Capítulo 31

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Madison.
Sabía que era una pesadilla, estás eran muy diferentes a los sueños. Que traían con ellos una calidez agradable a mi cuerpo, era como estar bajo la luz del brillante sol por la mañana, cuando aún sus rayos no eran tan penetrantes. Las pesadillas en cambio, me transmitían algo totalmente diferente; era el frío incómodo que me dejaba saber que lo que iría a pasar a continuación no era bueno.

Me encontraba en una total oscuridad, ni siquiera podía ver mi cuerpo. Comencé a caminar arrastrando mis pies con cuidado para no tropezar, y con mis manos estiradas trataba de encontrar algo para sostenerme. Entonces tropecé con algo no muy pesado que según mis manos no era más alto que mis caderas. Me agaché para tratar de sentir lo que era con mis manos.

—Un asiento para... ¿niños?

Inmediatamente después de descubrir que era lo que se encontraba ante mi, se empezaron a escuchar ruidos de fondo, no muy fuertes, pero perceptibles. Según escuchaba, era el viento, el motor de algún artefacto, y muy lejos, muy en el fondo, una música que por su bajo tono no llegaba a escuchar del todo, pero me resultaba familiar.

—Siéntate Madi, es peligroso que estés fuera de tu asiento protector mientras yo conduzco.

Me volteé tan rápido como pude al reconocer su voz, pero al voltearme fui trasladada al asiento protector de niños. Parecía, como si se hubiera agrandado a mi tamaño, o yo, me hubiera hecho pequeña. Y en ese momento todo comenzó a ser visible. Me encontraba en un auto, con todas sus ventanas abiertas, y a pesar de que el auto estaba en movimiento no podía llegar a ver cuál era nuestra ruta. Digo "nuestra" porque ese auto no se estaba conduciendo solo.

—¿Mami?

Ella se volteó y me sonrió. Era espeluznante, a pesar de que su sonrisa era hermosa y llena de felicidad, verla después de saber que ella había muerto me causaba escalofríos.

Pude escucharme a mi misma al llamarla, ahí supe que me había convertido en la Madison de seis años antes de perder a su mamá.

Tal vez tenía la apariencia de mi yo de seis años, pero seguía teniendo escalofríos y pensando como esto, que según yo era una pesadilla, me estaba mostrando a mi mamá, ¿de que forma esto se convertiría en una pesadilla?

—¿A donde nos dirigimos?

Tenía miles de preguntas en mi mente, pero eso fue lo que había salido de mi boca, sin yo desearlo.

—¿Acaso lo olvidaste, Madi? Vamos a la playa.

Era esa misma escena, mi mamá estaba llorando mientras sonreía, luego de eso subió el volumen de la radio y pude por fin escuchar la música que sonaba desde el inicio, era la misma canción que íbamos escuchando ese día.

Quería gritarle que se detuviera, que no fuéramos a la playa ese día. Pero tal vez tenía poder sobre mis pensamientos, no de mis acciones.

Había comenzado a sentirme mareada, estaba tratando con todas mis fuerzas de gritar, para que detuviera el auto, pero mis deseos no salían más allá de mi mente. Esa Madison solo hacía tres cosas: mirar por las ventanas, mirar a Sara y cantar.

Luego de tanto rato tratando de gritar para no llegar a nuestro destino. Terminamos llegando a la playa, sentí que se me helaron los pies del mal presentimiento que traía desde el principio. Era la misma playa, la misma atmósfera de día lluvioso, con las olas del mar aterrorizándome, cosa que no había sentido ese día, sino tal vez no hubiera entrado al agua.

Llevábamos varios minutos estacionadas en el mismo lugar, pero mi mamá estaba inmóvil ante la vista del mar.

—Lista Madison.

Ella había desaparecido del asiento del conductor y yo había vuelto a mi tamaño original, yo no era la Madison de seis años. Aún así me encontraba dentro del auto. Inmediatamente me baje del auto y corrí hasta la orilla del mar. Me detuve justo delante del agua, esa la caul me causaba tanto pavor, tal vez ni siquiera era el agua en si, era su profundidad. Ese azul tan oscuro que no dejaba visible lo que se encontraba en el fondo.

Llevaba un minuto paralizada, sin saber que rayos hacer.

—Madi, vamos, ven con mami.

Hubiera corrido a sus brazos sin dudarlo, pero ella se encontraba dentro del agua. Lo único que hice fue mirarla y al instante lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Era frustrante, ella estaba ahí, justo en frente de mi, podría abrazarla, podría oler su magnífico perfume que jamás olvidaba ponerse, pero estaba aterrada.

Cerré los ojos por un instante buscando el coraje para poder llegar justo donde ella estaba.

—¡Madison!

La historia se estaba repitiendo, mi mamá estaba siendo golpeada por grandes olas y estaba atascada en una red.

—¡Madison, ayúdame!

Olvide todo por un momento, mi miedo, el hecho de que eso era un sueño, el hecho de que salvarla en ese instante no cambiaría nada en la vida real. A pesar de todo entre en el agua sin dudarlo.

—Aquí estoy mamá. No dejare que pase otra vez.

En ese momento fue como si el tiempo se hubiera detenido. Las olas habían parado, se habían congelado, el viento dejo de soplar y el agua estaba inmóvil.

—Otra vez. Esto no cambiará nada.

Estaba tratando de sacar su pierna de la red, pero esas palabras fueron suficientes como para derrumbar mi mundo en un instante.

—Todo fue mi culpa.

Ahora era yo quien se estaba ahogando, cayendo lentamente a la profundidad del mar sin poder mover ni un solo músculo. Pero a pesar de que estaba muy profundo, podía ver el reflejo de mi mamá mirando como el mar me arrastraba a sus profundidades.

—Madison. ¡Madison!

Me desperté asustada y sudando. Mi hermano me tenía agarrada por los hombros, y según su expresión estaba asustado.

—¿Qué pasó Malcom?

—Madison, no estabas respirando, temblabas y llorabas. ¿Que clase de sueño estabas teniendo?- me tumbe sobre el hombro de mi hermano.

—Veía como mi mamá moría otra vez, intenté cambiar eso, aunque solo fuera en un sueño, pero al final quien murió fui yo.

Malcom me abrazo, y sin poder evitarlo las lágrimas salieron nuevamente.

Una herida que estaba cicatrizada, había quedado abierta nuevamente, a sangre fría.

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Hola chicos, perdón por tardar tanto en volver a publicar, por eso creo que les debo una explicación válida. Soy una adolescente de 16 años y pues como todos, tenemos momentos difíciles como estudiantes, en mis calificaciones antes de comenzar el verano, no me fue nada bien. Pues como era obvio me castigaron, sin celular todo el verano. Fue duro, aunque yo no nací con un teléfono en mi mano, pero me frustraba haber tenido tanto tiempo para dedicarle a mi novela y no poder. Me entregaron mi celular cuando comenzó la escuela nuevamente, pero aun así, estaba en blanco, sin ideas para "Ese chico raro". Espero que me entiendan y gracias por su paciencia. De ahora en adelante trataré de actualizar más rápido. Gracias por seguir leyendo, significa mucho para mi, no olviden dejar su estrellita, y comentar.

Respecto al grupo de WhatsApp, ya lleva mucho tiempo hecho, persona interesada, puede mandarme un mensaje y lo añadiré con mucho gusto. Por ese grupo me comunico directamente con ustedes, ya que me gustaría conocerlos más allá de Wattpad. Gracias por todo.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2018 ⏰

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