Madison.
Por lo menos, hoy por la madrugada, tenía el presentimiento de que hoy sería mejor.
No tendría colegio, al mismo tiempo, mi hermano tendría el día libre. Por ello, decidió que podríamos pasar el día en casa de mi tía Paula.
Ella es hermana de mi madre, es mayor que ella, pero posee un físico envidiable, nunca entendí como, luego de tres hijos; Karol, Kira y Chris. Karol tiene unos 27, ella es enfermera en el Hospital Regional. Kira tiene 25, es chef en unos de los hoteles más prestigiosos de la cuidad, "Stars in the sky". Bueno y, Chris es un mocoso con apenas 9 años, su hobbit, o como él dice, ejerce en las Ligas de Baseball de su colegio.
Todos poseen un futuro prometedor; Karol, su meta final es ser anestesióloga, Kira, no busca subir de puesto, su meta es aprender mucho más sobre las culinarias y crear sus propias recetas, y Chris piensa llegar a Grandes ligas.
Tienen muy buenos ejemplos a seguir, mi tía Paula, era secretaria del alcalde de la cuidad, digo era porque cuando Chris nació, ella decidió tomarse unas vacaciones, unas bastante largas. Mi tío Bruno, su esposo, es policía, pero es un hombre muy alegre.—Madison, recuerda llevar la comida de Max. Estaré limpiando el auto, cierras cuando termines.
—Si, donde está la...
—En el closet.- mi hermano comenzó a reír.
—No tardes mucho, Puala nos está esperando.—Está bien.
Mi hermano tiene muy buena relación con mis tíos. Supongo que veía algo en ellos, que no podía ver en mi madre, pero bueno. Estaba lista para marcharnos, la casa de mi tía no estaba tan lejos, pero mi hermano ama usar su auto.
Ajuste la correa de Max a su collar y salimos al estacionamiento, donde mi hermano ya había terminado de limpiar el auto.
Mi hermano llamó a Max, el muy obediente quedó rendido ante sus pies.
—Muy bien Max, tú olfato debió avisarte que limpie el auto, no quiero orín, ni mucho menos que defeques en los asientos. Iremos a casa de la tía Paula.- estaba segura de que Max no presto atención a nada de lo que Malcom dijo, su cola comenzó a moverse frenéticamente cuando mi hermano mencionó a la tía Paula.
—Así es muchacho, así que arriba y tranquilo ahí atrás.- Max entro al auto, mi hermano se volteó.—No me digas, "lo limpio".
—Exactamente.
Por alguna extraña razón, Max disfrutaba de hacer sus necesidades en el auto de mi hermano, más bien lo había echo un hábito. Lo curioso era que solo lo hacía en este auto. Los gestos de mi hermano, cuando lo veía hacer sus necesidades en el auto eran graciosos, pero luego de reírme de su frustración, me tocaba limpiar las gracias de Max.
—Tengo una mejor idea. Vamos a ver qué sucede.
—No lo pienses hermano, no me iré caminando.
—Claro que no, qué tal, si conduces tú. Hace tiempo que no lo haces.
—¿Seguro?
—Por supuesto, así yo podré vigilar a Max.
Malcom me lanzó las llaves del auto. Debe de estar de muy buen humor para dejarme conducir en su auto. Normalmente alquilaba un auto y me dejaba practicar en espacios abiertos, solo he guiado su auto una sola vez, esta sería la segunda. Decía que prefería pagar los arreglos de un auto que no es suyo, como si lo fuera estrellar en un puente.
—Madison...
—Cinturón de seguridad, no más de 45 millas, amar el freno y usar los espejos, que no están puestos de lujo. Lo sé muy bien, Malcom. Cálmate y relájate.- aveces suponía que amaba mas al auto que a su propia hermana.
—Madison, en tus manos tienes 600,000 dólares, créeme que no me puedo relajar. No es que diga que conduces mal, pero solo ten cuidado.
Conducir no era una ciencia, aunque no cometí ningún error, mi hermano se ponía nervioso cuando se trataba de su amado auto.
En menos de 15 minutos, ya habíamos llegado a casa de la tía. Con lo que no contaba es que mis tíos se encontraban en el patio, y observaban cómo estacionaba el auto de mi hermano. Sabía con toda perfección que este sería el tema principal del día.
—¿Cuanto crees? ¿Seis veces en tres horas?
—Siete veces en tres horas.- mi hermano y yo hacíamos apuestas, sobre cuántas veces mencionarían el hecho de que ya sepa conducir.
—Hecho, son las 2:35, corre reloj desde... ya. Hola, Paula ¿cómo estás?
—Súper feliz de ver a mi niña conducir, estás hecha una mujer, que rápido pasa el tiempo.- mi tía Paula era una entusiasta, forma parte del tipo de persona que pretendía que nunca crecería, que siempre seguiría siendo la pequeña Madi.
—Gracias tía.
—Pero no se queden aquí, pasen, que la comida se va a enfriar, su tía hizo un buffet. Sus primos están en la piscina. ¿Malcom me ayudarías con otras cosas?- mi tío tenía la costumbre de acariciar mi cabeza como si fuera un cachorro, me hacía sentir indefensa.
Aveces pensaba que el agua me perseguía, este tipo de agua era muy diferente a la de la ducha, esta era peligrosa, podría ahogar a cualquier persona antes de darnos cuenta. El agua de la ducha era indefensa, y era la única con la que podía relajarme.
Ver a Chris en la piscina, que tenía unos cinco pies de profundidad, me causaba incomodidad. Por lo menos estaban Karol y Kira para vigilarlo.
—Hola Madi.- cuando Kira sonreía, contagiaba alegría gracias a sus ojos, se ponían chinos.
—Hola Madison.
—¡Madi! Ven, date un chapuzón.- estoy segura que no lo hizo con la intención.
—Chris, sabes que a ella no le gustan este tipo de cosas, no la molestes.- Karol fue la primera en reaccionar.
—Ups, perdón Madi, es que lo olvido, perdón.
—No te preocupes, estaré sentada, quizás más tarde me moje los pies.- lo dudaba mucho.
El día estaba siendo agradable, mis tíos conversaban con Malcom y Karol, mientras que Chris y Kira jugaban al voleibol con una pelota de playa, y Max, estaba entre mis piernas, lamiendo mi rodilla, que poco a poco se iban secando las heridas de la caída del otro día.
—Voy al baño, regreso rápido. Max, quieto aquí.
Siempre decía que iría al baño, pero nunca lo hacía, más bien iba a las escaleras, donde mi tía tenía montones de fotos, de ella cuando era joven, de mis primos, pero mi preferida era una foto antigua, de mi madre cuando estaba en el instituto.
—¿Era hermosa verdad?- mi tía sabia que siempre venia a observar esa foto.
—Más de lo común.
—Sara, era una mujer que sabía lo que quería, y créeme, siempre quiso tener una hija como tú. Tan brillante y valiente.
—Dudo mucho lo de valiente tía.
Mi tía se acercó, me tomo del rostro, tenía los ojos llorosos, pero mostraba su sonrisa.
—Para ella, eres perfecta.
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"Ese Chico Raro"
Roman pour AdolescentsEl pasado es el creador de cicatrices en el corazón de las persona. Tal vez se alivie el dolor, pero las marcas seguirán hay. ¿Puede una simple persona borrarlas por completo? ¿Acaso es tan poderoso el amor? Madison es una adolescente de 15 años, co...