PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA HEARTBREAKERS.
YA DISPONIBLE EN LIBRERÍAS.
(La version disponible en Wattpad es un borrador, no esta editada)
«Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arreg...
A la mañana siguiente, Liam y yo nos escapamos del penthouse antes de que todos se despierten. Mientras volvamos antes de las nueve, que es cuando Aggie obliga a todos a despertarse para abrir regalos, estaremos bien.
El lugar donde Liam me trajo, el hotel Plaza de Nueva York, es sin dudas alucinante. Elevo mi cabeza para observar la increíble altura del edificio, pero temo romperme la nuca, no termino de verlo. La entrada del lugar es fascinante. Liam sube las escaleras como si estuviera entrando a su casa, esa es la confianza que siempre tiene.
No obstante, yo no puedo dejar de observar el lugar con una expresión estúpida en mi rostro. Un señor de traje nos abre la puerta. Le sonrío, agradeciéndole el gesto, pero él no mueve un músculo de su rostro, simplemente mira hacia otro lado. Encantador. Miro cada detalle del recibidor principal. Lo que más llama la atención es la cantidad de gente yendo y viniendo. Mujeres, hombres, adolescentes y niños, todos vestidos tan finamente que tengo que darle una rápida mirada a mi atuendo sin que nadie se dé cuenta. Llevo unos jeans negros, botas con taco para disimular mi poca altura, una chaqueta azul para combatir el frío. ¡Ah! Y cómo olvidarme de mi gorrito rosa que contrasta con mi cabello rubio. Liam lleva algo parecido a mí: jeans, abrigo negro y botas. Pero camina como si fuese el dueño del mundo.
Estamos por entrar a la zona del restaurante cuando un hombre, esta vez más joven que el que nos abrió la puerta, pero con traje, nos detiene.
—Disculpen, ¿son huéspedes del hotel? —inquiere y nos observa de arriba abajo.
—No, pero podemos entrar a desayunar —declara Liam y su voz se vuelve más sombría e intimidante. El Liam Hamilton que todo el mundo conoce.
—Por las fiestas estamos teniendo más huéspedes de lo normal y ellos son nuestra prioridad. Lamento las molestias.
Y no miente. Hoy es 25 de diciembre y luce como si no entrara una aguja más. Liam sonríe y mira hacia abajo, luego hacia arriba. Con esa simple y arrogante expresión, sé que se viene lo bueno. Se inclina hacia el tipo y le dice unas cuantas palabras que no logro oír por el bullicio del restaurante. Cuando Liam vuelve conmigo, el hombre traga saliva nervioso y se hace a un lado.
—Disfruten su comida —sonríe forzosamente.
Paso mi brazo por el de Liam y lo golpeo con el otro.
—¿Qué fue eso?
—Odio usar el nombre de Malcolm, pero me sacó de apuro más de una vez.
Nos llevan a una mesa en el centro del lugar. Ordeno un chocolate caliente y waffles. Liam pide café negro y, cómo no, panqueques. Cuando la espera comienza, recuesto mi espalda y miro a mi alrededor con intriga. Quizás encuentre a una celebridad. Recorro con la vista mesa por mesa observando caras desconocidas hasta dar con una que me parece familiar. Entrecierro mis ojos y me inclino lo más que puedo para ver mejor. Es imposible confundir ese cabello rubio, ojos claros y rostro asimétrico.
—Oh por Dios, es Scott —murmuro observándolo. Inmediatamente Liam sigue mi mirada y localiza al rubio.
—¿Quién es la chica de espaldas? —interroga con el ceño fruncido.
—¿Marine, su prometida, quizás? —me alzo de hombros.
—Mh, no. No es ella —dice sin dejar de mirarlo. Él ni siquiera se ha percatado de dos pares de ojos observando cómo toma su café y charla con la chica—. Esa es... Alison, la hermana de Tyler.
Toso. Creo que me he atragantado con mi propia saliva. ¿Son tan públicos ahora?
Me levanto de mi asiento. Liam abre sus ojos como platos y se asegura de seguirme mientras recorro el camino entre las mesas hasta el lugar en donde están sentados. Seth ya me había advertido de Scott en Nueva York. Lo que no sabía es que Alison también estaba aquí.
—Hola, chicos —estiro la mejor sonrisa que puedo—. ¿Qué tal?
—Scott, Alison —saluda Liam sin una pizca de diversión o felicidad. Miro el gesto de incomodidad que pone Alison y solo quiero partirle el rostro a puñetazos. Dios me perdone.
—Quinn —habla él con sorpresa—. ¿Qué haces en Nueva York?
—Está conmigo —responde Liam por mí y en un movimiento fugaz se pega a mi cuerpo y pasa una mano por mi cintura.
—¿Qué tal estás, Alison? —interrogo mirándola. Ahora que la veo bien, es definitivamente la chica que vi en la cama de Scott ese último día que pasé con Stella Van Lexer. Evita mis ojos a toda costa.
—Eh... Bien.
—¿Segura? —frunzo el ceño—. ¿Sales con este Scott Van Lexer y estás bien? Woah, eso es mucho para ti, Scotty.
Ninguno de los dos responde.
—Vamos, Quinn, ya saludamos a la parejita —habla Liam rompiendo el silencio—. No parecen querer hablarnos, pero no te preocupes, entre infieles se entienden.
Alison Aiken se digna a hablar.
—¿Tú, de todas las personas vas a hablar sobre infidelidad, Liam?
—Mhm, que yo recuerde, nunca le fue infiel a nadie. Deberías chequear tus datos antes de soltarlos.
Dicho esto, toma mi mano y nos alejamos de ellos. ¿Para qué me acerqué en un primer momento? Ahora la sangre me hierve de ir.
***
Entro al penthouse en completo silencio. Liam viene por detrás mientras responde un mensaje de texto. Me quito la chaqueta y la dejo colgando en un perchero del recibidor. Lo mismo hago con mi gorrito. Suelto un bufido que viene cargado de enojo.
—¿Qué pasa ahora? —me pregunta Liam. Se cruza de brazos y se acerca a mí, listo para oír una respuesta.
—Voy a matar a Alison Aiken —declaro intentando que mis dientes no se hagan daño por tanto rechinarlos—. No me interesa que esté con Scott, pero... ¡Estaba con mi hermano mientras! Dios, deberías verlo. Está destruido por su culpa. Por no hablar de lo que Scott le está haciendo a Marine... Sé que es hipócrita de mi parte, pero en mi defensa, no sabía que Scott estaba comprometido cuando estuve con él. De haberlo sabido... Nunca hubiera dejado que pase lo que pasó —respiro hondo antes de que empiece a tropezarme con mis propias palabras—. Voy a matarla.
—Irás a prisión. —Liam coloca sus manos en mis hombros y los masajea levemente en un intento de relajarme—. Sabes que tienes otras maneras.
—¿A qué te refieres? —pregunto a pesar de ya saber la respuesta.
—Hazle sentir a Scott lo que tu hermano sintió.
Si hablamos de malas influencias, Liam Hamilton encabeza la lista.
—¿Por qué haría eso?
—¿Además de lo obvio y la satisfacción de hacerlo? —replica—. ¿Quieres algo más a cambio? Soy todo tuyo, Quinn.
Baja sus manos de mis hombros hacia mi cintura y las deja ahí, como si poniéndolas en ese lugar se relajara.
—No hace falta nada a cambio, Liam —digo sonriendo. Miles y miles de ideas pasan por mi cabeza sobre Alison y Scott—. Lo haré porque quiero y, créeme, lo voy a disfrutar
***
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