Camila
Me he revolcado durante el último par de semanas, ahora es el momento de alejarme de eso y seguir adelante con mi vida. Me encanta estar aquí y el trabajo es increíble, así que, aunque sé que regresaré a casa en algún momento durante el próximo año o dos, me quedaré por ahora.
Siento que tal vez es el momento de conocer a alguien. _____ siempre ha estado ahí, en el fondo, lo que hace más difícil que tenga éxito en una relación. En su ausencia, lo más probable es que sea una mejor oportunidad de hacer bien las cosas. Es hora de probar, por lo menos.
Después de sus innumerables invitaciones, he decidido a ir a una cita con Roman. Él no sabrá que he cambiado de opinión, y no estoy segura de cuando, volverá a preguntármelo. Por lo tanto, tomaré la iniciativa. Es domingo por la tarde, y he terminado su clase de meditación. Todos se han marchado,estoy a punto de dar el paso en estos momentos.
—Oye, le digo, cuando me acerco a él.
—Camila, ¿estás bien?
—Sí, estoy bien. Gracias por la clase.
—Es un placer, como siempre.
Sólo pídeselo. Pídeselo. —Um, no sé si estás ocupado, pero ¿te gustaría ir por frutas y té de hierbas?
Me mira, hace una pausa, y luego una lenta sonrisa se forma en sus labios. —Claro, ¿por qué no? — Está bien, así que no es exactamente una cita, pero es un comienzo. Es lo mejor que puedo hacer en este momento, estoy tan malditamente nerviosa.
A medida que entramos en la cafetería, los pensamientos estúpidos e innecesarios se están formándose a través de mi cabeza. Está a la vanguardia de mi mente y eso que no he estado cerca de un hombre, de alguna manera, en más de un año; casi catorce meses para ser exactos. Sé que casi no es para siempre, así que me saltaré las conclusiones absurdas, sólo es té por amor de Dios, pero no puedo detener los pensamientos.
Nos sentamos en una mesa de la esquina, y aunque podría fácilmente hacerlo ahora, he decidido esperar antes de la cita para hablar. Sí, es que pierdo mis nervios. Nunca fui tan concisa, oh es una pena, pero ahí lo tienes; es lo que hay.
Como siempre, nos reímos y hablamos de cosas que van desde irrelevante a importante. A mediados de conversación, Roman se inclina hacia mí, desde el otro lado de la mesa, y me susurra: —¿Así es esto como una cita?— Puedo decir que está bromeando, así que me rió. Siempre me hace reír.
Todavía en un murmullo me dice: —Hablando en serio, ¿esto significa que estás lista para sacarte a pasear?— Él me mira a los ojos, su mirada azul océano; la más intensa que he visto de él hasta ahora, pero con un toque de su habitual afecto amistoso.
Me muevo hacia adelante y susurro. —Yo creo que sí.
—En ese caso, ¿hay un festival de música el sábado y quiero que vayas conmigo? Algunos de mis amigos estarán allí, como Jerry y Verónica; los dos se conocieron hace unos meses. Será una especie de grupo, pero vamos a estar juntos, también—. Sé que él está tratando de hacer fácil mi primera cita con él, esto es típico Roman.
Ahora estoy muy contenta de que he tomado un par de fines de semana libres en el trabajo, empecé a sentirme cansada y por ser tan excesivamente emocional me había cercado al borde. Hoy siento muy bien, sin embargo.
—Me gustaría eso, suena divertido. ¿Dónde es?
No he estado en ningún tipo de evento musical que no sea el Electric Daisy Carnival, en Los Ángeles, hace más de un año. Me encantan los festivales y ferias en las calles, por lo que la invitación de Roman es perfecta.
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Anoche me arregle mi cabello, decidí hace tiempo que no iba a cortarlo del todo durante esté en Arizona, mi cabello es mi proyecto personal. Ha crecido desde más allá de mis hombros y mi flequillo ya no está y ahora rodea mi rostro hasta mis pómulos.
Una vez que esté lista y vestida en un corto, vestido blanco de tubo, y sandalias, por si acaso empacaré unas botas, pantalones vaqueros y una chaqueta. Si regresamos tarde pueda que la temperatura baje.
Estoy ansiosa de que llegue Roman y hasta siento mariposas en mi estómago. A pesar de que lo conozco desde hace un año, lo he visto muchas noches a la semana y hasta he consumido cientos de café moca con él, esta cita me está poniendo nerviosa.
Mientras me estaba arreglando me di cuenta de que nunca tuve una cita con _____. Cuando me vino el pensamiento, rápidamente lo alejé de mi mente. Me pasé toda la mañana evitando los pensamientos sobre ella. Mis planes con Roman parecen agitar las cosas, y hace que me pregunte si a _____ le resulta fácil superarme. Espero que no.
Cuando escuché la combi salí afuera, al encuentro con Roman.
¡Vaya! Si tan solo él me dejara conducir la maldita cosa. Dios, estaría tan contenta de tener este viaje a solas como nuestra primera cita. Viajamos con las ventanas abiertas, disfrutando de la brisa al pasar, y Kid Rock suena de fondo.
—¿No te dije que nos veríamos bien aquí, uno al lado del otro, tu bonita cabellera soplando en el viento?—, se ríe, sacando fotos mías con mi cámara. Cuando hizo ese comentario no preví que se hiciera realidad. La vida da vueltas, pero estoy feliz de estar aquí con Roman, y él luce magnífico en sus pantalones cortos de color beige, y camiseta blanca cuello v y sandalias. Sigo tan nerviosa como antes, es imposible no sentirse cómoda con él.
—Lo dijiste, Estoy de acuerdo, con facilidad. Continúas tu reinado como el rey de lo asombroso. Buen trabajo, Roman.
Llegamos al parque en el momento previsto. Numerosos escenarios de música y comida y tiendas de bebidas se distribuyen en el gran espacio abierto. Esta ocupado, pero Roman y yo nos sentamos con sus amigos no demasiado cerca del entretenimiento, así que nos sobra espacio. No se escucha tan fuerte aquí, tampoco, lo que nos permite hablar. Estamos sentados sobre mantas, bebiendo y comiendo alimentos que todos llevamos como una contribución para almorzar. Bueno, ellos la compraron toda, Roman insistió aunque no era necesario. Llevé un poco de cerveza y limonada, sin embargo, quería ofrecer algo.
Es una gran atmósfera y el sol se siente bien, con una extensión delgada de nubes en el cielo. En esta época del año, en el sur de Arizona, hace un tipo de calor agradable y no quema como él de hace un mes. Pude oír la voz de un hombre hablando a través de un micrófono, en el escenario más cercano a nosotros. La música comenzó, y no la reconocí, pero no me importa, ya que estamos conversando de todos modos. Los amigos de Roman son geniales, conocí a dos de ellos antes, pero son cuatro. Afortunadamente, la única pareja es Jerry y Verónica, por lo que no es incómodo.
—¿Estás bien?— Roman me pregunta.
—Sí, estoy bien—. Le sonrío de vuelta, sorprendido por lo cómoda que estoy con esto.
—Vamos a bailar, cariño—. Él se apodera de mi mano y me levanta.
El escenario está cerca de nosotros y hay una banda tocando viejas canciones de Rock & Roll, Love Me Do de The Beatles acaba de comenzar. Estamos bailando juntos y se siente muy bien y nos soltamos a medida que reímos y cantamos. En lugar de estar serios, estamos saltando como idiotas y tomados de la mano. La entonamos hasta el final, bueno, Roman sí. Yo solo algunas partes que sabía, sobre todo el coro. No es que yo esté familiarizada con los grandes éxitos, solo que no sé toda la letra de esa canción en particular. La que sigue es de The Rolling Stones (I Cant Get No) Satisfaction.
Al final de la noche, Roman y yo hemos bailado sin parar durante horas. Es el mejor día que he tenido desde que llegué a Arizona y ha sido una perfecta primera cita.
Cuando nos detenemos frente a la de mis tíos, estoy toda bronceada por estar expuesta al sol, me duelen los pies de tanto bailar, y estoy cansada, pero he tenido mucha diversión para preocuparme por ninguna de estas cosas. Estaré dormida tan pronto como mi cabeza caiga en la almohada. Roman me conduce a la puerta, y no se detiene. Me besa en la mejilla, su barba me hace suaves cosquillas.
—Duerme bien, cariño. Te llamaré por la mañana—. Él aprieta mi mano antes de dejarlo ir y camina de regreso a la combi.
Deseo que el miércoles tengamos nuestra siguiente cita. Esta vez, haré la invitación; iremos a la Feria Estatal de Arizona.
