Camila
A la mañana siguiente, me encuentro diciendo en alto mis palabras en la ducha.
Es ridículo, la verdad, porque todo en lo que consiste es en decir: —Hola _____—. Obviamente ella va a decir algo así como... No tengo ni idea de lo que dirá ella. Toda la noche con eso, y eso es todo lo que consigo. ¡Genial! Yo espero que ella responda algo así de entusiasta como con Dane. También espero que al menos recuperemos cierto nivel de amistad, Lo perdí y me quedé con eso más tiempo que el que fue mío. Me siento lo suficientemente fuerte como para aceptar que no puedo tener más que eso. Yo daré lo mejor de mí, de todos modos.
Estoy siguiendo adelante con mi vida, tengo el trabajo de fotógrafa en la revista donde Lauren trabaja y he rentado un estudio para mis trabajos de escultora y fotografía. Me siento bien con todo lo demás, por lo que ahora hablar con _____ es la última pieza de mi rompecabezas.
Saliendo del baño envuelta en una toalla, me apodero de mi celular que está en la mesa del desayuno. Me siento en el sofá y me tomo un momento para calmarme. Tengo el número de _____ seleccionado. Bueno, he hecho esta parte muchas veces. Es presionar la tecla de —llamar— en lo que consiste el reto. Mi corazón empieza a palpitar y me recuerdo a mi misma que tengo que respirar y... el timbre de mi intercomunicador suena, haciendo que salte fuera de mi piel. ¡Joder! Ahora mi corazón está acelerado pero por una razón muy diferente.
— ¿Qué estás haciendo aquí? Podrías haberte pasado en la noche. — le digo a Lauren cuando ella entra, viste con unos jeans oscuros y una sexy camisa amarilla, su pelo negro está recogido en una coleta alta. Se dirige directamente a mi sofá y se desploma sobre el.—El carnaval de Dempsey está en la ciudad este fin de semana. Yo quiero ir, pero Brad es un terco, y me niego a ir sola. Ellos tienen todas las mejores atracciones. ¿Vendrás?
—Si, sólo deja que me prepare. Voy a llamar a Elena y ver si ella y el Kiddos quieren venir.
—Ya lo he hecho yo y tienen planes. Somos solo nosotras, amiga.
Es un sábado precioso de mediados de octubre, y me gusta el plan. Llamaré a _____ cuando regrese, nunca había estado tan dispuesta a ponerme en contacto. Me pongo unos jeans azules con la cintura baja y una blusa blanca de tirantes. Nuevo pelo corto, monedero y chaqueta en mano y estábamos saliendo por la puerta.
Conducir con Lolo es divertido. Entramos en la Kombi con las ventanas abierta y una agradable brisa se abre paso, y 3OH! 3's My Frist Kiss se repite con nosotras cantando en alto. Es como en los viejos tiempos.
Llegamos al parque. Es temprano en la tarde y aún está tranquilo, son sobretodo familias las personas que están. Primero paseamos en el Ferris, a continuación, en un tonto y en absoluto miedoso tren fantasma, no por asustarnos, sino por el gusto inmaduro de montar, y luego empezamos a perder dinero intentado ganar un gran cocodrilo para Caleb.
—No aprecio mucho estar perdiendo así —me quejo a Lauren.
Ella tira de mi codo y me lleva a otro de los tenderetes. —Vamos entonces al de las ranas con el martillo. Tal vez podamos conseguir una para Caleb.
—De verdad espero que sí, estoy cansada de perder.
A medida que nos acercamos al puesto de las ranas, estoy pensando que tal vez deberíamos sólo disfrutar de algún paseo real. Puedo comprar algo para el kiddos, jugar a estos juegos estúpidos es innecesario. Levando mi frustrada mirada, lista para decirle a Lauren de olvidarnos de esta mierda y el asombro hace que mis pies me manden al suelo.
Está justo ahí, de espaldas a mí, es un hombre alto de piel del cacao y rastas hasta su culo malditamente sexy. —! Dane! — Grito.
Él se da la vuelta para mirarme con una sonrisa de oreja a oreja. —Estás ahí. —
