Madison.
Hermoso y horrible domingo. Era hermoso porque organizaría todo el departamento, algo que no es muy común entre las chicas de mi edad, pero mi segundo nombre era organización, literalmente. Y era horrible porque mañana sería lunes, volver al colegio, la verdad es que me gustaba ir, pero ya desearía entrar al instituto.
Estaba en mi cama observando el techo y a la vez el atrapa pesadillas que me había regalado Liam. Lo coloque en la pared juntos unos cuadros de danzas. Eran de colores naturales, me encantaban.
Llevaba cinco minutos en mi cama, solo observando el atrapa pesadillas y mire el reloj de color negro que colgaba del otro lado de mi habitación. Eran las 9:30 de la mañana y no escuchaba los ladridos de Max.
Un poco preocupada salí de mi habitación con la esperanza de ver a Max durmiendo, pero solo vi a mi hermano haciendo el desayuno.
—¿Donde está Max?
—El pisaron Madi, el pisaron.
El pisaron se encontraba en la sala así que me dirigí a ese lugar rápidamente. "Veterinario; 8:00 a.m." El pisaron era el lugar que nos evitaba a mi hermano y a mi hablar sobre las cosas que teníamos que hacer por el día. Y como buena olvidadiza que soy no me acordaba que hoy Malcom llevaría a Max al veterinario para recortarlo, era un perro bastante peludo así que tenía una cita cada mes. Como ya era costumbre el Doctor Wilson también se encargaba de revisar que Max estuviera bien.
—Dime que por lo menos viste el segundo aviso.- pude escuchar a mi hermano gritarlo desde la cocina.
"Sección fotográfica; 10:00 a.m. - 5:00 p.m. aprox." También había olvidado que mi hermano no estaría hoy. Me reí sola ya que cuando vi el anuncio hace tres días pensé que podría invitar a Liza, pero de igual forma lo olvide.
Como es posible que una persona olvide tantas cosas.
—Que haré contigo, Madison. Fuiste quien puso el pisaron y ni siquiera lo ves.- dijo Malcom riendo y sirviendo una rica crema de maíz en mi plato.
—Se me olvida.- dije haciendo un puchero.
Mientras comía la deliciosa crema con un vaso de leche, veía a mi hermano preparando sus cosas para la sección. Ver cuando guardaba los lentes en su pequeña maleta era algo de admirar, los traba como oro. Luego se vestía y parecía un hombre que iría a trabajar en una construcción. Con unos jeans muy bien conservados, una camiseta de mangas largas color blanca que hacía notar sus músculos, unas botas de cuero y una gorra que usaba a la inversa.
Su forma de vestir siempre me parecía muy curiosa, normalmente los fotógrafos se vestían con esmoquin, reflejando un aire de alta sociedad, pero mi hermano le gustaba vestirse cómodo ya que decía que «encontrar el ángulo perfecto a cada persona era como trabajar al sol ardiente». Además de que su porte muy varonil llamaba mucho la atención de sus clientes.
Ya estaba listo para irse, me dio un beso un la sien y me afirmó que traería a Max por la tarde, cuando el regresará. Estaría totalmente sola.
No quería estar sola así que llamé a Andrew y le dije que viniera para hacerme compañía, comenzó a reírse, mientras afirmaba que el sabía que mi "enojo" no duraría tanto.
Me cambie la pijama, me puse una sudadera que me quedaba bastante grande, pero me era súper cómoda y una sujetador deportivo. Era de color gris, de forma que combinará con la sudadera negra con rayas blancas.
Me dirigí a la sala donde se encontraba un equipo de música y Pandora era mi salvación, lo puse en modo aleatorio y la primera canción era de Bruno Mars. Subí el volumen y pensaba cómo empezaría a organizar todo el departamento.
Una cocina, una sala, dos baños, uno por habitación, las dos habitaciones, un pequeño cuarto que mi hermano usaba para sus fotografías y cuadros al cual muy rara vez yo entraba, un pequeño closet y una pequeña terraza conectada a la sala. En realidad me parecía muy grande para ser solo un departamento.
Siempre era mi deber limpiar y organizar, pero siempre tenía esa duda existencial de ¿como y por donde empezar? Limpiaba cada dos semanas para no permitir que el polvo o el desorden se apoderaran del departamento.
Como casi siempre lo hacía, comencé por la cocina, limpiando los trastes del desayuno, y asegurándome de que todo estuviera es su lugar y reluciente.
Ya a ese punto había limpiado la cocina, la sala y los baños, solo me faltaba las habitaciones, el closet y tal vez barrería la terraza un poco. En el cuarto de las fotografías y pinturas de mi hermano nunca limpiaba, tenía miedo de dañar alguna pintura. Pero lo que me parecía extraño era que Andrew no había llegado aún. Tal vez estaba haciendo los deberes del colegio antes de venir, no me sorprendería, decía que hacia las cosas mejor cuando las hacia con prisa. Es un loco.
Luego de un rato escuché la puerta de la entrada abrirse y cerrarse. Supe que era Andrew ya que Malcom siempre gritaba al llegar. Fui rápidamente a un espejo, me aseguré que mi ropa y cabellos estuvieran en su lugar. Cuando apareció repentinamente en la sala y me vio.
Tenía unas cuantas cartas en sus manos y supuse que el cartero había venido, tal vez pensó que no había nadie ya que no vio el auto de mi hermano en el estacionamiento; siempre toca y habla con nosotros.
—Hola, amor. Deja las cartas en la mesa las veré ahora.
—¿Porque no me lo dijiste antes?
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"Ese Chico Raro"
Teen FictionEl pasado es el creador de cicatrices en el corazón de las persona. Tal vez se alivie el dolor, pero las marcas seguirán hay. ¿Puede una simple persona borrarlas por completo? ¿Acaso es tan poderoso el amor? Madison es una adolescente de 15 años, co...