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8. Así que... ¿sabes cómo seducir a un hombre?

08 | Así que... ¿sabes como seducir a un hombre?

Esto es una locura.

¿Qué hago aquí con estas personas? Debería dar media vuelta y volver al departamento.

—Gracias por ayudarnos, Quinn —me dice Riley repentinamente mientras caminamos por el centro comercial. Sus grandes ojos marrones me miran con gratitud. Mis labios tiemblan en una sonrisa.

Su situación me recuerda mucho a la mía, tanto que mi corazón se ablandó y por eso estoy aquí con ellas. Lo que me hicieron a mi no es parecido a la situación de Riley pero sus ojos hinchados, su actitud de "todo da igual" y como le sonríe forzadamente a Aggie cuando le pregunta si está bien... Eso sí puedo entenderlo. Ambas confiamos en el chico equivocado.

No podía decirle que no. Además, Stefan se lo merece. La justicia no hará nada en casos como estos, es mejor hacerlo a nuestra manera. Puntos extras si nos divertimos en el proceso.

—No es nada —le aseguro y entrelazamos brazos para seguir caminando como si lo hubiéramos hecho toda la vida. Suelta una risita.

Agustine y Tyler van delante de nosotras, charlan los detalles de nuestro plan mientras Tyler carga todas las bolsas de tiendas en donde nunca pensé comprar.

Luego de pasar tantas veces la tarjeta que podría prenderse en fuego, nos dirigimos a una cafetería, donde Nick nos espera. Hicieron piedra, papel y tijera con Tyler para ver quien nos acompañaba a recorrer las tiendas y ganó Nick.

Durante todo el tiempo que estuvimos caminando, Tyler se quejaba en diez idiomas distintos. También se encargó de hacernos saber lo disgustado que estaba con la situación al toser desenfrenadamente cada vez que entramos a un lugar porque la fragancia es "muy fuerte".

La idea de Aggie es comprar ropa "provocativa" porque Stefan piensa con un solo órgano y no es su cerebro. No es ropa que yo usaría pero tampoco ropa a la que le diría que no. Todo se basa en vestidos cortos, tops demasiado ajustados y escotados y shorts muy relevadores.

—¿Ya terminamos? —pregunta Tyler en un tono molesto. Tiene todas nuestras bolsas en mano ya que Riley y Aggie aprovecharon para comprar para ellas también. Según lo que dicen, es algo espiritual que renueva energías. Si eso dicen...

Tyler está cansado. Porque además de caminar todo el centro comercial, Aggie y Riley le pedían opiniones. Bufando, las daba. Creo que una partecita de él disfrutaba hacerlo.

—Sí —respondemos Riley y yo echándole un vistazo a nuestras compras. Creo que les hemos hecho un gran favor a todas estas marcas. A estas dos chicas les sobra el dinero y pasan las tarjetas de crédito como si fueran ilimitadas. Yo, por otro lado, compré solo un par de cosas con mi tarjeta para usar en caso de emergencias. Ellas me compraron la mayoría. Por más que me negara, seguían diciendo "Nuestra idea, nuestro dinero".

Subimos las escaleras mecánicas y en menos de tres minutos estamos entrando a la cafetería. Apesta a café —no soy muy fan— y está casi lleno de gente. Divisamos a Nick donde lo habíamos dejado horas atrás. Está en uno de los sillones de la esquina izquierda, guardándonos lugar.

Deja su celular en la mesa, al lado de su taza ya vacía para mirarnos.

—¿Qué tal esas compras en Victoria Secret, Aiken? —se burla de su amigo cuando deja las bolsas a un costado. Tyler sonríe burlón.

—Te compré una tanga roja.

—Oh, hará juego mi sostén rojo —responde Nick en un animado tono burlón. Agustine rueda sus ojos al escucharlos—. Iré a comprar las bebidas. ¿Qué quieres, Quinn?