Camila
Es la noche después de mi conversación con Lauren. Ella y mi familia se fueron esta tarde, y este es el punto en el que las cosas deberían volver a la normalidad.
Es irónico que hoy es también hace tres años desde el día que mi corazón se rompió.
Estoy en la terraza con Roman, viéndole leer el periódico. Sus encantadores rizos dorados, increíbles ojos azules y preciosa madurez todavía me impresionan y fascinan tanto hoy como lo hicieron el día que le conocí.
Cuando nos reunimos por primera vez, Roman sabía que quería volver con mi familia en algún momento, por lo que no había hecho ninguna promesa. También mencionó antes de que nuestra relación comenzase que no residiría permanentemente en Arizona. Pero hemos durado casi dos años, y no creo que ninguno lo esperásemos. Desde luego, no había previsto todo lo que tengo en su apartamento.
Nunca nos hemos dicho, —Te amo— el uno al otro. Tratamos al otro con mucho cariño y cuidado, pero nunca hemos dicho esas dos palabras. No hemos hablado de niños o de matrimonio. Tal vez es por eso que podría vivir con él, ninguno de nosotros tenía ninguna expectativa.
Ha sido fácil desde el día uno.
Me pregunto cuánto le dolería si le dijese ahora que me voy. La idea de causarle una cantidad de dolor me atraviesa como un cuchillo, pero sé que tengo que encontrar una manera de decírselo.
Su mirada se desplaza desde el periódico hasta mí. Sus labios se curvan con cariño, y yo sonrío de vuelta.
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Tres noches más tarde y todavía no le he contado a Roman mis planes. Hoy rechacé dos reservas para el año que viene, porque sé que no estaré aquí. Tengo que hablar con él esta noche, sin importar el qué.
Paseándome inquieta, de un lado a otro de la sala de estar, estoy llamando a Lauren en busca de apoyo moral.
—Hey, Camila.
—Hola, Lau.
—¿Qué pasa?
—No sé cómo contárselo a Roman.
—Sé que es difícil, pero si has decidido que quieres volver entonces no tienes opción, ¿verdad? Sólo dile la verdad, que quieres volver a casa.
—Es decir las palabras. Lo he intentado, pero es demasiado difícil.
—Siento que tengas que lidiar con esto, pero tienes que hacerlo. Sería diferente si en realidad no quisieras volver.
—Sí, lo sé, no puedo seguir retrasándolo. He decidido que tengo que contárselo esta noche, pero todavía no sé qué decir. —Parándome en el sofá, me siento y al instante vuelvo y empiezo a pasear de nuevo. No sería tan difícil si no me preocupara por él, pero lo hago.
—Sólo se puede ser sincera. Perteneces totalmente aquí Camila, con tu familia, conmigo, y con _____.
—Esto va a parecer una locura, pero no puedo pensar en _____ ahora mismo. Sólo quiero centrarme en Roman primero y luego irme. _____ no puede saber nada hasta que esté lista, ni siquiera sabemos lo que siente por mí, ella podría haber sido capaz de seguir adelante. No puedo creer que esté arriesgando todo por ella. ¿Sabe lo de Roman?
—Sí, Saff se lo dijo. Se lo conté. Lo siento si preferías que no lo hubiera hecho.
—No, está bien. ¿Ella le dijo algo sobre eso? —Es patética y malcriada, pero tenía la esperanza de que se sintiera celosa. Estoy segura como el infierno que yo lo hice cuando Dane me habló de ella y Emily.
