La cautivadora historia de Madeline Thompson y George Blaise llega a Wattpad.
La vida de Madeline Thompson da un giro Inesperado a sus diez años. Cuando sus padres reciben a sus amigos y socios de Nueva Jersey, ellos se mudaron a Malibú con su únic...
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*MADIE*
El vuelo salió de Malibú a las seis de la mañana, me encanta viajar, creo que es una de las oportunidades más importantes de nuestras vidas, amo ver por la ventanilla las nubes, los colores del cielo, relajarme y a veces dejarme vencer por el sueño.
Son siete horas de diferencia en París, cuando aterricé ya era de noche, tomé un taxi fuera del aeropuerto y le di al chofer la dirección del hotel, hace mucho frío, el abrigo que llevo puesto me calienta un poco, afortunadamente el taxi tiene la calefacción encendida y agradezco mentalmente por eso.
Cuando llegué al hotel me registré en el lobby, mi padre dejó reservada una habitación para mi en el sexto piso, uno de los empleados llevó mis maletas y subimos al ascensor, minutos después las puertas se abrieron, seguí al señor por detrás y se detuvo en la habitación seiscientos tres, abrió la puerta y dejó mis cosas en un sofá, observé todo a mi alrededor y eché de menos mi dormitorio.
Dejé de lado mis pensamientos cuando me percaté que el empleado aún seguía aquí.
- ¿Necesita algo más? -dijo con un fluido francés.
- No, muchas gracias. -tomé mi billetera y le pagué. Sonrió y antes de marcharse dijo: -Bienvenue Mademoiselle.
Acomodé mis maletas en el closet, abrí una de las puertas de la habitación y me quedé atónita, la torre Eiffel se veía tan cercana, el anochecer aquí es increíble, el cielo lleno de estrellas y se respira tranquilidad. Una amplia sonrisa se formó en mi rostro, no pude esperar a capturar algunas imágenes para enviárselas a mis padres, quienes de inmediato contestaron mi mensaje y me dieron las buenas noches, me recosté en la cama con la vista en la Torre y me perdí en ella hasta que me hundí en un sueño profundo.
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Desperté con los fuertes rayos de sol iluminando la ventana, abrí los ojos y tomé mi móvil, me quedé atónita, faltaban veinte minutos a las tres de la tarde, se suponía que tenía que estar en el Museo de Louvre desde hace una hora, me levanté de la cama y tomé una ducha rápida, saqué mi ropa del closet, apliqué un poco de maquillaje en mi rostro, tomé mi bolso y salí de la habitación.
