1. Adiós y hola.

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Aviso: La versión del libro que van a leer fue editada, por lo que los comentarios anteriores no aparecen. ¿Me dolió que ya no estén? Sí, pero ahora pueden haber nuevos. Voten y comenten porque significa un montón para los autores! Disfruten mucho y buena suerte!

AVISO 2: ¡TENGAN CUIDADO CON LOS SPOILERS EN LOS COMENTARIOS!

01 | Adiós y hola.

Si por alguna razón pensaba que no podía ponerse peor, estaba equivocada. 

—Richard —murmura mamá con voz fría una vez que se cansó de mirarme con tanta decepción.

Papá entra a la sala de estar sin expresión, pasa de mí como si ni siquiera estuviera sentada en el sofá y se coloca al lado de mi madre. Siento el miedo subir a mi garganta. Todos deberían tenerles miedo. Natalie y Richard Meyer son mis padres. Pero lo primero que diría de ellos es que son dos casi exitosos abogados que podrían hacer que se te caiga el rostro con una sola mirada. Sé que sonará estúpido, y más por el hecho de que son mis padres, pero no puedo evitar sentirme intimidada.

Natalie está en sus cuarenta y ocho años, pero aparenta mucho menos. Siempre está arreglada, sin un pelo fuera de lugar. Su cabello rubio, el mismo tono que el mío, llega a la altura de sus hombros, es lacio y le da un aspecto serio que se confirma con su maquillaje, las joyas costosas que usa y la manera en la que se para con la espalda derecha y los brazos cruzados. Acaba de volver de la oficina. Hoy tiene puesto un vestido negro ajustado que llega hasta sus rodillas. En mis 16 años de vida, nunca la he visto desaliñada. Mi papá es algo diferente, por más que siempre se encuentre bajo la sombra de mamá. O al menos eso quiero creer. Sé que cuando no se deja manipular por ella, es cálido, cariñoso y se comporta como siempre pensé que los padres deberían comportarse.

—Mamá, yo... —intento explicarme antes de que uno de los dos pueda decir algo. No puedo seguir con este silencio.

—¿Por qué terminaste con Zack? —pregunta de brazos cruzados ignorando mis lágrimas. No detecto ni un ápice de compasión. Trago saliva.

—Él... es malo para mi—me limito a decir. "Malo" es decir poco—. Me hizo daño y yo...

—¿Acaso no te das cuenta de lo que has hecho? —me interrumpe y puedo sentir el frío recorrer mis venas.

Sé lo que hice, pero igualmente niego. Se le escapa un bufido de frustración. Mi padre le pasa sus manos por los hombros para que se calme. Ella lo quita sin decir nada. No digo nada más. No sé qué decirle.

—Matthew Gallagher era nuestra oportunidad para ganar este caso —farfulla aún de brazos cruzados. Lo suelta con una amargura que me hace saber que de verdad le ha afectado—. Contigo saliendo con su hijo, todo estaba marchando tan bien, Quinn. ¿Cómo has sido tan irresponsable?

Irresponsable. No podría haber elegido otra palabra.

Quiero hablarle, explicarle lo que pasó. Que ella me entienda, que comprenda mi corazón roto y me prepare un chocolate caliente mientras me hace caricias y me promete que todo estará bien, pero a ella eso no le importa. Ella no es una madre que haría eso, ella es... Natalie. Quien supuestamente "me quiere a su manera".

—Pero mamá yo... —titubeo.

—¡Basta de excusas! —grita de repente haciéndome asustar.

—Natalie —advierte papá. Entorna sus ojos en su dirección pero mamá lo ignora como es usual.

—No, Richard, no —dice sin cambiar su postura—. No se da cuenta de lo que hace, solo le interesa ella misma. No le importa que sus padres pierdan el caso más importante del año, no le interesa el daño que le hizo a esta familia.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora