38. Zack Gallagher

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38 | Zack Gallagher

Con tan solo observar por unos cuantos minutos a Liam y Tyler, te das cuenta de la gran amistad que tienen. A veces es aterrador como con tan solo una mirada son capaces de decírselo todo, es como si tuvieran su propio código. Ni siquiera es solo eso, llevan coleccionando años de recuerdos, momentos, risas y desgracias. Conocen cada detalle del otro, aunque parezca insignificante. Se apoyan incondicionalmente, se aman, saben que nunca se van a fallar. Lastimas a uno y consecuentemente, lastimas al otro.

Me encantaría tener un lazo así con alguien. Liam y Tyler pueden conocer a miles de personas, hacer cien amigos diferentes, tener novias infinitas, pero siempre van a volver al otro. Es como si un campo magnético les impidiera estar muy lejos del otro.

—¡Liam, ¿qué mierda hiciste?! —exclama Tyler con enojo y lo empuja con su hombro. El otro cae en el sofá, pero vuelve a levantarse rápidamente para no perder el hilo del juego.

Los videojuegos están consumiendo nuestra generación. Bajo la vista a mi nuevo libro, regalo de Liam por Navidad pese a que le dije que no era necesario. No con el otro regalo que me dio. Aun así, lo acepté. El libro va bastante bien y tiene una trama interesante. Nunca había leído 1984 de George Orwell, no soy mucho de leer clásicos excepto por un par de libros como Cumbres borrascosas. Liam es un fanático de libros viejos.

—No hice nada, imbécil —farfulla Liam concentrado en el juego—. Es un atajo.

Sorprendentemente, soy capaz de seguir mi lectura aun con los gritos y los ensordecedores ruidos de armas de fuego de Call of Duty. Supongo que vivir con Nate y Rick me ha dado cierta experiencia. Al cabo de diez minutos de gritos por todos lados, Aggie baja las escaleras. Tiene puesto una bata de seda y a juzgar por sus ojos y cabello, acaba de despertar de unas buenas horas de sueño.

—Estas no son horas para dormir, Monroe —reclama Tyler y frunce el ceño al verla cruzar la pantalla—. ¡Muévete, muévete!

Liam se suma al coro de quejas. Aggie los ignora por completo y continúa caminando hasta sentarse a mi lado, dejando que los otros puedan respirar con normalidad de nuevo.

—¿Has visto a Riley? —me pregunta.

—No desde ayer —contesto cerrando mi libro.

Hoy es 31 de diciembre, último día del año. Ayer salimos a un club nocturno cerca del penthouse. Riley llegó con nosotros, pero a la mitad de la noche se fue y no volvimos a saber de ella. Estaríamos preocupados si no estuviera enviando mensajes de rato en rato asegurándonos de que está bien. Aggie bufa con preocupación y recuesta su cabeza en el respaldo del sillón.

—Está viéndose demasiado con ese alguien que se niega a decirnos —suelta.

—¡Eso es bueno! —digo con una sonrisa en mi rostro. Después del desastre de Stefan, se merece más que nadie conocer a alguien mejor.

—No lo sé. No quiero que suene mal, pero... siempre los elige terriblemente mal —pone una mueca—. Es como si fuera un requisito: «Tóxicos y malvados o nada». A veces es un chico que no sirve, otras simplemente no le corresponden los sentimientos. Aunque no parezca, es una chica sensible Quinn.

—Deberían preguntarle —bufa Tyler, sorprendiéndonos al prestar atención. Nos da una fugaz mirada antes de volver a volcar su atención en el juego. Liam ni siquiera se inmuta. Si yo fuera él, tampoco sabría qué decir. Para mí es obvio que a Riley le gusta Liam y quiere mucho más que el arreglo de amigos con derechos que tenían hasta hace poco.

—Lo intenté, no quiere hablar. Volvería a preguntar el día que se quede una noche completa aquí —masculla con enojo—. Se supone que vinimos a pasar tiempo entre nosotros. ¡Y ni siquiera puede explicarnos por qué prefiere irse con otras personas!

The New Heartbreaker | DISPONIBLE EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora