8.- Amigos.

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Luego de ese incomodo momento con mi madre, decidí ir a dar una vuelta a la aldea. Iba caminando sin rumbo hasta que choqué con alguien. Que coincidencia, ese alguien es Sukea-kun.

—Ya se te esta haciendo costumbre chocar conmigo. -dije y reí.

—A ti te estaba buscando. -exclamó.

—¿A mi? ¿Para qué? -pregunté confundida.

—Para darte las fotos. -dijo y sacó las fotos que nos tomó. —Son 10 fotos, 2 para cada quien. -dijo y le me las entregó.

—Son lindas, arigato. -dije sonriendo con los ojos, y las guardé.

—¿Y qué te trae por acá? -preguntó.

—Sólo quería caminar un poco. -respondí.

—¿Quieres ir a tomar algo? digo, para platicar un poco. -dijo sonriendo con los ojos.

—Esta bien. -dije de la misma forma.

Fuimos a un tipo bar y nos sentamos en una mesa. En la mesa que estaba al lado, se encontraba Gai-kun con un chico. El chico trae el mismo corte de cabello que él, al igual que la ropa y.... ¿¡Las cejas!?.

Noté que Sukea-kun se puso algo nervioso al notar la presencia de Gai-kun ahí, pero no quise decir nada para no incomodar.

Seguido de eso nos atendieron y pedimos un trago.

—Bueno, ¿Y qué tal te va con tu equipo? -preguntó Sukea-kun para después beber un trago.

—Pues bien, aunque hay muchas cosas que trabajar con los chicos, ellos son muy capaces y mejoran cada día. -respondí y bebí un trago.

—Me alegro que te vaya bien. -dijo sonriendo con los ojos.

—Si, a mi también. -dije y me serví otro trago. — ¿Haces otra cosa además de ser fotógrafo? -pregunté.

—No, sólo me dedico a esto. -respondió.

Estuve un largo rato platicando con Sukea-kun. Se me suvieron los tragos y ni siquiera me di cuenta de que ya era tarde.

—¡Demonios, ya es muy tarde! -dije y reí sin motivo alguno.

—Creo que alguien está ebria. -dijo y soltó una risita.

—¿Quién?, ¿Yo?, No ¿Cómo crees?... Yo estoy en mis 5 sentidos. -dije e hice un mechón de mi cabello a un lado.

—A ver, has el cuatro. -ordenó e hice un cuatro con los dedos. Él sólo rió.

—Ya me tengo que ir ó se hará más tarde. -dije. Me levante, y me senté al instante por el mareo. —Alguien me movió el piso. -dije y reímos.

—Yo te llevo a tu casa. -prepuso.

—Bueno. -asentí y me levanté.

Sukea/Kakashi.

Cargué a Naoto al estilo princesa para llevarla a su casa. Mientras iba caminando ella sólo reía.

—¿Cómo piensas llevarme a mi casa si no sabes donde vivo? -dijo y soltó una risita.

—Es cierto. -dije nervioso.

¿Como la iba a llevar si supuestamente no sé?

—¿En dónde vives? -pregunté.

—En tu kokoro. -dijo y río al igual que yo.— Vivo cerca de la academia ninja. -respondí.

—Bueno, vamos para allá. -dije y continúe hasta dejarla en la puerta de su casa.— Bueno, te dejo, luego los vemos. -dije.

—Sí. Tal vez un día salgamos a dar una vuelta por ahí, como amigos. -dijo y cayó de senton.

—Ten cuidado. -dije y la ayudé a levantarse.

—Arigato Gosaimasu. -dijo y entró. Luego de eso me fui a mi casa.

Naoto.

No sé que pasó, desperté en la entrada de mi casa. Lo ultimo que recuerdo es que estaba platicando con Sukea-kun.

Me levante y me comenzó a dar una gran jaqueca. Baya, creo que se me subieron los tragos. Fui a mi habitación a darme una ducha y cambiarme de ropa. Al terminar me di cuenta de que ya era demasiado tarde.

Sali corriendo de mi casa y me dirigí hacia la oficina del Hokage.

—¡Vaya! ¡Has superado a Kakashi-kun en inpuntualidad! -exclamó.

—Lo siento Lady Hokage. -me disculpé.

—Ya todos se fueron, seguro Kakashi-kun está con los chicos. -dijo. Me despedí y sali.

¡Diablos! llegue demasiado tarde. Me fui corriendo rumbo al campo de entrenamiento, seguro están ahí. Pero antes compraré algo para ir comenindo en el camino, ya que no he comido nada.

Llegué al campo de entrenamiento y por suerte estaban ahí.

—Hoy llego más tarde que Kakashi-sensei. -exclamó Naruto-kun.

—Lo siento, es que me perdí en el sendero de la vida. -dije citando las palabras de Kakashi-kun.

—Bueno, hoy tenemos una misión tipo D, escoltaremos a un señor a su aldea. Lo veremos en la entrada de la aldea en unos minutos. -dijo Kakashi-kun.

—¿Escoltar a alguien es una misión tipo D? -exclamé confundida.

—El señor dijo que el rumbo es muy tranquilo, no hay nada de que preocuparse. -dijo mirándonos.

Sino aparece algún ninja perverso y me mata, lo hará esta maldita resaca.

Fuimos directo a la puerta de la aldea y unos minutos después llegó el señor al que escoltaremos a su aldea.

El Ninja Del Libro Pervertido | [ T E M P. 2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora