15- Vegeta

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Vegeta
Dragón Ball
Parte 4 de 8
Advertencia ninguna

•Bulma les prohibió usar la cámara de gravedad por tres días por los destrozos en su propiedad, ¿cómo osaba una humana a desafiar la raza saiyajin? ¡Los trataba como niños! Sus ansias asesinas la dominaban. Había cenado en su habitación evitando salir y cruzarse a cierto príncipe.
Unos autobots de limpieza recogieron los restos de la cena masacrada por su apetito saiyajin y se metió al baño a darse una ducha.
El agua logró relajar sus músculos, el vapor del baño era excelente, la temperatura perfecta...pero todo cambió cuando sintió un ki conocido en su habitación.
Luego de salir de la tan merecida ducha y cambiarse, salió del baño indignada, secándose el cabello.
-¿Qué demonios haces en mi habitación?-preguntó al hombre quien estaba acostado en su cama con las manos detrás de la cabeza
-Destruiste la mía, ¿Dónde pretendes que duerma?- inquirio el, enarcando una ceja
-Oh no lo sé...-respondió ella sacándose la toalla del pelo y arrojándosela a vegeta con frustración, quien con un disparo de energia la desintegró en el aire-lejos de mi vista-
-desafortunadamente para ti, este lugar me parece perfecto- murmuró girando su vista hacia el ventanal
-Vete de aquí vegeta, saca tu trasero de mi habitación ahora-gruñó la joven ya sin paciencia
Vegeta frunció el ceño con enojo, otra vez ese tono de voz, como si no supiera que hablara con alguien de la familia real le irritaba.
Con gran velocidad se acercó a ella y la tomó del la camisa estampándola contra la puerta.
-Tú no sabes con quien te estás metiendo-le escupió en el rostro a milímetros de el-me debes respeto, yo debería estar liderando toda nuestra raza, después de todo soy el saiyajin más poderoso y tu solo serias una estúpida niña consentida de papi-
-¿Quién dijo que lo eres?-contestó como pudo la joven intentando quitarse la mano del cuello-créeme no eres nada-
Vegeta sonrió con maldad aflojando el agarre y acorralándola aun mas contra la puerta, sus alientos se entremezclaban, podía oler el shampoo fresco en los cabellos negros de la joven-sabes, me agrada tu actitud, pero a veces hay que ponerle un límite-
Dicho esto se volvió hacia la cama, se tapó con las frazadas acomodándose a sus anchas del lado izquierdo de esta. Katrina bufó con frustración, prefería estar siendo atrapada por su hermano antes que dormir con el príncipe, pero eso a él no se lo demostraría.
Se acomodó en su lugar de la cama, cabía perfectamente sin tocar al estúpido príncipe quien estaba del otro lado de esta, sonrió con maldad mientras tiraba las frazadas un poco más de lo necesario, destapándolo un poco, pero el saiyajin se dio vuelta dispuesto a ignorarla dándole la espalda. Además, después de haber ofendido a la humana, tenía la impresión de que le esperaban varias noches así por delante.
Despertó a la mañana siguiente con un gran dolor de cabeza, no había podido dormir bien ya que tenía una compañía no grata, la cual se había levantado al amanecer para desaparecer misteriosamente, por lo que tomó un baño y bajó a desayunar. Allí Bulma y su humano inseparable hablaban del tal Goku esperando su regreso.
-Katrina que bueno que estés aquí-saludó Bulma levantándose de la mesa- supongo que ya conoces a Yamcha-
-Sí, es el humano faldero que te sigue a todos lados ¿no?-preguntó con una sonrisa de inocencia, logrando que Yamcha se pusiera colorado-aunque debo admitir que fuiste de ayuda cuando se rompió la cámara de gravedad-
-es bueno saberlo-respondió este aun colorado tomando lo dicho como un agradecimiento por haberla ayudado a salir de los escombros, la joven frente a él era bonita, tenía una gran figura delineada perfectamente, como las de modelos de pasarela, ese aire de superioridad que tenia le daba un toque de personalidad irresistible y que decir sobre su cabello negro alborotado.
-Vengo a saber porque aun mi nave no está funcionando-exigió la joven a Bulma, quien se había percatado del silencio y rubor que Yamcha tenía.
-me faltan algunos detalles, me llevara unos días ponerla en funcionamiento además de que parece de una tecnología más anticuada de la que tenia la de Vegeta cuando llegó aquí-respondió la chica de cabello azul corriendo el pelo de su hombro, dirigiendo una mirada reprobatoria al otro humano
-Que lastima, porque tu planeta no tiene unos días, asique por tu bien y el de los demás humanos, te sugiero que te apresures en ello-giñó un ojo a Yamcha despidiéndose, a sabiendas de que a Bulma no le gustaría en absoluto dado como el humano la miraba y salió del lugar batiendo sus caderas de manera sensual mientras caminaba.
Dos días pasaron desde entonces, Vegeta seguía siendo un intruso en su habitación, el cual aparecía tarde en la noche y desaparecía al amanecer. Bulma aun no terminaba su nave, y misteriosamente el humano aparecía más seguido por la mansión de la millonaria familia Brief.
Su humor iba empeorando con el paso de las horas, lo cual era preocupante, incluso Bulma y los demás humanos de la casa lo habían notado, y evitaron cruzársela en el camino.
Había terminado en la cámara de gravedad aumentada peleando con Vegeta. Con el príncipe habían llegado a un mutuo acuerdo sin palabras donde ambos establecían que era más divertido golpear a alguien que sangrara, que a unos robots sin vida. El ritual diario comenzaba cuando después de comer el almuerzo, Vegeta salía al patio trasero a entrenar, y cuando por casualidad se cruzaba con la joven, comenzaban a discutir y decidían pasar su discusión a la cámara para evitar más destrozos de habitaciones entre sí. Ya bastante tenían con compartir habitación entre ellos como para que los mandaran a dormir afuera.
La joven estaba particularmente irritable, su vista se nublaba de vez en cuando y se dijo a si misma que era por el esfuerzo de moverse en una gravedad mas aumentada de lo normal. Esquivó el puño de Vegeta que iba dirigido a su rostro y golpeó con el codo su espalda enviándolo al piso de la cámara, en donde este cayó con elegancia y luego con rapidez dirigía ataques de energía hacia la joven.
Esta los esquivó uno a uno y así siguieron combatiendo hasta entrado el atardecer, donde quedó todo en un empate ante el grito de Bulma donde anunciaba que pronto estaría la comida.
Katrina gruño con molestia, sentía que aun tenía mucha energía para descargar peleando, a diferencia de Vegeta quien respiraba de manera algo superficial.
-¿Qué sucede príncipe? ¿Estás cansado?-preguntó con malicia intentando reanudar la pelea sin importarle la cena preparada.
-No, pero no seguiré perdiendo mi tiempo entrenando con alguien como tu cuando podría estar alimentándome-respondió con suficiencia y sonriendo de costado, ya comenzaba a gustarle los cruses de palabras con la saiyajin
-¿Con alguien como yo?-preguntó exaltada mientras se enfurecía repentinamente, su ki comenzó a elevarse nuevamente-¿Qué quieres decir con eso?-
-Tu nivel de pelea está por debajo del mío, insecto-respondió simplemente encogiéndose de hombros mientras tomaba una toalla que tenía alrededor de sus hombros y se secaba el rostro, logrando que la joven estallara, sorprendiéndolo un poco por lo susceptible que estaba, normalmente solo respondería con insultos y frases ingeniosas
-¡Aprendí a leer el ki de las personas unos días después de llegar a la tierra! ¡Sé cuál es tu nivel de pelea y estamos casi al mismo nivel, idiota!-gritó furica mientras le arrojaba esferas de energía las cuales Vegeta esquivó con agilidad-Haber si aprendes con eso-
Dicho esto, la joven salió furiosa ante la mirada curiosa del príncipe, quien se preguntó el porqué del comportamiento tan extraño de su compañera de combate.
La chica extraterrestre no bajó a cenar con la familia Brief, a Bunny, la mama de Bulma, le hubiera gustado poder preguntarle a Vegeta que le sucedía, ya que todos en la casa estaban enterados donde residía el príncipe por las noches, pero su hija, quien era quien le había contado la noticia, le había prohibido hablar del tema ya que aun no entendían muy bien la relación entre los saiyajin y una mal interpretación de su madre podría costarles la vida. Vegeta estuvo normal durante la cena, tenía la sensación de estar pasando algo por alto aquel día, algo muy importante. Observó a los comensales mientras engullía un trozo de pastel de carne que Bulma había preparado. El Dr. Brief hablaba animadamente con su hija sobre los nuevos modelos de nave que añadiría a la línea de la Corporación Capsula, y su madre, la señora Bunny, comentaba alegremente la ropa que nuevamente había comprado para la nueva inquilina ya que no podía vivir de la ropa de su hija, y a ella le encantaba hacer compras. Había tomado a Katrina como otra hija sin importarle sus malos tratos hacia toda la familia.
Vegeta frunció el ceño, decidido a irse a dormir ya con el estomago lleno. Sin siquiera despedirse se levantó de la mesa mientras Bunny le daba las buenas noches y se dirigió a la habitación la cual compartía con la saiyajin. Abrió la puerta de la habitación sin siquiera golpear para sorprenderse con un panorama que no esperaba. La habitación estaba destrozada, de la cama ya no quedaban restos, la poca ropa que tenía en el armario estaba esparcida por el piso y del baño provenía agua seguramente de alguna tubería rota. Siguió los destrozos con enfado, buscando con su mirada a la responsable, decidido a matarla con sus propias manos sin importar el daño que sufriera la propiedad donde residía en la actualidad, era la segunda vez que destrozaba la habitación donde el descansaba.
La encontró en el piso del baño, el cual estaba lleno de agua gracias a que los inmuebles del lugar estaban despedazados. Esta estaba arrodillada en el suelo, tomando su cabeza con sus manos mientras rebuscaba sin éxito en una caja donde tenía las pocas cosas personales que había logrado rescatar de la nave.
-¿¡Que crees que haces mujer del demonio?!-gruñó enfurecido Vegeta mientras pateaba la caja y arrodillándose a su altura la tomaba por la quijada-¡Respóndeme niñata!-
Pero no pudo responderle ya que una ola de electricidad atacó a la joven, transmitiéndosela por el tacto también a su atacante, haciendo que este soltara una maldición y la lanzara lejos de él.
Vegeta miró sorprendido su mano donde había sentido la descarga eléctrica y luego a la joven que estaba a unos metros de él, sosteniéndose de la bañera mientras tomaba su cabeza nuevamente.
La mano delicada y femenina de Katrina tomaba un tamaño tres veces mayor al que poseía, comenzaban a salirle pelos y sus uñas se alargaban, para luego cuando la descarga volvía a aparecer, su cuerpo volviera a la normalidad. Era noche de luna llena.
Tan acostumbrado estaba a estar sin su cola que no prestaba atención a los días de luna llena del planeta tierra, había olvidado lo que sintió cuando llegó al planeta para darse cuenta que si bien tenían una sola luna, el fenómeno ocurría más seguido que en otros planetas.
La joven presente frente a él, quien clavaba las uñas en el piso de azulejos rompiéndolo completamente tratando de controlar el dolor, si tenía cola, cosa que si bien había advertido no había dado importancia. Por eso había estado de mal humor los últimos días, la luna llena ponía irritantes a los Saiyajin cuando se acercaba. Pero... ¿por qué no se había transformado ya?
-El...inyector...ahora...-ordenó con dificultad, señalando a un lado de Vegeta, intentando respirar mientras su nariz se transformaba y sus dientes crecían, volviendo a la normalidad con otra descarga ¿Qué era esa corriente que cruzaba por su cuerpo? Vegeta había quedado tan sorprendido que olvidó por completo lo que ella le había pedido-Por...favor....-suplicó olvidando por un momento su orgullo y con quien hablaba
Vegeta salió del transe en el que estaba al escucharla suplicar. Nunca imagino que vería a la joven frente a él suplicar algún día, menos a él.
Tomó con rapidez la especie de pistola de metal junto a él. Esta contenía una aguja en la punta con la que atravesó el cuello de la joven con brusquedad sin una pisca de delicadeza y apretó el gatillo. Al instante, la joven cayó desmayada sobre él, quien no le quedó más remedio que sostenerla mientras caía en cuenta de lo sucedido. ¿Por qué demonios no había sentido su ki aumentar si estaba atravesando la transformación a mono? Observó la pistola en su mano derecha, esa saiyajin era muy extraña y era hora de que explicara qué demonios hacia allí en ese planeta, o conocería la furia de Vegeta, el poderoso Saiyajin.

My Bad Guys: oneshots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora