Malcom
Me mataba ver cómo mi hermanita seguía en coma por un golpe que hizo mi estupido padre. Fue tan fuerte el golpe que lleva así una semana. Mi padre está en la cárcel, pero esta pagando los gastos del Hospital. Ahora el que está al cargo de Madison soy yo. No quería, pero si Hemilio, el abuelo de Madison, se entera de que su hija murió y que su nieta está en coma, podría darle un ataque al corazón. Mejor le diré lo de Sara cuando Madison salga del Hospital. Mientras tanto yo soy la única persona que está a su lado.
Mi padre fue un completo Idiota.
Tuve la oportunidad de hablar con él. Me dijo que no se arrepentía de lo que hizo. Que Madison le arruinó la vida. Aguanto seis años y se alejo de su familia por ella, pero... el así lo quiso.
Parecía una muñeca. Estaba tan pálida y quieta. Su silencio me hacía sentir vacío. Pensar que esto puede seguir así por semanas, meses o años, me desespera.
Necesitaba salir de ese maldito cuarto. No soportaba ver cómo estaba tan quieta y pálida...
—Hermano. No te vallas. - jamás me sentí más aliviado al escuchar esas palabras.
Me di la vuelta y hay estaba. Con sus enormes ojos verdes abiertos, después de toda una semana.
—Madison. ¡Estás despierta! Me alivia escuchar tu voz otra vez. - la abrace tan fuerte que chillo de dolor.
Trate de separarme de ella, como reflejo de su chillido, pero ella sostuvo con mucha fuerza mi chaqueta.
—No te separes de mí, Malcom. Tu eres la única persona que me queda. Mi madre está muerta por mi culpa. Mi padre me odia tanto que le alegraría que yo estuviera muerta. Y mi abuelo está muy lejos de casa. O... acaso... ¿tú me odias también? - esos enormes ojos verdes estaban llenos de lágrimas que estaban a punto de salir.
—Claro que no Madison. Tú eres mi hermanita. Por nada del mundo te dejaría sola y mucho menos ahora. - como odiaba verla llorar.
Quizás tenga seis años, pero es una niña muy madura. Su forma de hablar era la prueba más clara.
El Doctor entro al cuarto con libreta en mano. Iba tan enfocado que se sorprendió de ver a Madison despierta.
—Con que nuestra Bella Durmiente despertó. Vamos a ver cómo se siente hoy... Y supongo que usted es su Príncipe Felipe. - ni siquiera yo sabía como se llamaba el Príncipe de esa película de animación.
—Soy su hermano mayor. Por ahora soy su encargado. - el Doctor me miró de arriba abajo.
—Pareces muy joven... Vine aquí para ver los vitales de Madison. - el Doctor se acercó a ella y comenzó a anotar en su libreta.
—Si sigue así, mañana mismo la daremos de alta. - justo lo que mis oídos querían oír.
Sé que a Madison jamás le han gustado los hospitales. Hace un año su abuela Rosa, la madre de Sara, murió en frente de ella en este mismo hospital. Desde entonces, procura no enfermarse.
—¿No me puedo ir hoy mismo? - no me extraña ese tipo de preguntas de parte de Madison.
—Es mejor que te quedes un día más, por si acaso.
—Pero yo me quiero ir ahora.
—Queremos ver tu estado mientras estás despierta, además... - tome al Doctor por su hombro.
—¿Podemos hablar en privado? - invité al Doctor a salir del cuarto.
El Doctor asedió a salir. Mire atrás y Madison estaba perdida en sus pensamientos.
—¿Qué pasa?
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"Ese Chico Raro"
Teen FictionEl pasado es el creador de cicatrices en el corazón de las persona. Tal vez se alivie el dolor, pero las marcas seguirán hay. ¿Puede una simple persona borrarlas por completo? ¿Acaso es tan poderoso el amor? Madison es una adolescente de 15 años, co...