12

433 63 25
                                    


Shawn

 Bostezo y estiro los brazos por encima de la cabeza. Me froto un ojo con el puño cerrado y miro al frente de mí. Mi hermana me mira con el ceño fruncido y con los brazos cruzados. Sonrío inocentemente.

— ¿Qué pasó?—pregunto como si nada, con la voz adormilada.

 Cassie hace un puchero y se da la vuelta, dándome la espalda, pero sin irse de la habitación.

 Me siento en la cama y bostezo. Giro la cabeza hacia mi mesita de noche y veo la hora. 3:48 p.m.

—Malo—escucho que murmura Cassie. Pestañeo repetidas veces y me bajo de la cama. Me arrodillo en el suelo y me voy acercando lentamente a ella.

— ¿No me quieres?—le pregunto. Me acerco un poco más.

—No. Tenías que levantarte hace una hora para comenzar a hacer el árbol—da un paso al frente. Extiendo mis brazos y los posiciono detrás de ella, pero sin llegar a tocarla.

— ¿No me lo perdonas con un chocolate caliente?

 La veo negar con la cabeza.

— ¿Con un chocolate caliente y dos galletas?

 Vuelve a negar, pero esta vez menos convencida. Sonrío.

— ¿Un chocolate caliente, tres galletas y un abrazo?

 Voltea lentamente la cabeza y me mira sobre su hombro. Tengo los brazos abiertos, a lo que ella se da cuenta. Se voltea completamente, aún con un puchero en su cara.

—Un chocolate caliente, cinco galletas y un abrazo—sentencia. Sonrío y asiento, a lo que ella deja su puchero y descruza los brazos. Da un paso tímido hacia mí. Inclino la cabeza y agito mis brazos, ella sonríe y se lanza a ellos.

 La atrapo con un quejido y la aprieto entre mis brazos. Huele a fresa, su champú favorito, por lo que supongo que desde este momento yo estaré oliendo a fresa hasta que me cambie de ropa.

 La aprieto más y me río cuando ella se queja.

—Me asfixias—su aguda voz se ve ahogada por mi pecho. La suelto un poco y me levando con ella aún en brazos.

 Oigo el timbre sonar, pero aun así no suelto a Cassie, que se queja entre mis brazos.

— ¡Abre, Josh!—le grito a mi hermano.

 Oigo su respuesta, pero no identifico las palabras. Supongo que irá a abrir, así que no me preocupo. Comienzo a dar vueltas, haciendo que Cassie se ría y se apriete más a mí.

La puerta suena al abrirse, seguida de la voz de mi hermano y la de otra persona, la cual no consigo identificar.

—Kendall está aquí—grita mi hermano desde la sala. Abro los ojos como platos.

 Cassie se comienza a remover entre mis brazos para que la suelte, y eso hago. Una vez en el suelo, sale corriendo en dirección a la sala gritando el nombre de Kendall.

 Vaya, sí que le agarró confianza rápido.

 Rebusco debajo de mi cama, hasta encontrar mis zapatos, y me los coloco. Camino fuera de la habitación hasta llegar a la sala.

 Kendall está sentada en el sofá con Cassie montada encima de ella diciéndole cosas y preguntándole otras. Kendal tiene una media sonrisa plasmada en el rostro, mostrando que no está incómoda con mi hermanita acosándola.

—Hola—saludo con una sonrisa, aunque en realidad estoy nervioso. Kendall, que está de espaldas a mí, da un leve respingo, y se da la vuelta. Me mira y me saluda vagamente con la mano, para luego volver toda su atención a mi hermana.

Cuando nievan corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora