25. Ganas de besos.

68K 5.1K 2.1K
                                    



25 | Ganas de besos.

QUINN

El día sigue sorprendiéndome. Y sin dudas, estar acostada sobre el césped junto a Liam Hamilton se lleva el primer puesto.

Se queda en silencio después de que le haya dicho que a veces no nos queda otra opción que conformarse con las cosas pequeñas. De alguna manera, siempre se puede encontrar qué apreciar en ellas. Dudo que conozca el significado de eso. Liam luce como el tipo de chico que vive bajo la frase «lo mejor o nada». No lo culpo. A veces me gustaría tener ese pensamiento firme en mi cabeza. Quizás de esa manera, no me hubiera dejado pisotear por Natalie y por un montón de personas más durante tanto tiempo.

Suelto un resoplido por lo bajo y ahuyento esos divagues al concentrarme en el pesado cielo que amenaza con llover a cántaros. Está en mis planes irme apenas la primera gota caiga. Soy una fanática de observar la lluvia, pero detesto mojarme en ella.

—¿Alguna vez te has puesto a pensar lo diminutos que somos? —suelto sin pensar.

Liam no contesta. Por un largo tiempo. Tanto que me hace voltear para chequear que no se haya dormido. Apenas lo hago, encuentro sus ojos destellando incredulidad. Estuvo mirándome todo este tiempo.

—No tengo ganas de entrar en conversaciones existenciales contigo, Quinn —declara Liam alzándose y poniendo sus manos en el césped para sentarse en una posición cómoda. Por un momento pensé que se iría.

—¿De qué tienes ganas de hablar, entonces? —pongo mis ojos en blanco. Ruedo sobre el césped, ahora acostada boca abajo y coloco mis manos bajo mi mentón para poder subir la cabeza y mirarlo.

Observo sus definidas facciones desde abajo. No hace falta tener siquiera un buen ojo para apreciar el atractivo de Liam. Podría ser modelo. Apuesto a que, si lo intenta, termina más forrado de dinero de lo que ya está.

—De nada. ¿Alguna vez te has puesto a pensar lo lindo que es el silencio?

—No hace falta el tono de burla —espeto. Ni usar mis propias palabras en mi contra.

—No era en tono de burla. No es mi culpa si te sentiste ofendida.

Liam me hace querer reír y ahorcarlo al mismo tiempo. Es un tira y puja constante en mi cabeza que me confunde tanto como me intriga.

Baja la mirada hacia mí.

—¿Qué te parece conocernos? —Su expresión cortante cambia por una más relajada.

—Me parece un buen comienzo —estiro una pequeña sonrisa optimista—. Juguemos a las...

—No vamos a jugar a las veinte preguntas, Quinn —me interrumpe con una mirada burlona antes de que pueda terminar la frase.

—¿Por qué? —protesto. Es el típico juego para conocerse. Veinte preguntas. Solo veinte y se llega a conocer a una persona más de lo que podría creer. Además, ¿qué mejor que ir al grano con preguntas bajo la excusa de un juego?

—Porque no hace falta. Se puede conocer a alguien de muchas otras formas. Además, es demasiado trillado.

Intento ahogar las risas. En eso tiene razón.

— «¿Trillado?» —repito casi indignada—. Dijo el rompecorazones de Everdeen. Liam, eres un cliché andando —murmuro negando con la cabeza.

—Dijo la chica que huyó de casa —contraataca examinándome con sus ojos oscuros.

—¿Cómo sabes eso?

—Las noticias corren rápido.

Y odio que sea así.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora