My Bad Guys: oneshots

105- Jace Wayland

Jace Wayland/ Morgenstern/ Herondale / Lightwood
Shadowhunters / Cazadores de sombras
Para unachica5303_suicida

Espero que les guste este capítulo. No puedo evitarlo. Ed Sheeran es mi love.

El club no es el mejor lugar para encontrar una amante 
Así que me voy al bar 
Mis amigos y yo estamos en la mesa tomándonos chupitos 

-vamos Alec toma un trago- dijo Jace divertido. Ya de había tomado algunos tragos pero su amigo solo había bebido una cerveza- relájate, una noche libre no se obtiene todos los fin de semana-
El rubio pidió un tequila para su amigo quien lo miro desconfiado.
-tiene que haber uno de los cuatro que mantenga la compostura- respondió el pelinegro empujando un poco el tequila lejos de él.
- ¿Quieres ser el Alec aburrido de siempre? - pregunto Jace enarcando una ceja- diviértete, deberías aprender de Magnus-
Alec llevó su vista a su novio quien estaba con un grupo de brujos amigos en un rincón del lugar.
Luego llevo la vista al tequila y se lo bebió de un sorbo.
Jace festejo la acción de su parabatai y pidió otra ronda de tragos. Algunos eran de hada e intentaba evitarlos. Ya habia tenido malas experiencias con ellos.
Volteó hacia la pista mientras que Alec bebía otro trago. Con su mirada la busco a ella.

Cómo fue que había terminado embelesado con ella? Desde que la conoció fue su perdición

Viniste e iniciaste una conversación solo conmigo 
Y, créeme, le daré una oportunidad a esto ahora 
Me agarraste mi mano, para, pusiste "The Man" en la 
máquina de disco
Y luego empezamos a bailar, y yo canté asi

Estaba bailando con un chico en el centro de la pista. Tenía una sonrisa en su rostro y un hermoso vestido negro oscuro que se cernía sobre su cuerpo. Se movía al compás de la música encandilando a su acompañante con sus caderas y su espalda descubierta. Todavía no podía entender como semejante belleza podía existir. Su rostro era el de un ángel. Pero todo aquel que la veía sentía los bellos de su nuca erizandose, indicando peligro.
El rubio sonrió de lado recordando como la noche anterior ese mismo cuerpo había sido suyo en el cuarto de armas.
Se levantó diciéndole a Alec que bailarina un poco. Y se acercó a ella sin importarle su acompañante. Pudo ver ahora a Isabelle besándose con un chico un poco más lejos, lo reconoció como Meliorn, el caballero hada. Esperaba que Alec no lo viera porque se podría molesto.
Jace llevo nuevamente la vista hacia su objetivo. Ella lo había visto y ahora bailaba de manera más atrevida insitandolo a tomarla allí mismo. Desafiandolo.

Chica, sabes que quiero tu amor 
Tu amor fue hecho a mano para alguien como yo 
Vamos, sigue mi compás 
Tal vez este loco, no te preocupes por mí, di 
Chico, no hay que hablar mucho 
Coge mi cintura y pon ese cuerpo encima de mí 
Vamos, sigue mi compás 
Vamos, vamos, sigue mi compás 

Jace termino con el espacio entre ambos poniendo sus manos en tu cintura. El vampiro que bailaba contigo hace unos minutos te vio molesto. Creía que llegaria a algo contigo, tal vez pensó que eras una tonta cazadora cualquiera.
El rubio pego tu espalda a su pecho, y con ello tu trasero a su anatomía. Y bailaste para el llevando tus manos cuello mientras tu sonrisa se había más grande.
-parecias aburrida- dijo en tu oido. La piel de tu cuello se erizo al sentir su cercanía. Podías sentir cada célula de su cuerpo llamandote.
-y tú cómo buen caballero te acercaste a rescatar a la dama- reiste con gracia, podías sentir los celos del rubio salir por los poros de todo su cuerpo.
-no soy un caballero- sonrió mientras pasaba su nariz por tu cuello, pudiste sentir como pegaba toda su anatomía a ti. Sabías como terminaría esto- y tú no eres una dama- reiste nuevamente. No lo serías nunca.
Sus manos bajaron un poco de la cintura por los costados de tu cuerpo hasta donde tu vestido llegaba. Jugando con sus límites. Jugando contigo.
Jace sentía que se volvería loco. Necesitaba llevarte de allí. A pesar de saber que no eran más que amigos, o si así podían llamarse. Desde que se conocieron hubo química entre ambos, una tensión sexual que ponía incómodo a cualquiera. Pero aún se preguntaba porque no te había pedido que fueras suya. Todo en ti era perfecto. Tus ojos, tu cabello, tu personalidad, tu sonrisa perfecta, tus movimientos, todo.