Capitulo 42

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" .. Así fueron los días que siguieron, entre idas a su consulta, sus horas prolongadas de sueño y sus cambios de humor. Unas veces se acercaba a mí y si bien no pedía nada, se acomodaba y se dejaba acariciar y mimar. Otras veces, era una especie de tigresa huraña, lista para atacar, lejana, muy lejana. 

- Si quieres me lo llevo y te preparo otro 

- No quiero, no tengo ganas de comer, déjame un rato sola ¿quieres? 

Dicho esto, se fue a la habitación y cerró de un portazo, dejándome ahí, resoplando para liberar un poco la frustración que me empezaba a embargar por momentos.
 
Había bajado al restaurante de Julio y llevaba ahí un buen rato escribiendo cuando ella entró a buscarme y tras pedir un café y tostadas, se sentó en frente mío. 

- Camila quería hablar contigo 

- Dime 

- Mañana ya me regreso a mi casa 

- Muy bien - Le dije aguantando - Como quieras ... 

- Entiéndeme por favor, necesito mi espacio, mi tiempo, A mi eso de "juguemos a la casita" no me va y lo sabes 

- Si ... - Bajé el rostro tratando de ocultar mi tristeza y preocupación- Piensas ... piensas volver a ... 

- No lo sé.. no sé que voy hacer... estoy demasiado rayada por dentro, tengo que pensar, ordenarme, que se yo ... - me miró- gracias por cuidarme y preocuparte por mi 

- No me des las gracias ¿quieres ?. ... como si yo fuera una amiga más tuya- comencé a enfadarme- Yo te quiero y quiero que seas mi mujer...pero supongo que tú no quieres lo mismo ¿verdad? -Me miró en silencio- bueno ... - terminé de decir derrotada- ya sabes que si necesitas algo ... - Ella asintió y yo seguí aguantando mis ganas de llorar. 

Se fue a dormir temprano, sin embargo yo, permanecí en la sala hasta entrada la madrugada, aun si hubiese querido, no creo que hubiese podido conciliar el sueño de la angustia que me producía el saber que volvería a marcharse y sin decirme claramente si nos veríamos después. Me había ya metido en la cama y estaba haciendo un esfuerzo por dormir cuando sentí que ella, se me pegaba por la espalda y su mano, rápidamente se escabullía por debajo de mi pantalón de pijama. 

- Quítate todo- me susurró al oído haciendo que yo apretara los ojos muy fuerte 

- No necesitas hacer esto Farfalla 

- No lo hago por obligación ... lo hago porque lo deseo ... anda quítate el pijama ... 

Me levanté y obedecí, volviendo a acomodarme bajo las sábanas. Sin perder el tiempo, ella se colocó sobre mí y pegó todo su cuerpo, haciendo que la piel se me erizara en su totalidad. Luego, buscó mi cuello y empezó a besarme 

- Me lo haces todo tan difícil...- Susurró- yo que no quiero tener ataduras, nada que me ancle a este mundo de mierda y sin embargo... - fue bajando hasta capturar mis labios que se abrieron a su paso sin poner la más mínima resistencia- no puedo resistirme a ti y ahora mismo, me muero porque me hagas tu mujer ... 

Cerré los ojos tras sus palabras y mis manos, hasta ese momento, inertes sobre el colchón, la abrazaron por la cintura, subiendo luego por su espalda mientras nos perdíamos en un beso, intenso y desesperado. 

Minutos más tarde, me movía sobre y dentro de ella de forma frenética, ella igual lo hacía conmigo, volviéndome literalmente loca de deseo, haciendo que esa habitación se llenara de gemidos, respiración, sudor y descontrol. 

La besaba cerciorándome de no dejar ningún rincón desatendido, llenándome otra vez de su piel, de sus formas, textura, olor, de todo aquello que habia echado tanto de menos y con todo ese sentimiento que me reventaba por dentro, en pleno climax le dije, una y otra vez ... 

- Quédate conmigo ... no te vayas ... por favor ... 

Segundos después, estallábamos las dos, casi al mismo tiempo y abrazadas, empapadas en sudor, nos dejamos caer sobre la cama. Ella sabia que en ese momento necesitamos las dos una respuesta y era ella quien debia darla. 

Sacudió la cabeza varias veces antes de hundirla en mi pecho.
 
- Joder Camila... 

- No quiero que nadie más te toque, ni te bese, ni nada... quiero dormir contigo todas las noches, quiero irme a trabajar sabiendo que al final del dia estaré a tu lado ... 

- ¡Ahhhhh!!!!! -gritó liberando lo que yo supuse era impotencia para luego incorporarse y quedarse asi, mirándome con esos maravillosos ojos, en el más largo, desesperante y absoluto silencio ... - Ni pienses que voy a hacer de ama de casa o esposa abnegada porque perdiste - Respiré finalmente - Te advierto además que cocino fatal y eso si que no va a cambiar ... "

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora