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Estoy en un bar con Dane y Alex, sentada en la esquina en una mesa. El lugar está lleno de gente, muchos cuyas intensiones es ir a los clubs pronto y otros como nosotros, quienes sólo quieren pasear y beber algunas cervezas. Gerard no está, sin duda, causando problemas en otro lugar. Dane llega con nuestras bebidas.
―Suéltalo, hombre ―le dice Alex, sobre el ritmo sonando desde el DJ en el otro lado del bar. Mi hermano está loco por su esposa y nunca ha estado tentado por otra, pero él disfruta jodidamente escuchando las actividades de sus colegas, actividades que son raramente inocentes u honradas.
Dane se ríe por lo bajo como si el simple recuerdo del chisme es gracioso. Él se inclina para estar más cerca, el dorado pendiente en su nariz reflejando la luz. Todos nosotros acabamos un poco agachados, nuestra cercanía alrededor de la pequeña superficie dándonos una sugerencia de privacidad.
―Así que nosotros estábamos en su casa, y ella es toda garganta profunda conmigo y mierda, su manipulación era para salirse de las cadenas. De la nada, ella está como, —Fóllame por el culo, Dane—. Por lo general tienes que trabajar en eso, cierto, pero no, no con ella. Así que estamos en su cama, yo estoy follándola por el culo, y lo siguiente que sé es que se caga sobre mí.
―¡Oh, mierda! ―ruge Alex con diversión, recostándose en su silla―. Perdón —por —el —maldito —juego —de —palabras. No puedo evitar unirme a su carcajada y ¿quién no lo haría? Afortunadamente, esa mierda... no me ha pasado nunca a mí, gracias a Dios.
―¿Quién demonios pide eso si no cagaron ese día? ―dice Dane con una genuina expresión incrédula en el rostro―. He visto esas cosas en internet. No ví que eso me pasase a mí. Es algo infernal que no me importa hacer, pero eso... ―él niega con la cabeza―. Joder, hombre.
―¿Qué pasó luego? ―pregunta Alex, aguantando otro ataque de risa.
―Me duché y me ceñí al acuerdo. ―Él toma un gran trago de su Bud.
Mi hermano empieza a reírse otra vez, y también yo, hasta que mi mente empieza a asombrarse. El resto de la conversación se desvanece.
Todavía estoy intentando comprender la réplica que Camila me hizo hoy, pero no creo que sea el momento de preguntarle. Ahora, gracias al mensaje de texto de Saffron, sé que ella y Shawn se han separado. Eso, al menos, explica que ella esté emocional, pero no me da indicios del por qué reaccionó conmigo como lo hizo. La llamaré cuando me vaya, como debería hacerlo de todos modos, pero no puedo esperar una explicación cuando ella está alterada por su ruptura. Su opinión de mí me molesta, así que tengo que hablar con ella sobre eso en algún momento.
―¿Dónde está tu cabeza, mujer? ―pregunta Dane, interrumpiendo mis pensamientos.
―¿Qué? ―pregunto, mirándolo.
―¿Qué pasa?
Me encojo de hombros, de forma casual.
―Estoy bien.
―Sí, claro, dile esa mierda a Gerard y él se lo creerá. Yo no.
―Sólo estoy... pensando.
Arquea una ceja. ―Eso es obvio.
Niego con la cabeza, todavía intentando arrojar un aire de indiferencia.
―No es nada importante.
―Si no es nada importante, entonces cuéntanoslo.
―Camila y Shawn rompieron. Esta vez para siempre.
