My Bad Guys: oneshots

77- The Joker

The Joker
Batman
Advertencia: ninguna
Para Gat1ta

Corriste agitada por el techo del edificio. Viste a Batman caer junto a ti, ambos compartieron una mirada, Bane y hiedra venenosa se habian puesto de acuerdo para atacar ese día. Y ambos tendrían que actuar por separado.
-¿Cual es el plan?-preguntaste con una sonrisa traviesa. Tu traje rojo al cuerpo y tu antifaz con orejas del mismo color te daban un aspecto algo sexy y diabólico, pero para sorpresa de Batman, eras una gran compañera de pelea, aunque tal vez la diferencia con el es que lo hacía por diversión.
-tu ve con Hiedra-dijo el o más bien ordeno con voz gruesa, sabías que utilizaba algún programa para cambiarla, y te daba mucha curiosidad su identidad secreta-evita que te bese y ...-
-dios Murciélago, ¿Qué crees que haremos?-preguntaste divertida- soy más bien digamos heterosexual-
Batman rodó los ojos molesto, no tenía tiempo para esto.
-nos veremos aqui luego - gruño con mal humor, apunto su pistola de gancho al edificio de junto y disparo, desapareciendo en la noche.
Soltaste una risita, ese hombre era un amargado.
Saltaste hacia el callejón de junto y montando tu moto te dirigiste a la fábrica de la ciudad. Allí Hiedra venenosa causaba estragos porque contaminaban sus plantas.
Llamo policía aún no llegaba. Subiste silenciosamente por las escaleras de incendio, y decidiste romper los cristales del techo.
Pudiste ver a Hiedra en el medio, algunos guardias de la fábrica muertos y otros enredados en plantas inconcientes.
Caíste con una de tus rodillas en el suelo, pose de superhéroe, y sonreiste.
-si bien odio los contaminantes, debo decirte que está no es la forma-dijiste como discurso mientras hiedra se giraba hacia ti. Te miro con odio y camino lentamente en tu dirección.
-¿Pero quién tenemos aquí?-pregunto mientras sonreía sensualmente- eres la chica de Batman, has sido muy mala diablita- fingió un puchero -y ahora debes pagar-
Lanzo tentáculos de plantas hacia a ti, los cuales esquivaste con facilidad, sacaste tu vara roja de pelea de tu cinturón y comenzaste la pelea.
No era la primera vez que peleabas contra hiedra. Incluso a veces pensabas que lo hacía a propósito, que le gustaba pelear contigo. Golpeaste su estómago mientras los tentáculos regresaban hacia ti, ella pateo tu pecho con fuerza pero no sediste.
Con fuerza empujaste a hiedra con tu vara, golpeaste su nariz y pateaste una de sus piernas. Cayó al suelo y te sentaste sobre ella ahorcandola con la vara.
-está es una de mis fantasias sexuales-dijo ella relamiendo sus labios, su piel se ponía pálida por la falta de oxígeno, pero tenía un sonrisa malvada en su rostro.
Escupió tu rostro. Justo en tu boca.
Te alejaste horrorizada y enfurecida.
-estas marchitada, perra-gruñiste completamente molesta. Hiedra sorprendida al ver que no habías sido afectada por su veneno se abrió los ojos estupefacta. Aprovechaste su distracción. Con tu vara golpeaste su estómago quitándole el aire, giraste sobe ti misma y la hiciste tropezar colocando la varilla entre sus piernas, cayo al suelo con la cabeza rebotando en el piso, quedando algo aturdida.
Por último pateaste su rostro noqueando la por completo. Al menos si ibas a morir la llevarías a prisión de por vida.
Respirando entrecortadamente, te arrodillarse en el suelo dejando caer tu arma a un lado.
Tu cabeza daba vueltas.
Y esa estúpida risa. Esa desagradable y molesta risa. Dabas gracias de escucharla en ese momento.
Y su risa te contagio a ti, empezando a reír sin fuerzas.
-a veces..llego a pensar...-tu vista comenzaba a nublarse-que...me sigues...-
El río nuevamente como si de un buen chiste se tratara. Aún no lo veías pero sabías que era el. Tu cuerpo reconocía su presencia.
-tal vez eso es lo que tú quieres- dijo su voz en tu oído. Soltaste una risa sacastica. No lo reconocerías. Nunca jamás.
Una sombra de pos frente a ti. Sus pies fue lo que distinguiste. Con esos zapatos importados y el pantalón de color violeta. Cómo odiabas el color violeta.
El se agachó a tu altura. Tomo tu mentón con uno de sus dedos y alzó tu mirada, veías borroso a esta altura, pero aún podías distinguir su pálida piel y su cabello verde. Siempre sonriente. Siempre con esos labios al rojo vivo, una sonrisa grotesca. Amabas esa sonrisa.
-en tus sueños-respondiste sin fuerzas. Tus brazos sedieron y caiste al suelo, tus ojos pesaban cada vez más. El sueño te vencía.
Su risa fue lo último que escuchaste. Sentiste como te movia poniéndote boca arriba.
-tal vez en los tuyos querida- lo escuchaste decir. Mientras su silueta de inclinaba sobre ti. Sus labios se posaron sobre los tuyos en un pequeño beso, solo un minusculo roce. Y luego un pequeño piquete en el cuello.
Sus labios fueron lo último que sentiste y su rostro lo último que viste hasta que todo se volvió negro.