Noches LV: Emma III

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Es bastante largo, y pido perdón de antemano, pero es la vida de Emma y 20 y pocos años no se resumen fácilmente. Así que eso, enjoy:

Emma se deslizó cuerpo arriba hasta llegar al cuello de Aaron donde enterró su rostro completamente. Inspirando ese aroma como a Azahar que tanto la enloquecía, cogiendo fuerzas para hablar. Luchando contra Banshee que aún la oprimía a hablar.

- Son más de 20 años... -le avisaba Emma a Aaron, preguntándole de forma indirecta si aún así quería escuchar su historia.

En el fondo, Emma preguntaba eso, esperando que en algún momento se fuera, como siempre lo habían hecho. Aaron, por otro lado la abrazaba fuerte, notando la respiración débil y entrecortada de Emma en su cuello, sintiéndola necesaria para su vida, dándose cuenta de que le era más vital de lo que pensaba.

Aaron le pasó una mano por la cabeza, acariciándola, mientras le dio un suave beso en ella:

- Tengo toda una vida para escucharte –le dijo él sin darse cuenta que lo decía en susurros.

Ella se enganchó más a él, si es que era posible, y respiró una última vez para luego volver a recostarse sobre el abdomen de él.

- La verdad... -empezó ella intentando hacer memoria -es que ni siquiera sé cuando empecé a sentirme con ganas de acabar con mi vida.

Aaron escuchaba atento, tan sólo esas últimas palabras le habían dolido al mero hecho de imaginarse un mundo sin ella.

- Aunque supongo que el principio de todo reside en mi familia. Bueno, más en concreto en mi madre... Pero en general no se salva ninguno... Nunca nos ha faltado el dinero, más bien lo contrario. Mi padre trabajaba, bueno, supongo que aún lo hará, no sé... Estaba dentro de un cargo muy alto en una gran empresa lo que nos hacía poder permitirnos muchas cosas, o al menos tener una buena vida... Para ello, mi padre vivía para su trabajo. Cuando yo despertaba él ya se había ido, y cuando él volvía yo ya estaba dormida, por lo que apenas teníamos relación. De todos modos, era al que más quería, siempre que mi madre no ejercía su manipulación sobre él. Mi padre al menos me apoyaba en todo lo que yo quería y me dejaba ser como quisiera siempre que fuera feliz... Pero como he dicho, mi madre ejercía mucha manipulación sobre él...

>> Mi madre... como resumir semejante persona... -decía ella con rabia –mi madre es la persona más buena que te puedas encontrar, siempre de puertas a fuera claro. Lo cual hacía que fuera imposible que nadie me creyera cuando hablaba de cómo era realmente... Pero es la persona más manipuladora que jamás he conocido. Para no estarme mil años, y empezar desde algún lugar, digamos que desde pequeña siempre me han gustado los deportes. El fútbol, el baloncesto, el surf,... Y también la música, recuerdo que quise tocar la batería, pero mi madre no me dejó, al igual que no me dejó jugar a futbol. Ni me dejaba escoger la ropa que quería. Tenía que ser la niña que ella quería. Vestiditos, medias, diademas, tenía que ser la niña que ella siempre quiso ser, tenía que ser ella. Pero a mi simplemente esas cosas no me interesaban, yo quería salir con mi mejor amigo, mi vecino, quería salir a la calle, al bosque, y trepar árboles, quería jugar con la game boy, quería divertirme.

Durante muchos años, a base de golpes y castigos mi madre estuvo mucho tiempo intentando que fuera como ella quería. Hasta que crecí y ya no pudo, por lo que pasó a un método peor, el abuso psicológico... Al principio, todo eso era nuevo para mí, por lo que me intentaba defender, pero cada vez que me intentaba defender, no sé como lo hacía que acababa siendo peor para mí. Me costó años, aprender que era mejor si me callaba y tragaba con todo lo que me decía. Así fue como aprendí por primera vez a no hablar nunca, a callármelo todo. E incluso aún así, ella tenía esa manera de hacerme sentir la mayor mierda y acabar siendo ella la víctima, de cada vez que había alguien o estábamos en público, ridiculizarme y ser ella la víctima, de que nadie me creyera jamás, de que nadie estuviera de mi parte nunca... De ser el deshecho de nuestra familia, la sobrante... A diferencia de mi hermano, que daba igual lo que hiciera siempre sería el niñito de la familia. Cuando se fue a la universidad se pulió una tarjeta de crédito de mis padres en fiestas, móviles nuevos, ropa, suspendiendo así las asignaturas; pero la hija mala seguía siendo yo. De hecho recuerdo que cuando vivíamos en la misma casa me odiaba, bueno, nos odiábamos. Cuando mis padres se iban y yo aún era pequeña alguna vez me pegaba y luego cuando volvían nunca me creían y además quedaba como mentirosa. Por lo que una vez más, aprendí a callármelo todo, y a las malas, a defenderme.

NOCHES: BansheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora