Capítulo 52

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Camila

Es viernes por la tarde y estoy en mi cuarta cita con Roman. Vamos a hacer un picnic en el parque junto al lago. Estoy recibiendo los rayos del sol reflejados en el agua, creando una magnifica escena de brillantes diamantes. Una vez que he terminado, me uno a Roman.

Ha hecho un gran trabajo con el picnic vegetariano y vegano que trajo. Nos sentamos en una manta a comer y hablar, las horas pasan de manera muy divertida. Roman siempre ha sido una buena compañía durante el tiempo que lo conozco, pero parece ir a mejor en nuestras citas. También, se sienten más personales. Me gusta que la madurez que muestra vaya más allá de la mía, pero que también pueda retirarla y mostrarme que los años entre nosotros no existen. Además es un claro ejemplo de que un chico se ve mejor con la edad, no es como si los cuarenta y dos lo hicieran viejo. Es un hombre guapo, maduro.

Me recosté y cerré los ojos con un brazo detrás de mi cabeza y mis piernas cruzadas por los tobillos. Estaba todo tranquilo, con apenas gente alrededor. Me siento tan relajada que me podría quedar dormida.

Roman susurró en mi oído:

—Quiero preguntarte algo, aunque podría conseguir la respuesta yo mismo.

Acostada a su lado, abro los ojos y lo miro. Está frente a mí, apoyado en su codo. Está cerca pero no se siente intrusivo.

—¿Conseguirla tú mismo?

Sus ojos estaban sonriendo. —Si, sabes hacía dónde he estado mirando.

Sonrío con curioso humor. —¿Qué te gustaría preguntarme?

—¿Están perforados?— Su tono era de secreto a pesar de que nadie lo hubiera oído y dirigió sus ojos hacía mis pechos. Es imposible no reírse de su expresión traviesa. Ni siquiera me había fijado en que lo estuviera comprobando.

No llevo sostén debajo de la blusa amarilla sin mangas, por lo que no me sorprende que lo sospechara; sin embargo, esa observación requiere que mantenga mis tesoros ocultos. Asiento con la cabeza, riendo.

—Genial— Dice.

Cierro mis ojos pero mi sonrisa permanece. Ese es un ejemplo de las cosas que me gustan de Roman. Es abierto y sugerente, pero nunca es imprudente o inadecuado. Después de un momento, él mueve la mano que yo estaba sosteniendo en la parte inferior de mi abdomen y pone la suya en su lugar, pero debajo de mi camiseta. Me acaricia lentamente, sus manos y dedos son tiernos y cálidos, su piel es suave. Se siente muy bien que me toque. Ha pasado mucho tiempo desde que compartí intimidad con alguien. Ahora sé que también puedo intimar y acercarme a Roman. Así que no detengo sus caricias.

Tampoco lo detengo cuando siento sus labios presionar los míos. Son suaves y su barba cosquillea reforzando su masculinidad. Se toma su tiempo, rozando ligeramente la carne de mi boca con la suya, antes de empujar suavemente su camino. La unión de nuestras lenguas se siente bien y profundiza el beso, pero sigue siendo lento y exploratorio. Es satisfactorio y logro probar la fresa que comió hace un rato. En todo momento, continúa acariciando mi bajo vientre.

Estamos dentro del Kombi y listos para irnos, y justo cuando estoy a punto de girar la llave para encenderlo, Roman dice:

—¿Quieres venir a mi casa, o prefieres irte a casa?

Su oferta no tiene ninguna expectativa ni ningún tipo de presión. Sé que puedo elegir. Y no soy ninguna tonta, sé exactamente a dónde puede llevar eso.

Pero me siento cómoda y lista.

—Me encantaría conocer tu casa.

If Only (Camila  y Tú G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora