Andrew.
Me encontraba en la biblioteca del colegio con James, Sam, Ronald, Adam; compañeros del equipo de béisbol del colegio y Madison dormida en mi lugar. Estábamos hablando sobre la próxima temporada, pero me distraía recordando la noche que dormí con Madison, solos.
No pasó nada excesivo, solo el momento "salvaje", como los llamábamos, pues habían pasado ya muchos como ese. Luego, jugamos Monopolio, su juego favorito, porque siempre ganaba, también jugamos a las cartas apostando "Gummies", sus favoritas. Nos quedamos dormidos en el sofá. Por la madrugada, Max, otra vez, lamió mi cara, lo que hizo que me despertara, eran las cinco de la mañana así que decidí levantarme. Tenía a Madison en mi pecho, y con mi mano en su trasero, Dios, era una obsesión. Me levante y le prepare el desayuno. Y todo lo demás es historia.
Solo habían pasado unos días desde ese momento, pero los escalofríos seguían siendo iguales de fuertes.
—Entonces, Andrew, espero que te memorices la lista.- dijo Ronald arqueando una ceja.
—Claro, claro, lo haré.
—Si que está niña te tiene loco, ni siquiera sabes de qué estamos hablando.- Sam me conocía demasiado, sabía que no había prestado nada de atención.
—No solo eso, Madison trae al pobre Andrew desesperado, espero que no le hayas echo nada en contra de su voluntad; ya sabes lo que te pasara.- James si que era celoso.
Recuerdo que una ocasión me golpeó la nariz, porque había dejado a Madison sola en una fiesta. Pero a pesar de sus malos pensamientos hacia mi, era mi mejor amigo.
—Nunca le haré nada, James. Te puedo asegurar que el momento donde hemos llegado más lejos, no he tocado nada indebido.- la miraba dormir y acariciaba su esponjoso cabello.
—¿Como puede dormir tanto?- Adam tenía razón.
Madison dormía demasiado, tanto que aveces hasta me preocupaba. Era tonto preguntarle si le gustaba dormir, cada oportunidad disponible no perdía el tiempo y cerraba sus ojos.
Era la hora de almuerzo y la próxima hora la tendríamos disponible, el entrenador había faltado. No dudaba que durmiera las dos horas.
Seguí hablando con los muchachos sobre el entrenamiento y cosas relacionadas a los profesores. Hasta que llegó Liza corriendo, y nos asusto a todos.
—¡Ya está hecho!- con un golpe en la mesa donde nos encontrábamos despertó a Madison.
—¿¡Que está hecho!?- gritó exaltada.
Se veía tan tierna recién levantada.
—Hey, jóvenes esto es una biblioteca, no un parque. Guarden silencio o retírense.- la mujer de avanzada edad nos estaba aniquilando con la mirada.
—Bótela a ella.- dije con ironía.
Liza me fulminó con la mirada, pidiendo disculpas a la señora y se sentó.
—¿A que te refieres con que ya está hecho?- pregunto James quitándole a Liza unos papeles de sus manos.
—He conseguido un lugar maravilloso para celebrar el cumpleaños de Madison.
Madison cumpliría pronto, la mayoría del tiempo cumplía el ultimo día de colegio. Siempre celebrábamos, el fin de clases y su cumpleaños el mismo día, pero este año celebraríamos tres eventos; el ultimo día del colegio, su cumpleaños y nuestro primer año de novios.
—Que dices Liza, no es necesario, solo es mi cumpleaños.- tan conservada como siempre.
—Haber mi amor, cumples 16 años, es algo que no ocurre todos los días. Yo misma me encargaré que sea la fiesta más grande de tu vida, ya he hablado con Malcom y esta de acuerdo. También celebraremos el ultimo día del colegio y tu primer año junto a este ¡imbecil! Todo será perfecto.
—Siempre tan amable, Liza.- dije sarcástico.
Liza al igual que James me "odiaron" desde el día que Madison, aceptó ser mi novia. Siempre me repiten lo mismo «ella es mía, pero la comparto», era su frase. Liza y James eran demasiado parecidos, quizás por eso, a pesar de ser novio, siempre discutían.
—Ya te lo he dicho Andrew, ella es mía, pero la comparto.- y hay esta.
—Ya no se peleen.- suspiró hondo.
—Liza, debiste decirme, no estoy segura si quiera una fiesta. Sabes que prefiero la tranquilidad.—Madison, recuerdas mi fiesta de cumpleaños en mi casa.
—¿Si?
—No puedes negar que te divertiste, y eso es justo lo que quiero para ti.
—¡Que!- gritó James y a continuación la Señora nos hecho de la biblioteca.
Nos encontrábamos en una pequeña mesa que se encontraba cerca de la biblioteca. Donde Liza había arrastrado a James halándolo de una oreja.
—¿Como demonios conseguiste que el Señor Anderson te permitiera usar su piscina?- dijo Sam.
—Tengo mis contactos y me hicieron el favor.- Liza estaba presumiendo.
—Por contactos te refieres a la nieta del Viejo Anderson. Probablemente hiciste que el pobre Liam la convenciera, ya que le insiste tanto para tu cumpleaños que ya la pobre niña no te quiere ver ni en pintura.- decía James acariciando su oreja que estaba roja gracias a Liza.
—Exacto, que inteligente eres, James. Para mi cumpleaños no me importó, pero es el cumpleaños de mi mejor amiga, a demás Liam se ofreció.
Madison se acercó a mí, me tomo de la mano, pero fija en la conversación de Liza y James, mientras los muchachos reían.
Sabía que le pasaba, una piscina, no era un buen lugar. Madison sufría de talafobia, miedo a las profundidades del agua. Nunca nadie le había enseñado a nadar y mucho menos con la terrible experiencia de su mamá, varias veces le mencione la opción, pero se negaba rotundamente. Sabía que estaba asustada.
—Liza, creo que...- Madison halo de mi brazo, sabía que iba a decir.
—...será una grandiosa idea.- dije dudoso.—No era que me importara tanto tu opinión, Andrew, pero gracias, lo se, soy la mejor.- Liza estaba muy emocionada.
Siguieron conversando sobre la fiesta; la música, los invitados, la comida. Ronald, Sam y Adam se despidieron y se dirigieron a la cancha, para practicar un poco sus lanzamientos; ellos eran siempre muy activos en los deportes. Liza discutía con James y Madison solo reía.
¿Cómo podía estar tan tranquila? Estaba ocultando sus miedos, seguramente no quería hacer sentir mal a Liza, así que no mencionaría nada.
No estaba prestando atención a nada de lo que decían. Estábamos todavía sentados en la mesa, Madison estaba a mi lado, muriendo de la risa. Tal vez se dio cuenta de mis pensamientos.
—No te preocupes, estaré bien, tú estarás conmigo.- su sonrisa crecía mientras lo decía.
—Nada malo pasara, yo te cuidaré.
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"Ese Chico Raro"
Dla nastolatkówEl pasado es el creador de cicatrices en el corazón de las persona. Tal vez se alivie el dolor, pero las marcas seguirán hay. ¿Puede una simple persona borrarlas por completo? ¿Acaso es tan poderoso el amor? Madison es una adolescente de 15 años, co...