Capitulo 1

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La mansión de los condes de Devon imponente ostentaba su privilegiado brillo, como si todo el esplendor de la temporada londinense se pusiera de acuerdo para derramarse una misma noche, en mismo lugar y la misma hora. La gala estaba repleta, todo aquel que se considerase alguien debía estar en la mascarada, incluso los más afamados libertinos era prácticamente arrastrados por sus madres ansiosas por ver cumplido su único propósito de vida y era ver a sus hijos casados.

- ¡Charlie! mira, tú pretendiente de turno, seguro anda en tu búsqueda- dijo Drake en tono jocoso señalando al conde de cabello oscuro que parecía algo desorientado entre la multitud de personas que no hacían más que cargar el ambiente con sus pláticas tan frágiles como las hojas secas de otoño.

-Yo que tu no cantaría victoria hermanito, ahí viene Lady Pembroke y creo que esas son sus solteras hijas, con dotes tan llamativas como las enormes joyas que cuelgan de sus delicados cuellos- expresó  sabiendo que su hermano evitaba a las damas casaderas y sus matronas a toda costa, así que esa frase bastó para que comenzara su escapada como el buen soltero incorregible que siempre fue.

Observó a Drake perderse entre el resto y su sonrisa victoriosa se borró al instante, esa noche se sentía especialemente aburrida y por irónico que sonase sola en aquel enorme salón lleno de invitados. Su mejor amiga Sophia, estaba indispuesta y su hermano no contaba como plan de contingencia siempre desaparecía de los salones tan rápido como llegaba, lo que la dejaba sin opciones puesto que ninguna otra persona era de su total agrado si se permitía ser honesta. Además cuando intentaba entablar una conversación con otra dama  giraba en torno a la moda, la columna cotilleos que conocía de memoria y los apuestos lores que esa noche las habían honrado con su presencia, cosa que la agobiaba aún más, la idea de matrimonio no era precisamente algo que la motivara, al contrario.

-Milady, luce esplendida esta noche- lastimosamente su máscara no había podido ocultarla de Lord Essex, que al fin había dado con ella, no necesita voltearse para saberlo, su voz tenía ese sonido nasal molestó que era imposible confundir.

El hombre la había asediado el último mes con regalos y constantes invitaciones a paseos que declinaba alegando algún malestar, pero ya comenzaba a molestarla, no captaba sus constantes negativas y si lo hacía parecía ignorarlo o prefería hacerlo, ella comprendía como funcionaba el mundo de la aristocracia y entendía que su padre no quisiera que le hiciera un desplante a un Conde, incluso a uno en quiebra.

-Muchas gracias milord es usted muy amable- dijo con voz neutra, como la educación lo marcaba, con falsa cortesía y tono totalmente carente de emoción.

-¿Puede apartar un baile para mí? Veo que su carnet no está lleno aún milady.

-Si se lo apartara milord- intervinó su madre antes que soltara uno de sus comentarios demasiado crudos, que según ella había aprendido de Sophia o alguna americana rebelde, para volverse nuevamente a la conversación que mantenía con otras damas.

Charlotte dejó que apartara el baile, pero su semblante denotaba el poco placer que le provocaba bailar con el caballero, o siquiera estar cerca de él para el caso, se sentía sofocada a su lado, como si el aire que respirara repentinamente tuviera sabor amargo. Ella no era tonta sabía que el conde iba detrás de su dote se había enterado que sus deudas de juego lo estaban dejando prácticamente sin nada y pretendía solventar su situación casándose con cualquier dama ingenua y de más estaba decir que esa no seria ella.

-Madre me siento un poco mareada ¿puedo salir al jardín un momento?- pregunto Charlie llamando la atención de su madre por un momento, con gesto de súplica y sabiendo que debía estar de regreso pronto pues tenía algunos bailes apartados y por mucho que una delicada máscara dorada cubriera su rostro eso no evitaba que fuera fácil identificarla y no pasaría por alto su ausencia si se prolongaba demasiado.

Complicando al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora