47. La tranquilidad dura un instante.

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47 | La tranquilidad dura un instante. 

Una hora más tarde.

—¿Eso fue lo que sucedió? —pregunta Liam a través del teléfono con un poco de sospecha en su voz.

—Sí, Liam —resoplo frustrada. Acabo de contarle todo lo que pasó sin saltarme ni un detalle o lo que sentí en cada momento—. No fue nada romántico, créeme.

Y de repente, tras unos momentos de silencio en los que tengo que chequear que no haya cortado, oigo su risa.

Frunzo el ceño inmediatamente.

—¿Por qué mierda te ríes? ¿Qué parte de esto te sonó gracioso? —me enfurezco y quiero colgarle, pero lo pienso mejor al recordar cuando empezó la llamada y todas las veces que cortamos. No creo que sea la mejor idea.

—La situación es graciosa, Quinn. Muy irónico, ¿no crees? —inquiere con diversión.

Solo a él le divierte mi desgracia.

Ya casi son las tres de la mañana, pero no tengo sueño. Liam se ha encargado de quitarlo y no es la primera vez. O es porque estoy pensando en él o porque estoy con él.

—Mi vida es una broma —termino y cierro mis ojos con fuerzas.

—Todo saldrá bien, Gatita —me asegura, a lo que una sonrisa se forma inconscientemente en mi rostro.

—¿Cómo estás tan seguro? —bufo. El panorama no pinta bien, no importa por donde mire.

—Porque yo estaré contigo —responde tras unos momentos de silencio, haciendo que mi corazón se dispare y lata intensamente. Aprieto las sábanas con mi mano libre.

—¿Estarás conmigo como qué? —suelto sin pudor. Quiero arrojar el teléfono por la ventana de los nervios y la vergüenza, pero me contengo.

—Como lo que tú quieras —contesta. Su respuesta coloca una carga sobre mis hombros que no necesitaba.

—¿Liam?

—¿Mhm?

—Buenas noches —murmuro porque es lo único que se me ocurre decir. No espero una respuesta de su parte porque sé de sobra que no será un «buenas noches». Dejo mi celular en mi mesita de luz y me dejo caer entre mis almohadas.

¿Como yo quiera? ¿Cómo es posible que pasamos de «no es como si fuéramos algo de verdad» a «como lo que yo quiera» en tan poco tiempo? ¿Y qué es lo que quiero? Suelto un suspiro pesado mientras siento los latidos de mi corazón volver a la normalidad. Las cosas son demasiado complicadas y confusas con Liam Hamilton. Aunque capaz que realmente no lo sean y yo estoy montándome una historia de película.

Ruedo por la cama en busca de una posición cómoda para dormir demasiadas veces como para contarlas. Me recuerda a cuando perdía el sueño pensando en Zack. Pero esta vez es diferente, porque antes me sentía como una niña en la novena nube, pensando en que Zack sería mi «felices para siempre, blah, blah, blah». Ahora es como si todo mi cuerpo estuviera en alerta, esperando a que todo se arruine.

La pantalla de mi celular vuelve a iluminarse. Me inclino a ver la pantalla bloqueada.

Liam Hamilton:

Estoy abajo.

Mi corazón da un salto que creo que terminó en mi garganta. ¿Está abajo? ¿Qué? Me siento en mi cama de golpe. Abro la conversación.

Yo:

Estás mintiendo.

Lee mi mensaje y en nada me envía una fotografía del frente de mi edificio. Realmente está aquí. Me levanto de mi cama y chequeo la hora: demasiado tarde, ya ni siquiera importa. Tomo un suéter negro de una silla y me coloco rápidamente. Con mis pantuflas rositas en mano, salgo de mi habitación tratando de ser lo más silenciosa posible. Las luces tenues de la cocina son las únicas que me guían y previenen una catástrofe, como tropezar y hacer tanto ruido que despierte a mi hermano o Seth. Me muevo entre los muebles y llego a la puerta.

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora