Capitulo 18

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No sé precisar en que momento sus ausencias me empezaron a alterar. Solo puedo recordar esa noche en que entré a mi departamento después del trabajo, me bañé y tras prepararme un bocadillo me senté junto a la máquina de escribir como tantas otras noches, en las que mi ganas de dormir brillaban por su ausencia. Traté de concentrarme en terminar una de las escenas en las cuales me había atascado ya hacía varios días pero no pude. Salí al balcón en busca de un poco de aire y una angustia inesperada me tomó por sorpresa. Me dirigí luego a mi habitación y fue al ver la cama vacía que sentí claramente como lo que había comenzado como una fuerte atracción, se había empezado a convertir en algo a lo cual no me atreví ponerle nombre. La necesitaba ... era un hecho, necesitaba ver sus ojos, sentirla pegada a mi, oír su respiración. Habían pasado 7 días desde la última vez que había estado con ella y sentí que ya no podía más. Fue entonces que cogí mi casaca y rompiendo el pacto, fui a su casa a buscarla. 

Tras tocar por varios minutos, finalmente ella misma abrió la puerta. A pesar de esa apariencia adormilada, su rostro reflejó cierta sorpresa al verme. 

- Que haces aquí? 

- Tenía ganas de verte 

- Habíamos quedado en una cosa 

- Lo sé pero .. 

- Ahora no puedo- me dijo cortante y evasiva- lo siento 

- Estás con alguien?- pregunté conteniendo mi furia al imaginar la posibilidad de que le hubiese otorgado el privilegio de entrar a su casa, que sabía era exclusivo para mi, a alguien más 

- No es tu asunto, anda vete y yo te busco otro día si? 

La miré un momento y haciéndola a un lado con fuerza entré en su casa. Ella trató de impedírmelo pero no pudo. Me dirigí primero a su habitación y comprobé que no había nadie, luego fui hasta la sala y ahí, pude ver a un grupo de 7 personas, todos echados en los sofás o en el piso, en pleno viaje estelar. En el medio de la mesa de centro, varias jeringuillas, rayas y demás perlas terminaban por completar el cuadro. Algunos de los que estaban ahí me balbucearon algo que fui incapaz de entender. La miré desconcertada y ella cogiéndome de la mano, me llevó a su habitación. 

- En que quedamos Camila, te acuerdas? 

- No pensé que estuvieras tan metida en esto ... yo ... 

- Pues ya lo sabes- me dijo mientras se dejaba caer sobre su cama 

- Pero ... podrías salir de ello no?- le dije con temor 

- Salir?- se apoyó en sus antebrazos y con una sonrisa algo burlona me dijo- y quien te ha dicho a ti que quiero salir? 

Me quedé ahí, sin saber que decirle, tratando de que mi cabeza terminara de asimilar lo que acababa de ver. Ella, a pesar de su pajeo mental se dio cuenta y dejándose caer sobre la cama nuevamente, agregó: 

- Esto es lo que me aloca de ti sabes? Como lo hiciste eh? 

- Hice que? 

- No perder tu ingenuidad- La miré en silencio- Aún en el fondo piensas que el mundo es limpio, salvable... eres increíble... - Cerró los ojos y suspiró- así es mi vida Camila, desde hace muchísimo tiempo además y no me da la gana de cambiarla .. - Se levantó con dificultad de la cama y se acomodó el cabello- Y ahora te voy a pedir que te vayas porque has interrumpido mi sesión si? ... Yo te busco pasado mañana- me dió un beso- anda, vete ya ... 

Salí sin pronunciar palabra, caminé hacia la plaza mayor que estaba a pocas calles y me senté en una de las bancas. Si, yo sabía de su adicción y ella si bien no hablaba del tema, no lo había ocultado tampoco. Los rastros de bolsitas de cocaína dejadas en la papelera del baño y sus marcas en ambos brazos, las cuales notaba acentuadas tras sus periodos de desaparición, me habían dado siempre indicios de esa parte de su vida a la cual yo no tenía acceso, como muchas otras cosas. Sin embargo, el haber asomado a ese "su" mundo como polizonte, hacía que todo adquiriera de pronto otro matiz.

Ahora lo veía claro, era puta para financiar su vicio y ciertamente su mundo era más complejo de lo que yo suponía... De inmediato una pregunta me comenzó a rondar la cabeza... 

Y en todo eso... Yo? Donde encajaba? ... La respuesta no llegaría hasta tiempo después...

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora