Escuchaba una voz muy familiar llamándome. Abrí los ojos y lo vi.
—¿Madison, estas bien? - preguntó Malcom, mi hermano.
Bueno él es hijo de mi padre, pero no de mi madre; se puede decir que es mi medio hermano. Lo quiero mucho y él a mi, pero el nunca está en casa; odia a mi madre...
—¿Dónde está mami? ¿Está bien? - la cara de sorprendido de mi hermano me asustó mucho.
—Sara... murió.
Sentí que mi corazón dejó de latir por un segundo. ¿Mi madre muerta? ¡¡Y.... todo... fue mi culpa!! ¡MIS ESTUPIDOS CAPRICHOS! Yo... la maté.
Comencé a gritar. Sentía mi voz quebrarse.
Las máquinas que tomaban mi presión arterial y mi pulso empezaron a hacer mucho ruido. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba en un hospital.—¡Madison, cálmate! ¡Madison! ¡Enfermera, enfermera! - mi hermano estaba desesperado.
—¡Fue mi culpa! ¡Ella entró al agua por mi culpa! ¡Todo es mi culpa! ¡Maté a mi propia madre!
En ese momento enfermeras entraron y trataron de calmarme, pero yo seguía gritando. Llegó un Doctor corriendo.
—¡Suéltenme, déjenme! - sentí un pinchazo, comencé a sentirme cansada, pesada y luego lo vi todo negro.
Me habían sedado.
Desperté. Vi a mi hermano sentado, mirando por la ventana y una enfermera a mi lado.
—Tranquila, solo dormiste un poco. Tu hermano está aquí. Te traeré un poco de agua. -cuando la enfermera salió Malcom vino corriendo.
—No te preocupes. Estaré aquí contigo. - me abrazó, justo lo que necesitaba un abrazo sincero y piadoso.
Comencé a llorar. Cuando me di cuenta estaba atada a la cama.
—¿Por qué me ataron? - mi hermano bajo la cabeza.
—El Doctor dijo que tuviste un ataque de ansiedad. Y que probablemente tuvieras otro al despertar. - mi hermano estaba muy preocupado.
—¿Y papi? - mi hermano no pudo responder a mi pregunta
—Malcom.—Voy a ver si la enfermera consiguió el agua... - salió rápidamente del cuarto.
No quería estar sola. Tenía miedo, miedo a volver a ver esas imágenes en mi mente. Como mi madre se estaba ahogando y yo... ¡No hice nada! La vi morir. Con mis propios ojos. Debía haber muerto yo, no ella...
Un ruido muy fuerte me sacó de mis pensamientos. Era mi padre, abrió muy fuerte la puerta del cuarto. Pero... solo me miraba con expresión de enojo en su cara.
—¿Papi?
Se acercó rápidamente a mí y... me pego en la cara. El golpe fue tan fuerte que me golpee con el tubo de la cama. No pude reaccionar.
—¡Fue tu culpa! - fueron las palabras que salieron de la boca de mi padre.
Me sentía muy mareada. Empecé a ver luces centelleantes.
—¿¡Señor esta loco!? ¿¡Puede morir!? - la enfermera empujó a mi padre.
—¿¡Papá, que hiciste!? - mi hermano sostuvo a mi padre
Empecé a sangrar. Mi hermano soltó a mi padre y fue rápidamente a ayudar a la enfermera. Llegaron guardias de seguridad al cuarto.
—Madison, resiste. No cierres los ojos. Madison, escúchame. No los cierres ¡Madison quédate conmigo! ¡Madi! ¡MADISON! - mi hermano gritaba desesperado, pero yo solo miraba una persona...
Su rostro estaba relajado. No había ni una pizca de arrepentimiento en su expresión. Solo seriedad. ¿Por qué la persona de la cual necesitaba más apoyo ahora solo me odia? Aunque sí me pongo a pensarlo bien..., también me odio. Todo fue mi culpa. Si muero ahora estaré con ella.

ESTÁS LEYENDO
"Ese Chico Raro"
Teen FictionEl pasado es el creador de cicatrices en el corazón de las persona. Tal vez se alivie el dolor, pero las marcas seguirán hay. ¿Puede una simple persona borrarlas por completo? ¿Acaso es tan poderoso el amor? Madison es una adolescente de 15 años, co...