ZERO

8.Adiós

¡Por qué nunca podré tener una vida normal! Lo acaba de decidir,  me quedaba toda una tarde de despedida y lagrimas.

Creo que no pensé en las personas que dejaría atrás, a mi madre y a Milla, pero ellas estarán bien,  mi madre es fuerte y Milla tiene a Scott pero yo

¡A quién tenía! A nadie, no tenía a nadie,  no tenía ninguna razón para seguir adelante, mis notas habían empeorado, ya no tenía ganas de estudiar, solo me interesaba pintar.

 Chris me había dado una razón. ¿Podré con esto? ¿Saldré viva? ¿Conseguiré averiguar quién mato a mi padre?

Se que me lo estoy tomando con mucha calma, como si siempre supiera la verdad, y la verdad es que estoy eufórica quiero que llegue mañana, quiero saber más, quiero saber todo lo que este mundo oculta.

Las horas siguientes en el colegio intento parecer normal, desinteresada y distraída como las ultimas dos semanas. Milla y Scott hablan sin parar y yo cada vez que les veo me alegro más y me alegro sobre todo porque ya no la dejare sola.

-¿Scott te importa si no la acompañas hoy a casa? Tengo que hablar con ella –le dije saliendo del instituto por el patio.

-Vale, adiós, Milla, te quiero –y le dio un beso en la frente y cuando se fue a despedir de mí le agarré por la mano y me lo llevé lejos para que Milla no oyera lo que tengo que decirle -¿dios mío que te pasa hoy Syrenia? ¿Que te han servido en la cafetería para comer?- me dijo Scott cuando le solté de la mano.

-Me han dado lo mismo que a ti, pero de eso no quiero hablarte, me voy, me voy lejos y no volveré – madre mía, pensaba que con él me iba a constar menos despedirme…pero en realidad tengo un nudo en la garganta.

-¿Qué? Ahora si que me preocupas ¿estás bien?-me dijo tocándome la cabeza como intentado ver si tengo fiebre, pero yo le aparto la mano.

-ponte serio, es verdad,  Scott, me marcho mañana y quiero que sepas que después de todo no eres tan mala persona como pesaba y calla déjame terminar, quiero que estés ahí para Milla ella te necesitará, se su amigo, su novio, apóyala… Aunque creo que será imposible remplazarme- reconozco que también será imposible remplazarlos a ellos.

-¿Me lo estas diciendo de verdad? ¿Te vas? No puedes dejarla así ¿ella lo sabe?-dijo Scott echándose el pelo del flequillo para atrás y colocándose de nuevo la mochila.

-Más o menos, no se lo espera, no tan pronto. No te enfades conmigo es algo que…-es algo que si he elegido pero que no había planeado me dije a mi misma. –Cuídala por mí,  ha sido un placer después de tantos años tener una amigo de genero masculino-dije mirándole y le ofrecí mi mano como el hizo el primer día que nos conocimos. Pero él no la acepto y me dio un abrazo.

-Cuídate y mándanos una carta o un WhatsApp desde donde quiera que te vayas, te deseo buena suerte –siguió diciéndome Scott aun abrazándome.

-Adiós-

-Adiós Syrenia- creo que me ha parecido ver una lágrima deslizarse por su mejilla, se dio la vuelta mientras se metía las manos en los bolsillos y se iba al aparcamiento en busca de su coche.

-¿Por qué? ¿Por qué tan pronto? No te dejan otro día más, no me puedes dejar así –dijo Milla en la puerta de mi casa.

-Sabes que no, espero que todo te vaya bien –dije abrazándola sentía como mis lagrimas caían en el hombro de ella, mientas gimoteaba por haber estado llorando mucho rato.-Lo siento, me gustaría despedirme de otra manera-

-¿Te volveré a ver?-me pregunto Milla.

-Posiblemente no…-dije cogiéndola de la mano.

-Toma para que me recuerdes –me da una pulsera de colgantes de Londres que siempre lleva.

-Toma,  para que me recuerdes y no te olvides de mi… prométemelo –dije dándole un anillo.-Te deseo lo mejor de la vida, te quiero amiga y siempre y por siempre –dije abrazándola otra vez.

-Deseo que lo encuentres, al asesino de tu padre, que lo mates y deseo que se has la mejor agente de CAZM del mundo, pero aparte quiero que sigas siendo tú, quiero que seas feliz Syrenia, todos necesitamos serlo. Siempre es siempre, recuérdalo, prométemelo –dijo dándome el último abrazo y se dirigió hacia las verjas de mi casa. -Syrenia mantente fuerte-dijo Milla antes de perderla de vista. Nunca la volvería a ver.”Siempre te recordare”

Nunca me había costado tanto abrir la puerta de casa pero entre las lágrimas y que todas mis fuerzas se habían esfumado, me costó abrirla por que sabia que si esto había sido duro…