Capitulo 4

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A la mariposa o Farfalla en italiano, no la vi en los siguientes tres meses. Debo reconocer que al enterarme a lo que se dedicaba, sentí cierta decepción, pero por otro lado, la impresión que ella me había producido era tal, que varias noches, inconscientemente, la buscaba por esas calles descuidadas y esquinas mal olientes que suelo recorrer de regreso a casa. 

Por semanas, me sorprendí a mí misma, quedándome más tiempo del necesario en el baño, mirando ese wáter y recordando su mirada altanera, penetrante y ausente a la vez. Volví a ir a la lavandería los lunes, primero a la misma hora, luego fui cambiando de horario, todo con la esperanza de verla, llegando una vez inclusive, a quedarme hasta la hora que vinieron a cerrar. Al salir, recuerdo que me quedé parada varios minutos preguntándome lo mismo: ¿Qué carajo te pasa? ¿Te bajan el pantalón en el baño del Premiere y te vuelves una friki obsesiva? 

Ese fue el día, que después de darme varias cachetadas de consciencia, mi cordura al parecer regresó. Fue entonces que decidí guardar a otro personaje digno de colección en el baúl de los recuerdos, para volver a sacarlo, en esos momentos faltos de inspiración donde mis personajes se pierden tras las sombras; o en esos otros instantes de intimidad, donde "la mano divina" cobra vida para satisfacer mis apetitos; o tal vez, en alguna charla de esas donde se cuentan anécdotas raras. 

Hoy, llevo toda la tarde sentada frente a la bendita máquina de escribir sin poder rematar mi relato. Mañana vence el plazo y sino la envío, pues nada, quedo fuera del concurso y a esperar a que abran otro. Y mientras tanto, sigo aquí, con mi sueldo miserable y 6 historias archivadas, apolillándose en el estante de mi casa. Seee, cosa de nada. Me duele ya el culo ¡mierda! Pero cuando a la imaginación no le da la gana pues no le da la gana y punto... cagados todos.

Uhm.... hay una nueva telaraña en esa esquina, pronto tendré que hacer algo de limpieza sino llegaré un día y encontraré mi depa tomado por una gran variedad de bichos raros. Recuerdo que la última vez que mi hermana pisó este departamento puso cara de culo. Fue hace como un año, cuando vino porque necesitaba que le firmara unos papeles de no sé que huevada familiar, que el viejo verde de mi padre no había arreglado antes de estirar la pata.
"Como puedes vivir en esta pocilga, encima con ese olor a grasa del restaurante de abajo, metiéndose por las ventanas, que asco" me dijo. 

En realidad, fuera del olor que a veces molesta, es cierto, mi depa me gusta. Es un edificio antiguo de techos altos, un piso de madera re contra viejo, que cuando caminas rechina y algunas piezas están ligeramente desprendidas. Todo blanco, pues el color se lo dan mis cachivaches, que no son muchos en realidad. Una alfombra con motivos incaicos, un huevo de cojines tirados en el piso, una mesita con mi DVD y la tele, que junto con mi máquina de escribir electrónica (comprada a plazos por supuesto y que aún pago) son las cosas sin las cuales no podría imaginarme jamás. Tengo también, una mesa redonda y dos sillas junto al balcón, en donde me siento a escribir las huevadas que saco de mi libretita roja. Más allá, en un rincón hay un estante pegado a la pared donde tengo una pequeña cocina eléctrica, un lavadero y una mini refri donde solo entran 4 cosas. En mi habitación, extrañamente amplia, está la cama, una silla y un tubo agarrado a la pared donde cuelgo mis trapos. Un par de afiches de cine y colorín colorado mi guarida se ha acabado.... 

Ahhhh No puedo... ¡Historia de mierda! ... Me voy, necesito un poco de aire, a ver si así me despejo, a veces pienso que soy una ilusa y de las más grandes además.¿ A quien se le ocurre querer dedicarse a escribir en un país tercermundista? ... 

Hay que ser muy imbécil…

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora