preguntándose que tenía que ver la magia con todo lo discutido.

- El observador, "la víctima" del truco, -dijo enfatizando víctima, y haciendo las comillas -se fija en los pequeños detalles, en lo externo. Le intenta buscar una explicación complicada y va más allá. Cuando en realidad, el truco, la magia, está sucediendo justo en frente de sus ojos.

Yashiro parecía entender por donde iba Emma, pese a que los ayudantes estaban más liados ahora que anteriormente.

- Es así pues, que no hay mejor manera que conocer a tu enemigo, que poder observar cómo trabaja, como piensa, y como actúa. Teniendo la posibilidad de estar a tan solo una calle de ellos, tengo la posibilidad de ver cómo actúan, y cuan cerca se encuentran de encontrarme realmente.

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora