Capítulo 18

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Madison.

Era la primera vez que salía con Liam desde hace meses. El había estado muy ocupado con exámenes y muchos papeles para entrar en una academia de policías. Y eso le tomaba mucho tiempo.

Me llamó a mi celular por la madrugada, apenas eran las tres y media de la mañana.

A las tres y media de la mañana:

–¿Hola?

–¡Madi la encontré!

–¿De que hablas, Liam? Son las tres de la mañana.

–Error, tres y media. Encontré la carta de la academia, estaba en mi auto con otras cartas. Llevo con ella en mis manos diez minutos y no puedo abrirla.

–¿Y que se supone que diga esa carta?

–Es el primer paso para poder llegar a ser sargento o mi último paso para mí sueño. Si no califique no sé qué será de mi después.

–Entonces, que estás esperando para abrirla.

–Trate, pero no pude, tengo miedo de saber qué dice. ¿Me haces un favor?

–Bueno me levantaste a las tres y media de la madrugada si no lo hago de que valdrá que haya contestado mi celular.

–¿Lo abrirías por mi?

–¿Por que yo?

–Sea una buena o mala noticia quisiera escucharlo de tu voz.

–Que poético.

–¿Lo harás?

–No hay problema Liam, pero por favor no me vuelvas a llamar a esta hora. ¿Donde estás?, escucho autos.

–Gracias, Madi, por eso Te amo. Ha, estoy en el estacionamiento de la pista atlética, estoy esperando a un amigo para correr juntos.

–Si no te aceptaron en la academia luego de un tiempo se arrepentirán, Dios mío, como puedes levantarte tan temprano para correr.

–No se princesa, solo lo hago, bueno té dejo dormir ya. Buenos días.

–Eres único. Buenos días.

–Hasta la tarde.

–Hasta la tarde.

Estaba caminado hacia el centro comercial donde encontraría a Liam en la fuente de la entrada a la una de la tarde, para usar el cupón que me regalo y luego de comprar yo abriría su carta.

De lejos pude verlo estaba muy bien vestido, con una camiseta blanca, una chaqueta de cuero color negra, unos jeans negros y unas botas de cuero. Su estilo me gustaba, era casual un estilo ochentero.

Estaba más cerca de el, pero no se dio cuenta de mi presencia y cuando se volteó, estaba fumado.

—Me habías dicho que ya no fumabas.- se sobresaltó cuando me vio.

—Ni siquiera un hola.- me dijo dándome un beso en la mejilla para el cual tuvo que bajarse bastante (enana).

—No evadas mi comentario...

—Eso fue hace un año... ya no fumo como antes solo cuando estoy ansiosos o nervioso.

—¿Estás nervioso?

—Como no estarlo si estaré toda la tarde junto a ti.

Liam era súper sincero y espontáneo, una tremenda combinación. El era cuatro años mayor que yo, pero aún así, yo le gusto. Siempre me dice nombres como: mi chica, princesa, mi niña... y muchos otros que no recuerdo. No me molestaban, pero nunca me los decía cerca de mi hermano. Malcom le molestaba que el fuera así conmigo.

Íbamos caminando por los pasillos del centro comercial mientras el me explicaba todas las entrevistas que hizo para poder entrar solo a la lista de espera.

Cuando llegamos a la tienda pude ver a Carl, era un amigo de Malcom, había olvidado que trabajaba en esa tienda, bueno era su segundo trabajo, pues era compañero de mi hermano en la empresa de Cámaras.

—Con que la pequeña Madison se digno por fin venir a verme.- dijo y me abrazo súper fuerte.

—Tiempo sin verte, Carl. Casi como cinco meses ya no vas muy seguido al departamento.

—Si lamentablemente, he estado en muchos viajes para el extranjero en trabajos de importancia.- cuando se refería a trabajos de importancia se refería a trabajos muy bien pagados.

—Ya veo.

—¿Madison y quién es tu amigo?- por un momento olvide que Liam estaba hay, su silencio era más grande que su presencia.

—Perdón, el es Liam, es un buen amigo, muy cercano...

—El que le sigue a su novio.

"Ese Chico Raro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora