8- Vegeta

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Vegeta
Dragon Ball Z
Parte 1 de 8
Advertencia: este oneshot lo publique tambien en otra plataforma bajo otro nombre

En la galaxia existen miles de planetas y razas diferentes. Pero una en particular era la raza conocida por su vida de guerreros de elite, y esos era la raza Saiyajin.
Poderosos como pocos, caracterizados por su cola de mono, su actitud provocadora y desafiante, y su cabello negro, la raza saiyajin tuvo muy pocos sobrevivientes luego de que Frezzer, un ser que se autoproclamaba como el más poderoso del mundo, ordenó la destrucción de su planeta Vegeta.
Pero antes de que esto sucediera, una bebe Saiyajin llamada Katrina había huido con su hermano mayor del planeta, su nombre era Krolock, su familia se llevaba mal con la de la realeza ya que ambos era muy poderosas de manera financiera, creían que el rey Vegeta los llevaría a su destrucción con sus alianzas, y eso fue lo que pasó. Sus padres habían muerto en su intento de enviar a los niños a un planeta lejano en la nave familiar, pero su visión de que ellos tuvieran un futuro mejor que el suyo, estaba lejos de poder cumplirse.
Krolock se había obsesionado con su sangre Saiyajin, creído de que eran los únicos sobrevivientes. Proveído de una fuerza mucho mayor a la de su hermana, cuando tuvo suficiente edad, el tomó posesión de su cuerpo, con objetivo de tener un niño y así restablecer poco a poco la raza pura de sus ancestros.
Pudo finalmente conseguir lo que buscaba, una niña cuyo nacimiento marcó un antes y un después en la vida de Katrina, una niña que murió asesinada a manos del mismo Krolock luego de que demostrara no ser lo suficientemente poderosa para repoblar su raza nuevamente.
Luego de esto Katrina se dedicó a huir de su hermano en la nave que habían sido salvados de su propio planeta, y aquí se encontraba ahora, viajando a uno de los planetas más inferiores y poco importantes de la galaxia, vulgarmente conocido como la tierra, era uno de los tantos planetas que había elegido como hogar provisorio, y esperaba que esta vez, su hermano no la encontrara tan fácilmente.
Tiempo restante de llegada a la tierra, 2 horas, 32 minutos, 17 segundos. La voz del comando de la nave interrumpió mi sesión de entrenamiento. Me encontraba en la sala de gravedad donde generalmente pasaba la mayor parte del tiempo.
Me sequé el sudor de la frente con el dorso de mi brazo. Mis esfuerzos por entrenar desde que comencé a huir de aquel monstruo al cual denominaba hermano, había dado sus frutos. Mi ki era inmensamente poderoso, seguramente hubiera sido una de las guerreras favoritas de mi planeta si este no yaciera destruido. Dirigí mis pasos hacia la ducha del lugar, quite mi sucio traje de entrenamiento, el cual me lo habían dado los habitantes del último planeta visitado quienes eran muy solidarios, y me solté el pelo negro el cual cayó en cascada por mi espalda desnuda llegando hacia mi cintura, dispuesta a ducharme antes de llegar al lugar
Me sentía cansada. Algo vacío había dentro de mi pecho al sentir que debía comenzar de nuevo mi vida. Pero pronto deseché esos inútiles pensamientos de mi mente, no necesitaba sentimientos absurdos rondando por mi cabeza, distrayéndome de mis objetivos. Volverme mortalmente invencible, para matar a Krolock y así poder vengar la muerte de mi pequeña hija de cuatro años.
La ira me embargaba al pensar en todo lo que mi hermano me había hecho pasar. Cada planeta que pisaba, a su llegada quedaba destruido, purgado completamente de seres vivientes, por eso había decidido que era tiempo de abandonar el planeta donde me encontraba antes de que matara a la gente que había sido amable conmigo.
Poco recordaba de mi pasado, solo que mi planeta había sido invadido y que con suerte había salido con vida de allí, pero mis padres habían muerto gracias a eso. Ni siquiera sabía si había otros sobrevivientes de mi raza.
Con dureza golpee la pared de la ducha en un arrebato de enojo contenido, dejando un hueco en esta que luego arreglaría, no era la primera vez que me ocurría.
Podía sentir mi ki elevándose, por lo que respire profundo mientras intentaba disfrutar la ducha.
Al salir me coloqué el traje que usaba mi madre para el combate y mi cola se enroscó en mi cintura, los pocos trajes que tenia le pertenecían a ella, ya que cuando había huido solo pude irme con lo que la nave traía dentro de ella, recuerdos que no quise sacar de allí.
Era un honor usar sus trajes, el de combate consistía en una tela azul elástica manga tres cuartos que me llegaba a los muslos. Tenía una abertura en la parte del pecho y una pechera protectora. En la pierna iba una liga de metal dorado combinada con el traje, la cual tenía las marcas que representaban a mi familia.
Una caja de recuerdos era todo lo que tenia de ellos. Pero nunca dejó que sentimientos de debilidad la invadieran. Ella era una saiyajin, y debía hacer honor a su raza y su familia.
Ingresando a la Estratosfera. Escuchó la voz de la nave, y con paso firme se apresuró a la sala de comandos. Observó el planeta el cual parecía pacifico, tenía un paisaje bien generoso, pudo observar como la nave alcanzaba a pasar la troposfera terrestre cuando el piso de la nave se sacudió con rudeza, golpeado por una gran luz. Gruñó con molestia al darse cuenta que estaba siendo atacada. ¿Cómo era posible que la haya encontrado antes de lo previsto? Se preguntó al momento de que intentaba hacer funcionar los mandos mientras caía en picada al suelo. Los controles no funcionaban.
La nave se rompió en pedazos ya que era vieja tecnologia, dejando un gran cráter y escombros en la tierra. Parecía que era un terreno irregular. Se sentía atrapada entre los escombros pero su enojo pudo más que eso.
Su ira desató que un aura color azul la cubriera completamente mientras los escombros encima de ella volaban para dejarle el camino libre, sus cabellos comenzaron a flotar sobre su cabeza, y su mandíbula estaba apretada mientras tenía el ceño fruncido en clara señal de disgusto.
Miró a su alrededor y no vio nada fuera de lo normal.
-¡Sal de donde estés maldito! ¡O te cazaré y te torturare hasta que desees que te asesine!-Grité con furia, alguien había destrozado la nave que me había acompañado desde la infancia y pagaría con cada trozo de piel, carne y hueso por ese atrevimiento.
-¿Quién eres?- interrogó con fiereza con un enano con la cabeza rapada parado a varios metros de mi- ¿Qué es lo que buscas en la tierra?-
-¿Cómo te osas a dirigirte hacia mí de ese modo maldito gusano intento de hombre? -pregunté indignada, ¿porqué un terrícola de pacotilla venia a hacerme frente de esa manera? ¿Quién era el para dirigirse de esa manera a un saiyajin?-Acabaré contigo antes de que puedas decir la palabra "Enano"-
-Eso veremos-murmuró el poniéndose en pose de batalla, sonreí con verdadero cinismo logrando hacerlo dudar, ese terrícola miserable no era capaz de ver el verdadero poder que constituía mi cuerpo, así que decidí darle una ventaja
-Muéstrame lo que tienes terrícola-gruñí con entusiasmo mostrando mis incisivos mientras me cruzaba de brazos esperando el primer ataque.
El terrícola de baja estatura elevó su poder por unos momentos logrando que un aura lo cubriera por completo, logré sentir con mi oído varias personas dirigiéndose al lugar de pelea cortando el aire mientras volaban, dirigí mi vista nuevamente a la mitad del terrícola que tenia adelante, el extendió su brazo hacia arriba y lanzó un disco de poder que esquivé solo re-dirigiéndolo con una mano hacia una pequeña montaña junto a mí, sonriendo con maldad al ver la sorpresa en su rostro y luego la preocupación.
-Mi turno-dije ladeando mi rostro de costado, demostrándole la seguridad en mi misma que poseía. Extendí mis brazos hacia adelante y dejé que mi ira y mi ki se elevaran aun más a niveles sorprendentes.
-oh por kami...- lo oí murmurar mientras retrocedía unos pasos, lo que solo logró aumentar mi ego logrando sonreír aun mas, mis pies se despegaron del suelo y mi poder seguía aumentando, solo estaba alardeando. Junté mis manos delante de mí mientras formaba una esfera de energía mucho más grande la cual iba dirigida a mi pequeño oponente aterrado. Pero pronto comprendí que alguien me atacaría por la espalda por lo que rápidamente redirigí mi esfera de energía sabiendo que el enano no escaparía de su agonía si la extendía unos minutos más. Me voltee con ligereza al tiempo que alguien intentaba sostenerme del cuello y solté la esfera logrando que un monstruo verde se estrellara contra el suelo con fuerza.
-Veo que quieren jugar varios, bien, puedo con todos ustedes-me lancé rápidamente hacia el enano cambiando de dirección y antes de que pudiera reaccionar patee su estomago haciendo que se elevara unos metros del suelo, y luego volé sobre él y lo golpe en la cabeza para que se estrellara rápidamente en el suelo.
Pero luego algo me detuvo, un niño se paró frente a mí, su cabello era en puntas color negro y vestía un traje naranja, parecía estar serio, me recordaba mucho a mi pequeña...-¡Deja de lastimar a mis amigos!-gritó con voz aniñada mientras se lanzaba contra mi tomándome distraída en mis pensamientos, logrando golpear con su cabeza mi abdomen y mandarme a volar hasta chocar contra una gran roca.
No deje ver que el golpe me había dolido un poco, el muchacho tenía potencial, me levanté rápidamente pensando en lo estúpida que había sido al dejarme llevar por mis estúpidos sentimientos, pero aun así no pelearía con ese niño.
-no te metas niño- gruñí al tiempo que veía al extraterrestre verde levantarse, era un namekusei, ¿Qué hacia aquí en la tierra?
-¡Haz caso Gohan! ¡Vuelve a casa!-le gritó este al niño al tiempo que él y el enano se lanzaban nuevamente hacia mí, iban a gran velocidad, por lo que cuando estuvieron a la distancia suficiente esquivé el puño del enano mandándolo contra el mismo lugar donde me había estrellado antes mientras que desviaba un ataque del namekusei re-enviándolo para que chocara con su compañero.
Vi al niño dudar para luego desobedecer y apretar los puños formando una torrentada de esferas, mientras yo las esquivaba con agilidad, pero cuando el ataque terminó escuché una voz grave desafiante
-¡No te metas en esto maldito mocoso!- le gritó un hombre mientras lo empujaba con fuerza quitándolo de su camino como si no fuera más que una mosca, logrando que el niño cayera sobre su trasero-¡Tu maldita perra, interrumpiste mi entrenamiento en este mugroso planeta!-gruñó con desprecio
El hombre era unos centímetros más altos que yo, tenía el cabello negro en punta y una expresión de enfado terrible, su semblante de seguridad me recordaba a mí misma, al igual que su mirada de desprecio sobre todo lo que tocara
-Saiyajin-sonreí al reconocerlo, nunca había visto otro de nuestra raza que no fuera yo o mi asqueroso hermano. Al reconocerme el también cuando llevó la vista a mi liga de metal y reconocer mi uniforme apretó los puños con fiereza
-No solo un saiyajin, ¡Soy el príncipe Vegeta y tu mujer interrumpiste mi entrenamiento!- logró cabrearme, ¿príncipe vegeta? ¿El era hijo del idiota que nos llevó a la ruina y aun vive?
Solté una risa maligna que no pude contener, ¿aun se creía príncipe? ¿Luego de que su planeta y raza ya no existieran?
-Disculpe mi príncipe, no quise molestarlo-fingí inclinarme en modo de reverencia para luego agregar-pero que yo recuerde no hay un reinado que pueda llamarlo príncipe a usted-

My Bad Guys: oneshots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora