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Cuando me desperté, hubiera entrado en pánico si no me hubiera dado cuenta de que los zapatos de Camila seguían ahí por la puerta del dormitorio. Quería despertar y encontrar que lo de ayer no era más que un mal sueño, un bebe con una mujer por la que no siento nada con el dolor y la decepción en los ojos de Camila, el sabor de sus lágrimas.
Pero es real.
El sol ya ha se a elevado, y se dónde está Camila . Me pongo mi camiseta y mis pantalones vaqueros.
Cuando salgo al balcón, Camila me ve en mi camino. – No sé por qué, pero esta es mi parte favorita de tu casa–. Probablemente lo sabía antes de que ella lo hiciera. También sé que estoy más cerca de perderla que mantenerla.
Ella está en el asiento del amor, envuelta en una manta, con los pies en alto y las rodillas abrazando su pecho. Me siento, pongo mis brazos alrededor de Camila, y la atraigo hacia mí. Me deja sostenerla, y por un rato no decimos nada.
— ¿Crees que tal vez es hora de hablar de las cosas?— Le pido, manteniendo mi tono ligero, dándole una opción clara si hablamos acerca de ello o no.
—No creo que lo necesitemos. Te conozco, _____, así que sé lo que vas a hacer. Vas a hacer lo correcto y debes hacerlo. No estoy segura de si yo puedo—. Con aquellas palabras, estoy aún más lejos de mantenerla. No puedo estar de acuerdo, tengo que hacer frente a las consecuencias de mis acciones. Dejo caer la cabeza contra la ventana detrás de mí, cerrando mis ojos. Clavando mi nariz en un lado de mi cuello, Camila enlaza su brazo alrededor de mi cintura. La sostengo con fuerza. Ella tiene razón, no puedo hacer que se quede. No intentaría forzarla, ya sea, no importa lo mucho que la quiero.
— Creo que debemos hablar de eso–. Levanto mi cabeza para ver su cara. Ella me mira y luego la baja, evitando la mía. —Puede que tengas razón, es probable que debieras.
– ¿Quieres preguntar algo? — ella suspira.
– No lo sé–. Me quedo en silencio y espero. Hace contacto visual conmigo, su dolor habla claramente. Me odio por hacerle esto. Me oído por hacerme esto, también.
–¿Cómo lo sabe ella? — eso no es una pregunta que ella quería que preguntara. Es lógico, pero sé que no le va a gustar la respuesta.
– Emily fue la diseñadora de interiores cuando llegue a casa de mis padres–. Aunque no me gusta la forma en que se encuentra. Era el regalo de mierda de Alex en su trigésimo quinto aniversario de boda.
Ella se ríe. Sé que no es porque suene divertido. – Eso está bien–. Su tono no es totalmente sarcástico.
Frunciendo el ceño, ella toma su foco lejos de mí. —Mejor que una aventura de una noche supongo. Por lo menos, ¿estoy suponiendo que no lo era? —. Hay un borde duro en su voz esta vez. Ella tiene todo el derecho de estar enojada conmigo, pero no creo que nadie posiblemente pueda estar tan enojado conmigo como lo estoy yo ahora.
– No, no lo era–. No estaría en esta posición si se hubiera tratado.
– Es tan extraño escuchar su nombre hace que se suene aún más real .¿ De cuánto esta?
– 5 meses
–¡Wow! — su mirada choca con la mía, sus cejas se tensan. – Hay solo cuatro meses para prepárate para la maternidad. ¿por qué solo ella te lo diría ahora? — Ahora parece que su preocupación es acerca de mí.
—Estaba asustada. Lo iba a evitar que en un primer momento, pero luego se decidió. Ella dijo que me iba decir, porque sentía que tenía el derecho de saber. –
—¿Por qué tomaste un riesgo estúpido? —
– No lo hice. Lamento no tenerlo. Por lo menos entonces podría estar enojada conmigo misma por ser una maldita idiota total. Se rompió el condón–.
– Mierda, eso es mala suerte–. Por un breve instante sus labios muestran una sonrisa. Un momento breve. — lo siento por acusarla así.
– ¿Por qué? Era una cosa obvia de asumir.
– ¿Cómo te sientes al respecto? —No puedo entender por qué ella se preocupa tanto por mí. Quiero saber cómo se siente, pero si se lo pregunto probablemente voy a terminar nuestra conversación antes de tiempo y no con el resultado deseado.
—Obviamente, no habría elegido que las cosas fueran así, no es lo que quiero. Es la última cosa que quiero. Pero no puedo decir ¡A la mierda! y actuar como si no pasara nada, no tengo más remedio que lidiar con ello. No quiero apartarme de ti.
Ella se mueve, con la manta aun envuelta alrededor de ella, y se sienta en mi regazo y apoya su mejilla contra mi frente.
– Es solo que no se si puedo hacerlo, _____. Te he amado durante tanto tiempo, todo el tiempo sintiendo que no podía tenerte y ahora, cuando llego resulta que hay alguien más, otra mujer. Incluso peor que eso, ella va a tener tu bebe. Sé que no estás con ella, pero todavía va a estar allí. Vas a tener un hijo con otra persona. Debería ser yo—. Ella apenas susurro la última parte, y se sintió como un chuchillo en mi corazón.
– Necesito tiempo para pensar, _____. No puedo decirte lo que deseas escuchar en estos momentos–. Ella aprieta sus labios en mi frente y suspira, cierro mis ojos. Nos quedamos así durante mucho tiempo.
