Capítulo 38

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A media mañana y somos las únicas levantadas, estamos preparado el desayuno para todos. Mientras preparo las tortitas, Camila, que se supone es la encargada de los huevos revueltos, está inclinada sobre la isla de la cocina, con los codos apoyados sobre el mostrador de granito, una pierna cruzada frente a la otra, leyendo un periódico que alguien debe haber traído con ellos ayer. Está en unos jeans rosas ajustados y una camiseta negra y está jugando con algunos mechones de pelo que caen libres de su cola de caballo. Sexy como la mierda, como siempre.

Cuando vuelvo a la comida de la cual me distrae, Camila viene detrás de mí, sus suaves manos están gentilmente en mis caderas y su mejilla presionada contra mi hombro.

—_____, esto es tan extraño —ella envuelve sus brazos alrededor de mi cintura.

—¿Qué es extraño?

—Tú y yo... aquí de esta manera.

Apago la estufa y me vuelvo hacia ella. Cada vez que la miro encuentro difícil de creer que ella es mía, nunca voy a dejar de estar sorprendida por ese detalle. O fallar en apreciarlo. Moviéndola de regreso a la isla, la levanto y la siento en ella.

—¿Es un extraño bueno o un extraño malo? 

Hace una pausa, brevemente.

—Es extraño, extraño —niega con la cabeza, su expresión pensativa—. Sólo... extraño. Pero no un extraño malo... tú eres, como, mi novia. Eso es extraño, _____.

Me río, pero no por mucho tiempo antes de que ella me empuje en un beso. Se a lo que se refiere, incluso si ella no puede explicarlo. Mierda, incluso yo no puedo explicarlo, pero lo entiendo.

—Realmente te amo, _____ Andrew Williams.

—Real, jodidamente te amo, Camila Cabello Estrabao.

Ella se ríe de mi declaración, y un pensamiento se me ocurre. Mirando en sus ojos, digo algo absolutamente imprevisto, absolutamente inesperado, pero absolutamente cierto.

—No quiero ser tu novia —sus cejas se alzan con incertidumbre, así que rápidamente rectifico mis improvisadas palabras—. No es suficiente. ¿Cásate conmigo? —Su mandíbula cae y ella me mira con las cejas enarcadas—. No quiero asustarte, pero tengo que ser honesta.

Después de unos pocos segundos, su expresión se suaviza.

—Hablas en serio, ¿no?

No puedo resolver lo que son sus pensamientos, pero estoy feliz que ella sabe que lo digo en serio. No voy a dejarla salir de esta isla hasta que diga que sí. Asiento.

—Sí, lo digo en serio. —Mi mirada sigue ardiendo en la de ella. No me cabe duda que estoy tan sorprendida con mi propuesta como ella lo está, pero estoy segura de lo que quiero.

Después de lo que siente como una eternidad, ella finalmente dice: Yo quiero.

Ahora yo soy la del ceño fruncido.

—¿Eso es un sí?

—Sí —ella casi se ríe—. Mierda, _____.

—Sí... lo sé. —¿Qué giro de los acontecimientos?

—Sabes que estás loca, _____. Sabes eso, ¿no?

—Es nuestro tipo de locura, ¿verdad?

—Totalmente lo es.

If Only (Camila  y Tú G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora