Camila
Estoy tan avergonzada ahora. Por primera vez, después de años de conocerlos, me siento cohibida al mirar hacia Dane y Gerard. Me siento como si tuviera —me acosté con _____ anoche— escrito por todas partes. Es vergonzoso.
Lauren y yo nos arrodillamos en el suelo y empezamos a buscar en nuestras bolsas la ropa que vamos a usar después de la ducha. Seguidamente vamos a cambiarnos a la casa de los padres de _____. Lau está sonriendo, y yo también. Ella susurra:
—Así que, ¿metiste siete años de sexo en una noche?
Me rio silenciosamente.
—No, no podía, todo el mundo lo habría escuchado.
— ¿Pero están juntas? —Asiento, con la sonrisa más grande de todos los tiempos. Y nos abrazamos fuerte. —Eso es jodidamente impresionante—murmura en mi oído. Nos separamos. Me siento mareada de la emoción.
— ¿Qué pasó con Gerard? Él no se presentó después de que _____ y yo nos cambiáramos de sitio.
—Dane y yo le dijimos que no. Cuando vosotros estabais ayer en el lago, Dane me preguntó si todavía te gustaba _____. Lo vi como una oportunidad y le dije: —Tal vez—. Entonces me dijo que _____ estaba enamorada de ti, y yo estaba como, —De ninguna manera—, y él lo intuyo por mi reacción, así que empezamos a planear. Íbamos a esperar y planificar adecuadamente, precisión militar y todo eso, pero luego, cuando _____ dijo lo de dormir fuera, sólo aprovechamos la oportunidad. Nos miramos y supimos que ese era el momento. Cuando Gerard volvió del baño le contamos todo.
—No puedo creerlo Lauren. Dijo que me amaba desde el principio.
—Sí, yo no podía creerlo tampoco. _____ se lo dijo a Dane después de que tu perdieras los papeles con ella el otro día. Casi me asusté anoche cuando oímos que gritabas, no tenía ningún sentido si ambos sentían lo mismo. Enviamos a Gerard a vigilarlos así él se molestaría si veía algo. —Reímos tan bajo como pudimos—. Cuando no volviste nos imaginamos que las cosas estaban bien. Estoy muy emocionada.
—Yo también. Será mejor que nos vayamos, pero después hablaremos más. No me gustaría tener que volver allí. Esta es una ocasión en la que espero que Gerard desista.
Lauren sonríe, despreocupada.
—Puedes soportarlo, chica.
Cuando llegamos a casa de los padres de _____, Alex y Saffron ya estaban ahí. Alex corrió hacia mí, levantándome en un gran abrazo como si fuera su hermana, y me hubiera perdido hace mucho tiempo.
— ¿Realmente tú y mi hermana están juntas? Eso es un progreso, ¡qué bien! —Me besa en la mejilla, su barba bien cuidada me hace cosquillas en la piel.
—Sí, lo sé —le respondo, mientras me libera.
Saffron baja las escaleras en respuesta a nuestras voces. Nos abrazamos, y al igual que con Alex, su abrazo tiene una fuerza adicional en comparación con nuestros abrazos habituales.
—Bien hecho, muchacha —susurra en mi oído—. Hablaremos pronto, ¿de acuerdo? Quiero detalles.
—Hablaremos.
Yo nunca había estado en la casa de los Williams antes. Es notable y grande, con mucha luz natural, cortesía de las ventanas que hay del suelo al techo en la parte frontal. Los colores pastel de arriba y de abajo se complementan a la perfección. Mientras caminamos, llegamos a la cocina y el comedor. A mi derecha hay una gran mesa ovalada, de madera de roble. Su posición frente a la chimenea de mármol es ideal. Imágenes del día de Acción de Gracias y de la cena de Navidad inundan mi mente.
